CFK o la verdad que no tiene remedio
26/05/2025 | 17:59Redacción Cadena 3
Reapareció Cristina Fernández de Kirchner.
Ella, figura central del kirchnerismo y presidenta del peronismo, se subió a un escenario público con un discurso que busca captar la atención y reposicionarla como referente de la oposición.
Sin embargo, sus palabras chocan con un obstáculo difícil de sortear: la memoria colectiva sobre su gestión y la de su entorno político.
¿Cómo creerle cuando muchas de sus promesas actuales contradicen las acciones de los gobiernos en los que tuvo un rol protagónico?
Durante sus presidencias (2007-2015) y la de su marido, Néstor, que son las únicas que reconoce, y luego la influencia en el gobierno de Alberto Fernández, el kirchnerismo se caracterizó por políticas que, según sus críticos, profundizaron la inflación, debilitaron las instituciones y polarizaron a la sociedad.
Mientras Cristina hoy critica la desigualdad y aboga por el bienestar social, los datos muestran que, bajo su liderazgo, la pobreza creció, la economía se estancó y casos de corrupción como los de "los cuadernos" o el enriquecimiento de funcionarios cercanos erosionaron la confianza pública.
Resumen de la gestión de Cristina Kirchner
• Inflación: Oficialmente ~7-10% anual (INDEC, cuestionado); estimaciones privadas ~20-25% anual, con un pico de 23.9% en 2014.
• Pobreza: ~25% en 2007, aumentando a ~29-30% en 2015 (UCA); datos oficiales del INDEC no disponibles para los últimos años.
Resumen de la gestión de Alberto Fernández 2019-2023)
• Inflación: De 53.8% en 2019 a 211.4% en 2023 (INDEC), con un promedio anual superior al 80%.
• Pobreza: De 35.5% en 2019 a 41.7% en 2023 (INDEC); estimaciones de UCA sugieren hasta 44.7%.
Ni qué hablar de la corrupción.
Según información actualizada hasta mayo de 2025, se mencionan al menos 26 causas abiertas y 27 concluidas, de acuerdo con el Centro de Información Judicial.
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Además, su defensa de la transparencia choca con el historial de ataques a la prensa y la justicia independiente durante su gestión.
Las promesas de un país inclusivo se diluyen frente al recuerdo de políticas clientelistas y una economía que, según el Banco Mundial, creció a tasas mediocres comparadas con otros países de la región.
Creerle a Cristina requiere olvidar o reinterpretar este pasado.
Su carisma y habilidad para conectar con sectores populares son innegables, pero la coherencia entre sus dichos actuales y los hechos de ayer es frágil.
La política no se construye solo con palabras, sino con resultados, y los suyos invitan a la desconfianza.
En un país agotado por promesas incumplidas, la pregunta no es solo si Cristina miente o cuando menos nos vende una historia lejos de la verdad, sino si sus seguidores están dispuestos a mirar más allá del relato.




