Cientos de palestinos abandonan campamento en Cisjordania por demolición israelí

Un importante número de palestinos dejó una parte del campo de refugiados de Tulkarem, en la Cisjordania ocupada, luego de recibir órdenes de demolición por parte de las autoridades israelíes. Este desplazamiento se suma a las decenas de miles de personas que han sido forzadas a abandonar sus hogares debido a la prolongada ofensiva militar en la región.

En la tarde del miércoles, los residentes comenzaron a cargar en vehículos todas sus pertenencias, incluyendo colchones, mantas y artículos del hogar, antes de abandonar rápidamente el lugar, dándole un último vistazo a lo que una vez fue su hogar.

La reciente orden de demolición afecta aproximadamente a 104 edificaciones, lo que deja a mínimo 400 familias enfrentando la inminente falta de vivienda, según informó Faisal Salama, un representante local del campamento.

La Corte Suprema de Israel decidió, por su parte, congelar de manera temporal las demoliciones luego de recibir una solicitud de Adalah, una organización de derechos humanos palestina que opera en Israel.

Se le otorgó al ejército un plazo hasta el 2 de septiembre para responder a la solicitud. Sin embargo, hasta la noche del jueves, ninguno de los desplazados había regresado a sus hogares, mientras que el ejército israelí se negó a comentar sobre la orden de demolición.

Este éxodo es el más reciente de una serie de desalojos que han ocurrido como resultado de las operaciones militares de Israel, las cuales tienen como objetivo eliminar la presencia de extremistas en los campos de refugiados de Cisjordania, especialmente tras el ataque de Hamás el 7 de octubre de 2023, que inició la guerra en Gaza. A lo largo del año, se ha producido un desplazamiento masivo de palestinos, constituyendo la mayor ola de desplazados desde que Israel tomó el control del territorio tras la Guerra de los Seis Días en 1967.

El ejército israelí justificó las demoliciones argumentando que estas se llevan a cabo en áreas con “alto nivel de terrorismo”. Aseguraron que la decisión fue tomada por “necesidad operativa” con el propósito de facilitar la libre operación y movilidad de sus fuerzas en la región, considerando antes otras alternativas.

Las incursiones de las fuerzas israelíes han dejado en gran parte desolados varios campos de refugiados urbanos en el noroeste de Cisjordania, como es el caso de Tulkarem y el cercano Nur Shams. La postura del ejército israelí es que las operaciones se extenderán en algunos campamentos por un período aproximado de un año.

Con los recientes informes de demolición, se estima que un total de 1,000 familias han sido desplazadas. Faisal Salama cuestionó: “¿Dónde vivirán estas familias? ¿A dónde irán? Su futuro es incierto y desconocido.”

Subhi Hamdan, de 65 años, expresó su angustia al relatar que solo se le otorgó un día para abandonar su hogar. Se mostró preocupado por su incapacidad de costear un nuevo apartamento, a pesar de haber solicitado ayuda a la Autoridad Palestina, la cual actualmente tiene limitaciones financieras. “Hasta el momento no hemos recibido nada en absoluto”, añadió. “¿A dónde podemos ir?”

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