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Schteingart, sobre la decadencia del país: “Progresamos más lento que otros”

El director de planificación productiva de Fundar dijo a Cadena 3 que no hay un declive en términos absolutos. “Nos fuimos quedando atrás”, resumió el sociólogo, quien describió que hay “varias Argentinas”.

01/07/2025 | 21:03Redacción Cadena 3

FOTO: El doctor en sociología, Daniel Schteingart, en videoentrevista con Sergio Suppo.

  1. Audio. Daniel Schteingart, sobre la decadencia argentina: “Progresamos más lento que otros”

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¿Es cierto que Argentina está en un proceso de decadencia desde finales de la década de 1960, o es una percepción sin fundamento sólido?

Depende de cómo definamos decadencia. Si hablamos de una decadencia relativa, en la que otros países nos superan, sí, es evidente. Argentina ha ido cayendo en los rankings internacionales en varios indicadores, y esto se remonta incluso a antes de los años 60. Sin embargo, en términos absolutos, no significa que la población viva peor que hace 60 años. Por ejemplo, la esperanza de vida pasó de 60 años en los 60 a 77 años hoy, la mortalidad infantil es la más baja de la historia, y el porcentaje de personas con educación universitaria es el mayor registrado. El consumo calórico y la calidad de la dieta no parecen haber empeorado, según datos de la FAO. Aunque hemos progresado, otros países lo han hecho más rápido, lo que explica nuestra caída relativa en los rankings.

Entonces, ¿podríamos decir que lo que percibimos como decadencia es en realidad el progreso que Argentina no logró en comparación con otros países, como Chile?

Exactamente. Argentina ha progresado, pero a un ritmo más lento del que podríamos haber alcanzado. Hace 100 años, Argentina era una potencia, con una calidad de vida comparable a la de países europeos y líder en América Latina. Sin embargo, Europa y otros países de la región, como Chile y Uruguay, avanzaron más rápido. Chile, que tenía indicadores sociales más bajos, ahora nos supera en muchos aspectos, como la esperanza de vida. Uruguay, con el que competíamos de igual a igual, también nos ha sacado ventaja. Es como una carrera de autos: Argentina avanza, pero otros nos pasan porque van más rápido.

¿Hay ejemplos concretos de retroceso absoluto en Argentina, más allá de la caída relativa?

Un caso claro es el tiempo de viaje en tren entre Córdoba y Buenos Aires. En 1936, era más rápido que en años recientes, lo que indica un retroceso absoluto. Sin embargo, en general, la historia argentina es de empobrecimiento relativo, no absoluto. Por ejemplo, el PBI per cápita hoy es tres veces mayor que a principios del siglo XX, pero en el resto del mundo creció mucho más rápido. En indicadores como analfabetismo, que pasó del 30-35% en 1900 al 1% actual, hemos mejorado, pero otros países avanzaron más.

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En términos de pobreza, ¿cómo ha evolucionado Argentina en las últimas décadas?

La pobreza se puede medir de dos formas principales: por ingresos y por necesidades básicas insatisfechas (NBI), que incluyen acceso a salud, vivienda, agua potable, entre otros. En pobreza por ingresos, Argentina ha tenido un desempeño lamentable, con un 38% de pobres actualmente, similar o superior a los niveles de los años 80, y 11 o 12 puntos por encima de 2017. En cambio, en pobreza estructural, como la medida por NBI, hemos mejorado. En los 80, más del 20% de los hogares tenían NBI; hoy, es el 7%. Las provincias del norte, que tenían más del 40%, ahora están por debajo del 15%. Aunque persisten problemas, como el aumento de villas de emergencia, la calidad de la vivienda y el acceso a servicios básicos han mejorado. Sin embargo, otros países, como Chile, avanzaron más rápido en estas áreas.

¿Existen varias Argentinas en términos de desarrollo social, económico y productivo? ¿Cómo se comparan las grandes ciudades con el interior tradicionalmente más pobre, como el norte?

