Hijos de Buenos Aires
20/05/2023 | 13:36Redacción Cadena 3
Tal vez Buenos Aires intimida por su tamaño o porque encierra en su extendida geografía todos los símbolos del poder que cualquier argentino reconoce, desde la sede del gobierno actual hasta el Cabildo que alojó a la Primera Junta.
Eso explica cierto inocultable sentimiento de inferioridad provinciano que han explotado talentosos dramaturgos, guionistas pueriles y humoristas de los buenos y de los otros.
No hace falta repasar los enfrentamientos entre unitarios y federales para explorar los orígenes de una tensión latente que, estimulada por la política o el deporte, suele aparecer con una inusitada virulencia.
El último provinciano que se anotó con una crítica hacia los porteños fue el sanjuanino Sergio Uñac, un día después de que la Corte frenara la elección que, según todas las encuestas, iba a consagrarlo por otro período en la gobernación.
"La capital- describió- es una mole de cemento y (los porteños) sólo cobran impuestos".
Aseguró también que "hay un desprecio manifiesto" de los capitalinos hacia el interior y que particularmente a los de su provincia, los consideran "un apéndice de Chile".
Poco importa que su enojo haya sido desatado por juristas que son -excepto uno- tan provincianos como él. Lo real es que la Corte se percibe como expresión del poder porteño.
El formoseño Gildo Insfrán calificó a los habitantes de Buenos Aires de "reverendos hijos de su madre" aunque veinticuatro horas más tardes le tuvo que bajar el precio al conato de insulto y lo redujo sólo "a los oligarcas".
Pero cuando los pronunciamientos vienen de gobernadores o funcionarios oficialistas de inmediato se sugiere que las suyas son típicas expresiones de señores feudales y la discusión abandona el resbaladizo territorio de provincianos versus capitalinos para centrarse en la dinámica más aceptada del peronismo -antiperonismo.
El problema es cuando la pelea se libra en otro escenario, o mejor, con otra clase de contendientes. Fito Páez transita por estos días una etapa privilegiada de su relación con sus seguidores de todo el país -porteños incluidos- gracias a la serie que repasa los años dorados del rock nacional, pero hace unos años declaró que le daba asco “la mitad de Buenos Aires”. Y casi lo cancelan de por vida.
Fue cuando el rocker atravesaba una etapa marcadamente nac and pop y a los habitantes de la metrópolis que se levanta junto al Riachuelo se les ocurrió votar por Mauricio Macri en lugar de Daniel Filmus, candidato este último que ilusionaba al rosarino.
“Fue un momento de calentura” diría una década más tarde, pero esa vez trató a los capitalinos de “gente con ideas para pocos. Gente egoísta. Gente sin swing” .
Pero la sangre nunca llega al río. Es mejor entender que las chispas de los sablazos entre provincianos y capitalinos tienen una cuota de ignorancia y otra de deslumbramiento y en general, no pasan de ser fintas de un combate que nunca se concreta
Al fin, entre las mejores páginas que le han dedicado a esa ciudad que el país en ocasiones padece pero siempre admira, está la del cordobés Leopoldo Lugones.
Desde la pequeña y agreste Villa de María del Río Seco, en el interior del interior, le escribió a Buenos Aires un interminable elogio en verso.
“Arca fuerte de nuestra esperanza./Fuste insigne de nuestro derecho./Como el bronce leal sobre el pecho/Asegura al país tu honra fiel./La genial Libertad, en tu cielo/Fino manto a la patria blasona,/Y eres tú quien le porta en corona/El decoro natal del laurel”.
Pero como lo cortés no quita lo valiente, ni el reconocimiento poético puede ignorar las diferencias que existen desde el nacimiento de la Patria, en las canchas de tierra adentro seguirá atronando el viejo hit “porteños, hijos de p…/la p… que los parió” cada vez que asome por la boca del túnel un equipo de Buenos Aires y en un espacio simbólico se pueda librar una pelea vieja como la Nación.





