La historia de Robert Prevost en Perú: testimonio de un obispo comprometido con los más vulnerables
Augusto Rodolfo Martínez Ibáñez, miembro de la diócesis de Chiclayo, afirmó: "No necesitamos obispos de escritorio, necesitamos pastores que huelan a oveja".
10/05/2025 | 11:49Redacción Cadena 3
Augusto Rodolfo Martínez Ibáñez, integrante de la diócesis de Chiclayo y excoordinador de la Comisión de Movilidad Humana y Trata de Personas, compartió en Rivadavia AM 630 su experiencia junto a Robert Prevost, el nuevo Papa León XIV. Lo describió como un hombre accesible, con una sencillez admirable y un compromiso profundo con los más necesitados. "Prevost es el testamento de Francisco", aseguró.
El entusiasmo de Martínez Ibáñez no pasó desapercibido: "Chiclayo celebra la elección del Papa León XIV". Este pontífice, quien vivió más de tres décadas en Perú, fue obispo de esa ciudad desde 2015, tras haber sido designado administrador apostólico por el Papa Francisco. "Asumió la nacionalidad peruana, y su documento de identidad lo obtuvo en Chiclayo, donde ha servido por alrededor de nueve años", recordó Martínez Ibáñez durante la entrevista.
La trayectoria de Prevost en Perú se remonta a 1985, cuando llegó al país "muy joven, prácticamente como sacerdote ordenado", y comenzó su labor en zonas afectadas por el terrorismo en lugares como Trujillo, Chulucanas y Lima. "Trabajó en la época más difícil del terrorismo, cuando Sendero Luminoso causó la muerte de más de 25.000 peruanos", apuntó Martínez Ibáñez. En ese difícil contexto, enfatizó, "Monseñor Prevost siempre estuvo junto a la gente, personificando la Iglesia con rostro humano".
Con una experiencia de más de 40 años en pastoral, Martínez Ibáñez colaboró directamente con el actual Papa desde 2014. "Él impulsó con firmeza la pastoral social. A nuestra Iglesia le dio un enfoque humano, solidario y compasivo", comentó. Su intervención en la crisis migratoria venezolana fue especialmente significativa: "Chiclayo se convirtió en un punto de paso hacia Lima, pero muchas familias venezolanas no contaban con nada. Monseñor nos convocó a formar la Comisión de Movilidad Humana, dando inicio a un profundo trabajo con migrantes y refugiados", relató.
Según Martínez Ibáñez, los prejuicios hacia los migrantes han sido fomentados por discursos políticos. "Tenemos datos que demuestran que la incidencia extranjera en criminalidad no llega ni al 0.1%. Cuando la situación se torna caótica, algunos regímenes levantan cortinas de humo y culpan a los venezolanos, colombianos y haitianos", explicó. Luego, añadió: "La Iglesia debe alzar su voz por justicia".
Pero, ¿cómo es Robert Prevost fuera del ámbito público? Martínez Ibáñez recordó que "no era una figura de sotana. Se le veía con pantalones y camisa blanca, paseando por la ciudad, compartiendo un plato de arroz con pato o ceviche, y bendiciendo a quienes se lo pedían". Lo definió como "sereno, imparcial, discreto y muy atento a la formación. Un pastor que se siente cercano al rebaño". En ese sentido, enfatizó: "No necesitamos obispos de escritorio, requerimos obispos que se acerquen a las comunidades".
En cuanto a su perfil doctrinal, observó que es considerado "más moderado" en comparación con Francisco, aunque advirtió: "El simple hecho de que haya elegido el nombre de León XIV transmite un mensaje social. Es equilibrado y justo. Prevost es el legado de Francisco". En un gesto que reveló su cercanía, comentaba que luego de su elección, le envió un correo deseándole: "Que el Espíritu Santo te acompañe, así como el espíritu de Francisco".
Cuando se le cuestionó sobre la elección de su atuendo papal al aparecer en balcón, diferente al de Francisco en 2013, respondió: "Prevost tiene el don de hacer que no nos fijemos solo en las formas, sino que observemos el fondo. El hábito no hace al monje. Salió con el traje tradicional, sí, pero eso no opaca su humildad. Siempre será un mediador".
Para Martínez Ibáñez, el nuevo papa representa un puente: "Lo primero que dijo fue: 'Busquemos puentes para hallar a Cristo, pero también para encontrarnos entre nosotros'. Esto es una señal positiva para superar los extremos. La situación mundial es adversa, y América Latina sufre por decisiones externas. Él puede facilitar el diálogo".
También compartió una anécdota reveladora: "Hace tres años, en una misa, le dije en broma a un sacerdote: 'Ese tiene apariencia de papa'. Se rió. Cuando fue elegido, se lo recordé. Fue algo así como una profecía". Finalmente, cerró con una reflexión profunda: "No debemos perder la esperanza. Pero la esperanza no es pasiva: debemos ser activos, convertirnos en profetas. Un profeta no solo advierte, también denuncia todo lo que contraríe el reino de Dios: la paz, la justicia y la dignidad humana".
Mientras tanto, Chiclayo vive un clima de efervescencia. "Es una locura. Todos desean hablar, todos son amigos del papa. Más allá del fervor, León XIV representa una continuidad profunda: una Iglesia con los pies en el suelo y el corazón en los más olvidados".