Una máquina de gastar atrapada en el cuerpo de una ministra
07/12/2021 | 11:44Redacción Cadena 3
Como todo el mundo sabe, en Washington se está realizando hoy la segunda jornada de negociaciones entre técnicos del Fondo Monetario Internacional y técnicos de Alberto Fernández para definir cómo hará el gobierno para poner en orden sus cuentas y terminar con el eterno déficit, a cambio de que el FMI le renueve sus préstamos.
Ponele que de ayer a hoy hubieran avanzado mucho en ese acuerdo y de golpe, hoy, los técnicos del Fondo se encuentran con el tuit que hace un rato publicó la ministra de la Mujer, Elizabeth Gómez Alcorta.
La funcionaria salió a publicitar, con orgullo y como si se tratara de una epopeya, que en lo que va del año ya gastó mucho más de lo que le permitió el Congreso. Según Gómez Alcorta, lleva gastados 12.500 millones de pesos, no sabemos bien en qué. La propia ministra deja expuesto que los presupuestos argentinos son un dibujo, al contar que este año al suyo lo modificaron tres veces. Eso ya debería encender una luz roja para el FMI.
Pero eso no es lo peor. La funcionaria confiesa que el presupuesto original casi se triplicó. Aumentó de enero a noviembre 183%, más del triple que la inflación. Gómez Alcorta es una máquina de gastar atrapada en el cuerpo de una ministra.
Si vieron el tuit, los técnicos del Fondo les deben haber preguntado a los argentinos: “che, ¿para qué nos tomamos el trabajo de hacer un presupuesto? ¿quiénes son los inútiles que los hacen?”
Es que es evidente que no tenemos el menor interés en cumplir ninguna pauta y que somos incapaces de presupuestar nada si le erramos incluso por el triple que la inflación.
Pero las preguntas que nos deja Gómez Alcorta, en realidad, no son para el Fondo, sino para nosotros:¿Qué mejoró con el revoleo de dinero público de Gómez Alcorta, como no sean los ingresos de ella, los de sus acomodados y ñoquis y los votos que compran con este desparpajo fiscal? ¿Bajaron los femicidios? ¿Se discrimina menos por razones de género y orientación sexual? Y si hubiera una mejora, ¿es por las chequeras que Gómez Alcorta firma sin parar? ¿O es por otra razón?
Sobre todo, Gómez Alcorta nos deja una pregunta de fondo: ¿desde cuándo es virtud gastar una fortuna pública tras otra, al tuntún, sin siquiera tener metas que cumplir? Gómez Alcorta habla con la impunidad y el desdén de los que ya no distinguen el bien del mal, por lo menos en cuanto al cuidado las cosas públicas. Así, con esa desidia, se queman tus impuestos.




