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Empezó a correr a los 72, cruzó los Andes 5 veces y a los 90 vive con plenitud

Elisa Sampietro Forti, compartió su historia de vida, desde su infancia en Italia hasta convertirse en una apasionada corredora en Argentina, inspirando a sus nietos y desafiando sus propios límites.

09/05/2025 | 14:31Redacción Cadena 3

FOTO: Elisa Sampietro Forti

  1. Audio. Empezó a correr a los 72, cruzó los Andes 5 veces y a los 90 vive con plenitud

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"No hay ninguna historia, es la vida que te va llevando", dice con voz serena Elisa Sampietro Forti, como si recorrer medio planeta, cruzar cinco veces los Andes y contagiar a hijos y nietos con su pasión por correr no fuera una historia que valiera la pena contar.

Elisa tiene 90 años. Nació en el norte de Italia y llegó a la Argentina cuando tenía 14, escapando de los aviones de guerra que bombardeaban su aldea en la ruta Milán-Como.

"Tirabas la bici en el pasto, te escondías, pasaban los aviones y volvías a subirte para ir al colegio", recuerda con una naturalidad que estremece. La guerra era el ruido de fondo de su infancia. Pero el país que la adoptó le ofreció una segunda vida: "La Argentina es hermosa. Hay lugar y trabajo para todos. Me da lástima que no la sepamos cuidar", dice.

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Empezar a los 72

La historia de Elisa cambia décadas después. A los 72 años, ya abuela, se sumó por casualidad a un grupo de corredores en Tandil. No recuerda bien por qué. Pero fue. Y ya no paró.

"Estar en la naturaleza, sin depender de nadie… dejé todo y empecé a correr", afirmó.  Así, sin más,  participó en decenas de carreras. Cruzó cinco veces los Andes en desafíos de 30 kilómetros diarios. Fue la protagonista de un documental. Y hasta volvió al Lago di Como, donde nació, para correr junto a su familia.

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FOTO: Elisa Sampietro Forti, la abuela que inspira a los jóvenes runner

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"Lo más lindo es ir trepando la montaña, darte vuelta y ver todo ese valle que dejaste abajo. Eso es correr", reflexiona.

Y agrega: "El cruce es hermoso, más allá de la carrera en sí. Es una experiencia social increíble, conocés a mucha gente", dice Elisa sobre su experiencia en las montañas.

Correr como libertad

Hoy ya no corre. Una caída reciente se lo impide. Pero sigue caminando. Y no lo hace por entrenamiento, dice, sino para “lavarse el cerebro”.

No tiene una dieta estricta. Desayuna tostadas con queso y miel. Almuerza carne o pescado con verduras. A la noche, siempre huevo.

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FOTO: Elisa Sampietro Forti, la abuela que inspira a los jóvenes runner

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"Vivo agradecida. Le doy las gracias al ángel que me ayuda a sopesar los problemas. No me paro frente a ellos, los paso", agrega.

Cuando sus nietos vieron su entusiasmo, comenzaron a seguirla. Algunos se sumaron a las carreras. La acompañaron al cruce de los Andes. La siguieron hasta Italia.

"Cuando fui a Italia a correr los 25 kilómetros en el Lago de Como, me acompañaron mis nietos. Me siguen siempre, aunque sé que me consideran algo cabezadura. Cuando pongo algo en la cabeza, no me lo quitan", revela, con la determinación que la ha caracterizado siempre.

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Una vida lúcida

Elisa habla con una lucidez que sorprende.  Hoy por hoy, uno de los mayores desafíos de la neurología es justamente eso: la lucidez. Y esa carrera la ha ganado con creces, a lo que Elisa responde: "La verdad que tuve mucha suerte". "No ser libre, no poder pensar por uno mismo, sería un castigo enorme. Espero seguir manejándome sola", anhela.

"Cuando llego a la meta, no me importa si fui la primera o la última. Lo que importa es haber llegado, haber superado mis propios miedos. Cada día, al enfrentarme a un desafío, siento que lo supero y sigo adelante", agrega Elisa con una humildad que conmueve a todos los que la escuchan.

Y deja una frase para grabar: "Aprendan a vivir y a gozar de la naturaleza. Está siempre ahí. Y es gratuita".

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