De la tierra al motor: Valentina Pertegarini, orgullo del rally y la ganadería

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Valentina Pertegarini, nacida en General Cabrera, pasó de criar vacas en la vasta pampa cordobesa a subirse a una camioneta de rally a más de 150 kilómetros por hora en las dunas de Marruecos y Arabia Saudita. Hoy es bicampeona mundial de Rally Ride, un logro que no solo refleja su talento, sino también su pasión y determinación.

La historia de Valentina comienza en el campo, junto a su esposo y piloto Nicolás Cavigliasso. Mientras él competía en cuatriciclos, ella se encargaba de la asistencia y la logística: desde preparar las hojas de ruta hasta coordinar campamentos y mecánicos en Dakar. “Aprendí muchísimo de hojas de ruta y de la organización de una carrera”, recuerda Valentina. Pero el verdadero salto llegó cuando Nicolás pasó a los UTV y le propuso ser su navegante. Sin experiencia previa en autos de carrera, aceptó, y juntos empezaron a competir profesionalmente, ganando reconocimiento y, finalmente, los campeonatos mundiales.

Más allá de los trofeos, Valentina destaca la importancia de la constancia, la disciplina y la pasión. “Nada de lo que hago lo hago porque sí. Todo requiere dedicación y compromiso”, afirma. Su rol como navegante no es solo acompañar al piloto: implica tomar decisiones rápidas, leer el terreno y anticipar peligros a velocidades extremas. “El piloto va a fondo y vos tenés que estar atenta a cada detalle. Es adrenalina pura, pero también responsabilidad enorme”, explica.

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El automovilismo es todavía un mundo mayoritariamente masculino, pero Valentina rompe esquemas. “Nuestra categoría no tiene distinción de género y eso me pone muy feliz”, dice. Para ella, la clave del éxito está en animarse y competir de igual a igual, sin dejarse limitar por prejuicios.

Cuando no está en las pistas, Valentina sigue ligada al campo, trabajando en la cabaña de Angus familiar junto a Nicolás. Entre toros y vacas, genética y exposiciones, la pasión por la excelencia se mantiene. “Competimos tanto en los autos como en el campo. Cada logro requiere trabajo, paciencia y pasión”, dice.

Valentina y Nicolás no solo forman un equipo en las carreras: su vida personal y profesional transcurre en paralelo entre autos y animales, siempre con la mirada puesta en sus sueños y en la Argentina posible. “Creo que la clave es la pasión. Si hacés algo que te gusta, todo se puede lograr”, concluye.

De la tierra a la arena, de los tambores del campo al rugido del motor, la historia de Valentina Pertegarini demuestra que con coraje, dedicación y pasión, no hay límites. Una argentina que inspira, que demuestra que los sueños también se laburan con las manos y el corazón.

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