La Argentina posible frente al desafío pendiente: la pobreza infantil
El 45,4% de los niños en Argentina vive en pobreza monetaria. La educación se presenta como la clave para romper el ciclo de desigualdad y pobreza infantil en el país.
09/12/2025 | 14:42Redacción Cadena 3
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La Argentina Posible
El problema de la pobreza infantil es una herida abierta en la Argentina de 2025. En La Argentina Posible, el Dr. Enrique Orschanski lo puso en números sin rodeos: el 45,4% de los niños y niñas de hasta 14 años vive en situación de pobreza monetaria, según los últimos datos del INDEC.
Si queremos una Argentina posible, tenemos que enfrentar este trauma, porque aun en un contexto de caída de la pobreza total, la desigualdad sigue enquistada, especialmente para quienes nacen en hogares vulnerables.
Orschanski detalló cuáles son los entornos donde más se profundiza el problema: familias con jefes de hogar con baja educación formal, empleo informal, barrios populares y hogares monoparentales encabezados por mujeres.
Un mundo cada vez más desigual
El mundo atraviesa una emergencia de desigualdad, según el reciente informe encargado por el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa durante su presidencia del G-20.
El estudio es contundente: entre 2000 y 2024, el 1% más rico del planeta se quedó con el 41% de la nueva riqueza generada, mientras que al 50% más pobre sólo le llegó el 1%. Lo avala el World Inequality Lab, un centro de investigación de referencia mundial. Para los especialistas, el siglo XXI está en camino de convertirse “en el siglo de la desigualdad”.
¿Qué significa realmente “ser pobre”?
El Dr. Orschanski propuso ampliar la mirada sobre el concepto de pobreza. No se trata sólo de medir ingresos, sino de necesidades básicas insatisfechas: vivienda digna, agua potable, identidad legal y simbólica, alimentación adecuada, salud integral, protección frente al clima, educación.
Y aquí planteó una idea que generó un intercambio profundo: los “pobres ricos”. Niños y jóvenes con recursos económicos, alimentación suficiente y comodidades, pero sin educación, desbordados por estímulos digitales que sustituyen la lectura por pantallas y el pensamiento crítico por la lógica de los “me gusta”.
“Sin ideas propias, sin lectoescritura, sin mundo interior”, sintetizó.
La conclusión de Orschanski fue contundente: la historia demuestra que la educación formal es el único camino probado para salir de la pobreza.
Córdoba y un pasado que dialoga con el presente
Para ilustrarlo, el médico retomó un fragmento de Infancias cordobesas (Ed. Recovecos, 2021), que describe una Córdoba de principios del siglo XX donde la pobreza alcanzaba al 80% de la población.
En aquel tiempo, la niñez trabajaba desde los seis o siete años, sin esperanza de otro destino. La promulgación de la Ley de Educación Nacional de 1884 y su impacto a partir de la década de 1920 permitió revertir ese destino y poblar las aulas de niños que, hasta entonces, estaban condenados a la servidumbre.
El escritor Arturo Capdevilla lo retrató en una postal inolvidable: la escuela como puerta de entrada a otro mundo, pizarra en mano, lápiz en el bolsillo y cuentos ejemplares que abrían la imaginación.
Del desafío argentino al espejo internacional
En España, donde una de cada tres niñas y niños está en riesgo de pobreza o exclusión social, funciona la Red Música Social, apoyada por el Alto Comisionado contra la Pobreza, que promueve la práctica musical colectiva como herramienta de inclusión. Más de dos millones de chicos viven por debajo del umbral de pobreza y 700 mil en pobreza severa.
La pobreza infantil, allí también, funciona como un círculo que se hereda y condiciona de por vida.





