Empezaron sin un peso y con mercadería prestada: hoy tienen su distribuidora
Ana María Picca e Iván Hernández son un ejemplo de esfuerzo y perseverancia en Argentina. Con su negocio apoyan a productores locales y su historia es una muestra de compromiso constante.
09/06/2025 | 15:14Redacción Cadena 3
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La Argentina Posible
En La Argentina Posible las historias de esfuerzo, esperanza y trabajo constante no se buscan: llegan. Así fue como Ana María Picca e Iván Hernández se convirtieron, casi sin proponérselo, en un nuevo ejemplo de que hay otra Argentina que también existe. No es perfecta ni fácil, pero es posible. La construyen, todos los días, miles de personas como ellos.
Se conocieron estudiando en Córdoba, se enamoraron, formaron una familia y vivieron allí varios años. Luego, decidieron volver a La Pampa, la provincia natal de Iván, con sus dos hijos —cordobeses, claro—, y apostar por un proyecto propio: una distribuidora de alimentos. Hoy, doce años después, siguen eligiendo ese camino.
“Empezamos sin un peso, con seis u ocho cajas y una camioneta prestada. Mi suegro nos compró las primeras cajas, y un exjefe me prestó el vehículo. Salimos con mi papá a recorrer los negocios. Él manejaba y yo vendía”, recuerda Iván con emoción. Todo comenzó con un empujón de Ana, que lo animó a lanzarse cuando una de las empresas para las que trabajaba quebró.
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Lo que comenzó con una pequeña red de apoyo familiar y algunos productos, hoy es una distribuidora consolidada que apuesta por algo más que rentabilidad: “El 70% de los productos que traemos son de Córdoba. Elegimos productos de pequeños productores, de muy alta calidad, que muchas veces no son tan conocidos. También trabajamos con otras provincias como Buenos Aires, Neuquén, Bahía Blanca… pero lo nuestro tiene alma cordobesa”, explica.
La historia de Ana e Iván es la de muchos emprendedores argentinos que eligen seguir adelante, a pesar de las dificultades. “Siempre decimos que somos profesionales pero hijos de secos —bromea Iván—. Cada cosa que emprendemos necesita ayuda, porque no tenemos espalda financiera. Todo lo hacemos a pulmón, con esfuerzo y con gente que nos apoya”.
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Eligieron no depender de nadie más que de su convicción. “Podríamos haber bajado los brazos muchas veces. Una vez, un mes antes de casarnos, la fábrica donde trabajaba cerró de un día para el otro. Pero igual nos casamos, tuvimos la mejor luna de miel y seguimos adelante. Siempre buscamos cómo resolver lo que se nos presenta. Cada obstáculo fue una oportunidad de salir mejor.”
Ana e Iván son una muestra clara de que hay otra Argentina, la que se levanta temprano, se reinventa, arriesga y apuesta al trabajo propio. Una Argentina que no sale todos los días en los titulares, pero que existe, respira, produce y sueña. “Decidimos y elegimos todos los días este camino. No es fácil, pero es nuestro”, concluyen.
Entrevista de Fernando Genesir