Enrique Piñeyro, sobre sus múltiples vocaciones: “Lo que más me gusta es volar”
El médico, actor, director de cine, chef, piloto de avión y protagonista de misiones humanitarias habló con Cadena 3 sobre sus variados intereses. “Me dan mucha curiosidad todos los quehaceres humanos”, resumió.
28/05/2025 | 20:45Redacción Cadena 3
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La Argentina Hoy
Enrique Piñeyro no es fácil de encasillar. Médico, piloto, actor, director de cine, chef y protagonista de misiones humanitarias, su vida parece un mosaico de pasiones que se entrelazan con una curiosidad insaciable por los "quehaceres humanos". En una entrevista con el ciclo "La Argentina, hoy" de Cadena 3, este argentino multifacético compartió este miércoles cómo ha logrado abrazar tantas vocaciones y cómo cada una refleja su forma de entender el mundo.
Piñeyro estudió medicina y ejerció durante cinco años, pero su fascinación por los aviones comenzó mucho antes, cuando era un niño en Vicente López. Allí, tumbado en el pasto, observaba que pasaban por el "localizador" de la pista 1-3 del aeropuerto de San Fernando. "Me sabía todo de aviones. A los tres años, discutía con los grandes en la terraza de Saisa porque decían que era un 707 y yo sabía que era un DC8", recordó con una mezcla de orgullo y picardía. Su precisión para identificar un Panagra DC8 por sus colores verde y amarillo a cinco millas de distancia es sólo una muestra de su obsesión infantil que lo llevó a convertirse en piloto.
Sin embargo, su carrera como piloto no estuvo exenta de controversias. Dos años antes del trágico accidente de LAPA en 1999, Piñeyro comenzó a alertar sobre las fallas de seguridad en la aerolínea. "Escribí reportes virulentos sobre la falta de mantenimiento y preparación", aseguró. Dos meses antes del accidente, renunció, dejando por escrito y con pruebas todas sus denuncias.
La tragedia, que enlutó a Córdoba y al país, fue para él una confirmación dolorosa de lo que había advertido. "Ese accidente no me hubiera pasado a mí. Una alarma de configuración en el despegue te congela la sangre. No hay forma de que yo hubiera seguido con esa alarma sonando", sentenció.
Su activismo no terminó ahí. En 2006, con el documental "Fuerza Aérea S.A.", expuso las deficiencias en el control aéreo militar en Argentina. El impacto fue tal que, al día siguiente del estreno, el Gobierno anunció la creación de la Autoridad Nacional de Aviación Civil (ANAC), un cambio estructural que mejoró la seguridad aérea en el país.
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Del cielo a los fogones
Además de su pasión por volar, Piñeyro ha conquistado el mundo culinario. Dueño de uno de los restaurantes más reconocidos de Argentina, su amor por la cocina nació en una infancia marcada por la escasez de sabores. "En mi casa, no se usaba ajo, cebolla ni especias. Mi abuela no sabía para qué servían las hornallas", contó, entre risas.
A los cinco años, preparó su primer huevo frito, un acto de alquimia que lo marcó para siempre. Hoy, su restaurante no sólo ofrece una carta que celebra los ingredientes argentinos -desde pescado de río, hasta cordero patagónico-, sino que también refleja su filosofía de democratizar la gastronomía: "Si un pibe de 18 años quiere una cerveza y una empanada de surubí, está todo bien. Y si el de al lado pide un vino Chateau Margaux, también se lo damos".
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Misiones humanitarias y el teatro como catarsis
Piñeyro no sólo vuela para ganarse la vida. Con su avión transoceánico, ha realizado misiones humanitarias en lugares como Ucrania, Níger, Mozambique y Sudán, transportando toneladas de ayuda para la Cruz Roja o rescatando refugiados. "La semana pasada estuvimos en Sudán, doce horas antes de un bombardeo", relató. En Gaza, sin embargo, se topó con la frustración de pasos humanitarios cerrados, una situación que describió como "una deshumanización atroz".
En paralelo, su faceta artística lo lleva a los escenarios. Actualmente de gira en Córdoba, combina humor y experiencia para desmitificar el miedo a volar. "En 2017, de 4.000 millones de pasajeros, no murió nadie en un jet de línea. Ese mismo año, 256 personas murieron cazando pokemones. ¿Por qué le tenemos miedo a los aviones?", bromeó, comparando el riesgo de volar con el de cruzar la calle.
Un alma curiosa sin límites
Cuando se le pregunta qué es lo que más ama, Piñeyro no dudó: "Volar". Pero su curiosidad no tiene fin. Recomendó tres libros que reflejan su espíritu inquieto: "La guerra y la paz", de León Tolstói, por su retrato del alma humana; "La revolución de una brizna de paja", de Masanobu Fukuoka, una metáfora de vida sostenible; y "Zen en el arte del tiro con arco", de Eugen Herrigel, una lección sobre concentración y equilibrio.
Enrique Piñeyro es un hombre que no solo vive muchas vidas, sino que las vive intensamente, siempre guiado por la curiosidad y un deseo de transformar el mundo, ya sea desde el cielo, la cocina o el escenario.
Entrevista de Sergio Suppo.