Llaryora, ni se te ocurra pedirnos un aumento
Por Adrián Simioni.
28/04/2022 | 15:02Redacción Cadena 3
La política argentina ha resistido hasta ahora cualquier reforma de las rígidas leyes laborales. Sobreviven convenios laborales vetustos que pretenden regular hasta los detalles mínimos de cualquier puesto. Uno de los mitos mal curados que sobreviven es, por ejemplo, que todo el mundo debe cobrar lo mismo, algo que tira para abajo la productividad y que por eso ha perdido relevancia en el mundo.
Pero esas rigideces no están vigentes para los propios políticos, donde el mercado laboral está más que desregulado, por suerte. Lo deja en claro un informe de Perfil sobre cuánto ganan los intendentes del conurbano bonaerense. Aunque todos gobiernan partidos parecidos, el sueldo más alto quintuplica al menor. En la punta está el intendente de Tigre, Julio Zamora, que cada mes cobra, en bruto, 1,6 millones de pesos, equivalente a 22 salarios mínimos. Zamora se defiende y dice que ese elevado salario existe desde que Sergio Massa era gobernaba Tigre. En el fondo de la tabla está Lucas Ghi, intendente de Morón, el del cartelito que alienta a consumir cocaína de a poquito, que cobra un bruto de 300 mil pesos.
Además de la dispersión de los salarios, Perfil destaca la falta de transparencia, porque algunos intendentes cobran gastos de representación y otros no. Y porque algunos municipios publican los datos y otros ni siquiera los dan cuando se los piden.
¿Por casa cómo andamos? No tan mal. El intendente de Córdoba, Martín Llaryora, cobra, de bolsillo, 251.909 pesos, una cifra modesta mucho más parecida a los 200 mil de bolsillo de Ghi que a los casi 800 mil de bolsillo de Zamora. Ni uno de los tres cobra gastos de representación.
Pero, claro, no vas a comparar las ciudades. Por un lado, Llaryora le cuesta a cada vecino 19 centavos al mes, tomando el sueldo neto. En cambio Zamora le cuesta a cada tigrense $2,10 al mes, 10 veces más.
Por el otro, Zamora gobierna uno de los municipios más ricos del país, donde desbordan los ricos de la Capital Federal y que encima participa del festival de subsidios nacionales que la Nación vuelca al conurbano. Los cordobeses no tenemos esos lujos. Así que, Llaryora, ni se le ocurra pedirnos un aumento.




