Apenas 900 personas aún hablan el idioma sanna en Chipre; los maronitas luchan por su rescate
Con solo 900 hablantes, el idioma sanna se encuentra en peligro crítico. Los maronitas de Chipre, respaldados por el gobierno y la UE, implementan medidas para su preservación.
24/05/2025 | 16:28Redacción Cadena 3
Kormakitis, Chipre (AP) — La historia del idioma sanna se narra con nostalgia mientras Iosif Skordis, de 97 años, y sus amigos de la aldea lo hablan, una lengua en peligro de extinción que tiene raíces en la lengua de Jesucristo. Skordis es uno de los escasos 900 hablantes de árabe maronita chipriota, conocido como sanna. En la actualidad, su aldea, Kormakitis, es el último bastión de un idioma que antes era hablado por miles.
Esta lengua, derivada del árabe sirio y con influencias griegas, ha sido transmitida de generación en generación en esta comunidad chipriota. Hace menos de 20 años, no existía material escrito en sanna, ni siquiera un alfabeto, ya que las familias la enseñaban verbalmente. En la actualidad, son pocas las personas capacitadas para enseñarla.
Los expertos en lenguas minoritarias del Consejo de Europa advierten que el sanna enfrenta un grave riesgo de desaparición. De acuerdo con estimaciones de Naciones Unidas, muere una lengua indígena cada dos semanas, lo que desgarra el conocimiento cultural de la humanidad.
A pesar de ello, la comunidad maronita de Chipre, compuesta por 7,500 personas, ha comenzado a actuar. Con apoyo del gobierno chipriota y la Unión Europea, han desarrollado escuelas, creado un alfabeto para el sanna y han iniciado clases para mantener su lengua viva.
“El sanna es, sin lugar a dudas, uno de los pilares de nuestra identidad cultural”, afirma Yiannakis Moussas, representante maronita en el Parlamento. En la cafetería Kormakitis, adornada con trofeos de fútbol, destaca que el idioma es un legado que une su historia. “Desde hace siglos hablamos un tipo de árabe, demostrando nuestra descendencia de Siria y Líbano”.
Raíces en Siria y Líbano
El idioma llegó a Chipre con cristianos árabes que huyeron de la persecución en lo que hoy son Siria, Líbano e Israel desde el siglo VIII. El sanna, una lengua semítica, contiene vestigios del arameo, además de influencias del griego por la interacción con hablantes griegos en la isla.
Marilena Kariolemou, profesora de lingüística de la Universidad de Chipre, lidera los esfuerzos de revitalización del sanna, que cuenta con vocales que reflejan tanto el griego como el arameo, incluyendo una sintaxis inspirada en el griego.
Los efectos de una invasión turca
La comunidad maronita estuvo concentrada en cuatro aldeas hasta la invasión turca de 1974, que dividió Chipre. Tras el conflicto, muchos maronitas se dispersaron, poniendo en peligro su lengua y cultura. Moussas menciona que después de 1974, los maronitas fueron forzados a integrarse con la población de habla griega, lo que incrementó los matrimonios mixtos y disminuyó el uso del sanna.
Una esperanza de resurgimiento
Kormakitis se ha convertido en el centro de enseñanza del árabe chipriota maronita, con hablantes nativos que intentan salvar la lengua. La adhesión de Chipre a la UE en 2004 también proporcionó recursos para el idioma. Con nuevas iniciativas educativas y la creación de un alfabeto, se espera revitalizar el sanna entre las nuevas generaciones.
Sin embargo, para asegurar el futuro del idioma, es esencial que las familias jóvenes regresen a Kormakitis, donde pueden enseñar el sanna en la nueva escuela, construida con fondos de la UE. Los líderes comunitarios están trabajando en incentivos para atraer a nuevos residentes. “Mantener viva nuestra lengua para las futuras generaciones es el mayor anhelo”, concluyó Zonias, el certificado hablante nativo de sanna.
[Fuente: AP]