Arman en Tierra del Fuego, pero compran en Magallanes
Los propios fueguinos, cuando pueden, prefieren comprar sus electrónicos en Chile.
23/05/2025 | 10:59Redacción Cadena 3

El conflicto en Tierra del Fuego por la reducción de aranceles a la importación de celulares enciende una vez más las alarmas en la provincia. La movilización masiva del pasado miércoles estuvo acompañada por un paro general de gremios solidarizados con la UOM de Río Grande y las fábricas electrónicas de Ushuaia.
Este no es un tema menor: en Tierra del Fuego, la industria electrónica es un pilar económico clave. Sin embargo, detrás de las protestas y las tensiones, emerge una paradoja sobre la sostenibilidad del régimen industrial fueguino, vigente desde hace más de medio siglo.
El régimen de promoción industrial de Tierra del Fuego, creado en los años '70 con el objetivo de poblar la región, cumplió parcialmente su propósito: hoy la provincia cuenta con unos 190.000 habitantes. Sin embargo, su diseño económico, pensado para una época y un contexto muy diferentes, muestra fisuras cada vez más evidentes.
La reciente decisión del Gobierno de bajar aranceles a la importación de celulares, sin tocar el núcleo del régimen, exacerbó las tensiones, pero también puso en evidencia una realidad incómoda: incluso los propios fueguinos, cuando pueden, prefieren comprar sus electrónicos en Chile, específicamente en la zona franca de Punta Arenas, donde los precios son significativamente más bajos.
La magnitud de este fenómeno es asombrosa. En un solo fin de semana, hasta 10.000 fueguinos —más del 5% de la población de la provincia— cruzan la frontera para aprovechar los precios en Chile, donde celulares, televisores, consolas y hasta ropa pueden costar la mitad o incluso un tercio de lo que se paga en Tierra del Fuego.
Esto equivale, proporcionalmente, a que 150.000 cordobeses se trasladaran a Santa Fe en un fin de semana. La aduana colapsa, los cálculos sobre impuestos, tipo de cambio y costos de traslado son parte del folclore local. ¿Cómo es posible que, en una provincia diseñada para producir y vender electrónicos, resulte más conveniente adquirirlos al otro lado de la frontera?
La comparación con la región chilena de Magallanes, que tiene una población similar pero sin un régimen de promoción industrial como el fueguino, es reveladora.
Magallanes diversificó su economía con industrias como la salmonicultura, la energética y los servicios, atrayendo incluso a trabajadores fueguinos que buscan mejores oportunidades.
Mientras tanto, en Tierra del Fuego, el régimen sigue intacto, con beneficios fiscales extraordinarios: las empresas electrónicas no pagan IVA, ganancias ni tasas estadísticas, y ahora cuentan con un régimen simplificado que les permite vender en el resto del país sin estos impuestos. Sin embargo, estas ventajas no lograron hacer competitiva a la industria local frente a los precios de importación o los mercados vecinos.
El régimen fueguino, prorrogado hasta 2038 por el gobierno de Alberto Fernández, parece anclado en una lógica económica que ya no se sostiene. No se trata de desconocer el impacto social que cualquier cambio podría tener en los trabajadores y las comunidades de Río Grande y Ushuaia, pero ignorar la irracionalidad del sistema actual es insostenible.
La solución no pasa por parches como la reducción de aranceles, que solo agudizan el conflicto sin abordar el problema de fondo. Es necesario un debate serio sobre cómo transitar hacia un modelo económico más diversificado y competitivo, que preserve los empleos y el desarrollo de la provincia sin depender de subsidios y exenciones que, paradójicamente, no benefician ni al consumidor local ni al resto del país.