Dejar el consumo y volver a vivir: una historia de recuperación y esperanza

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Durante más de 15 años, Ariel Palomeque vivió atrapado en el consumo problemático de sustancias. Comenzó a los 17 y, como él mismo reconoce, durante todo ese tiempo su vida estuvo marcada por recaídas, situaciones traumáticas y la sensación permanente de no poder salir solo. Hoy, con 34 años, su realidad es otra: está recuperado, dejó las adicciones y trabaja en el Área de Abordaje Pastoral y Comunitario de Cáritas acompañando a otras personas que atraviesan el mismo camino que él supo recorrer.

En diálogo con La Argentina Posible, Ariel contó que intentó en varias oportunidades dejar el consumo, pero siempre volvía a recaer. “Era la historia de mi vida: intentar dejar y volver a caer, cada vez más fuerte”, explicó. Incluso cuando logró mantenerse limpio durante un tiempo a través de la actividad física y el gimnasio, una nueva recaída lo llevó nuevamente a tocar fondo. Fue entonces cuando comprendió que su voluntad no alcanzaba y que necesitaba pedir ayuda.

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Ese punto de quiebre llegó con su ingreso al Espacio Puentes, vinculado al Hogar de Cristo. Allí comenzó un tratamiento ambulatorio y, más tarde, tomó la decisión de internarse y atravesar los distintos “umbrales” del proceso de recuperación. “Dejé atrás una vida entera para cambiarla por algo mejor, por una nueva vida”, relató. El camino no fue fácil: implicó alejarse de su familia por un tiempo, romper con vínculos anteriores y reconstruirse desde cero, pero también encontrar contención, límites y una comunidad que lo acompañó en cada etapa.

Desde abril del año pasado Ariel no consume y, tras finalizar su tratamiento este año, comenzó una nueva etapa enfocada en proyectos de vida y reinserción social. Cambió su número de teléfono, cerró redes sociales y cortó definitivamente con los contactos y hábitos ligados al consumo. “El entorno no cambia, el que tiene que cambiar es uno”, reflexionó. Hoy, acompañado por un equipo de trabajo y una red comunitaria sólida, destaca el rol fundamental de la fe, del amor y de sentirse valorado para sostener el proceso día a día.

Su testimonio es un mensaje claro de segundas oportunidades. Ariel habla de esperanza, de transformación y de una vida que vuelve a tener sentido. “El consumo fue un síntoma. Aprender a amar, a tener valores y a quererme a mí mismo me permitió empezar algo nuevo”, afirmó. En La Argentina Posible, su historia se convierte en prueba concreta de que la recuperación es posible cuando hay comunidad, acompañamiento y, sobre todo, amor.

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