Argentina tiene grandes desigualdades territoriales. El PBI per cápita de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), el distrito más rico, es seis veces mayor que el de provincias como Misiones, Formosa o Corrientes, una brecha mayor que en países como Italia. CABA tiene un PBI per cápita similar al de Estados Unidos, mientras que Misiones, Formosa o Corrientes se asemejan a países como Vietnam o Sri Lanka. Las provincias patagónicas, como Neuquén o Tierra del Fuego, son más ricas que la media nacional, con Neuquén comparable a Alemania gracias a Vaca Muerta. Santa Fe y Córdoba tienen niveles similares a Uruguay o Chile, mientras que las provincias del norte se asemejan más al promedio latinoamericano, como Brasil o Perú. Estas brechas no se han reducido con el tiempo, salvo en la Patagonia, que pasó de ser una región pobre en 1895 a una de las más prósperas debido al desarrollo de hidrocarburos, minería y otras industrias.

¿Qué perspectivas hay para el desarrollo económico y social de Argentina? ¿Se acentuarán las brechas entre el norte, cada vez más pobre, y el sur, cada vez más rico?

Los sectores con mayor potencial para impulsar el desarrollo en los próximos 10-15 años son el petróleo (especialmente Vaca Muerta en Neuquén) y la minería de litio y cobre en provincias como Salta, Jujuy, Catamarca y San Juan. Neuquén podría alcanzar una relevancia económica similar a la de Santa Fe o Córdoba en una década. Si la minería se desarrolla, provincias del norte históricamente pobres podrían crecer significativamente. Sin embargo, el desafío es invertir esas rentas en educación, infraestructura y nuevos sectores productivos para garantizar sostenibilidad, ya que los recursos naturales no son infinitos. Si se gastan en gasto corriente, como aumentar empleados públicos, no será sostenible.

Dentro de la provincia de Buenos Aires, ¿existen dos realidades distintas, una en el interior rural y otra en el conurbano?

Sí, la provincia de Buenos Aires tiene dos realidades. El interior rural tiene indicadores sociales y un PBI per cápita similares a los de Santa Fe, Córdoba o La Pampa. En cambio, el conurbano tiene condiciones más cercanas a las de una provincia promedio del norte. Esto se debe a migraciones internas desde regiones menos desarrolladas, como el norte, hacia el conurbano, impulsadas por la industrialización por sustitución de importaciones en el siglo XX. Si el norte hubiera sido más dinámico económicamente, el conurbano no tendría las características actuales.

¿Cuánto tiempo le tomaría a Argentina alcanzar un desarrollo más equilibrado, con una posible migración hacia el interior productivo?

Con un crecimiento sostenido del 3% anual durante 20-25 años, Argentina podría reducir la pobreza a un dígito y acercarse a la calidad de vida de países como España. Actualmente, el PBI per cápita es de unos 27.000 dólares, la mitad del promedio de los países desarrollados (55.000 dólares). Sin embargo, no basta con crecer; es crucial cómo se distribuyen los frutos del crecimiento. En los 90, el crecimiento aumentó la desigualdad, pero entre 2003 y 2013, América Latina mostró que el crecimiento con menor desigualdad puede mejorar rápidamente los indicadores sociales. Invertir en infraestructura para hacer más vivibles el conurbano y las periferias urbanas es clave.

¿Qué libro recomendarías a los oyentes para entender mejor estos temas?

Recomiendo "Armas, gérmenes y acero", de Jared Diamond. Este libro explica por qué Europa conquistó América y no al revés, desde una perspectiva geográfica. Diamond argumenta que Eurasia, al ser un eje este-oeste, tuvo condiciones climáticas y ecológicas más uniformes, lo que facilitó la propagación de cultivos como el trigo y animales domesticables, generando excedentes económicos y avances tempranos en tecnología, como el acero. Además, la exposición a gérmenes de animales domesticados dio a los europeos inmunidad que los americanos no tenían, lo que explica el impacto de enfermedades como la viruela en América. Es un libro apasionante que ayuda a entender las desigualdades globales hasta la Revolución Industrial. También hay un documental en tres partes basado en el libro.

Entrevista de Sergio Suppo. 

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