Peligro: "monje negro" detrás del poder
25/04/2025 | 17:36Redacción Cadena 3

Javier Milei lo admitió sin rodeos: su asesor Santiago Caputo tiene más poder que el jefe de Gabinete.
Esta confesión revela una verdad inquietante sobre el gobierno libertario: el verdadero poder no siempre está en los cargos formales, sino en las sombras, donde figuras como Caputo operan sin rendir cuentas.
Este poder no formal es un riesgo para la democracia, y sus peligros son claros.
Caputo, un "monotributista" contratado como consultor, influye en decisiones clave —desde la SIDE hasta el sector energético— sin estar sujeto a la Ley de Ética Pública ni a controles institucionales.
No presenta declaraciones juradas, no es auditado por la Oficina Anticorrupción y, si sus decisiones fracasan, no enfrenta consecuencias.
La fallida licitación energética, criticada por Mauricio Macri, es un ejemplo: el daño queda, pero el responsable se desvanece.
Esta dinámica erosiona la institucionalidad.
El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, queda relegado frente a un asesor que, según reportes, es consultado por ministros como Luis Caputo o Patricia Bullrich.
El "triángulo de hierro" —Milei, su hermana Karina y Caputo— concentra el poder, generando tensiones internas y una percepción de opacidad.
¿Quién responde cuando las cosas salen mal?
Nadie señala a Caputo, pero todos pagan el costo.
La opacidad también abre la puerta a conflictos de interés.
Sin obligación de transparentar su patrimonio o vínculos, Caputo maneja información sensible en áreas como privatizaciones o inteligencia.
Su rol en la pauta de YPF o en la designación de equipos en ENARSA levanta sospechas: ¿a quién beneficia realmente su influencia?
Políticamente, Caputo es un lastre.
Su enfrentamiento con Facundo Manes, que derivó en una denuncia por amenazas, y las críticas de aliados como Macri muestran que su poder genera fricciones.
En un año electoral, la imagen de un Milei manejado por un "monje negro" puede costarle caro al oficialismo.
El gobierno de Milei debe entender que el poder sin responsabilidad es una receta para el caos.
Formalizar el rol de Caputo, sometiéndolo a controles, sería un primer paso.
Pero mientras el poder real siga en las sombras, la transparencia y la confianza seguirán siendo las grandes ausentes. La democracia no puede permitirse estos juegos de tronos.