Facundo Toro, íntimo: “Mi papá me dejó la guitarra y el alma del folclore”
Desde su infancia impregnada de música hasta sus giras incansables por el país, Toro compartió anécdotas, reflexiones y el legado de un apellido que resuena en el corazón del folclore argentino.
30/05/2025 | 22:13Redacción Cadena 3
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La Argentina Hoy
El reconocido cantante folclórico Facundo Toro abrió las puertas de su vida y su carrera en una charla íntima y vibrante en La Argentina, Hoy.
Desde su infancia impregnada de música hasta sus giras incansables por el país, Toro compartió anécdotas, reflexiones y el legado de un apellido que resuena en el corazón del folclore argentino.
Un comienzo entre acordes y sueños
Facundo Toro, hijo del legendario Daniel Toro, creció en un hogar donde la música era tan natural como el aire que se respira. A los siete años, grabó su primera canción en los estudios CBS, un tema dedicado al payaso “Doctor Chalita” compuesto por su padre. “Me pusieron unos auriculares que me quedaban más grandes que mi cabeza”, recordó entre risas, evocando ese primer encuentro con un micrófono que marcó el inicio de una carrera que ya lleva tres décadas.
La infancia de Facundo estuvo marcada por la presencia de su padre, un ícono del folclore que, incluso tras perder su voz en 1979, seguía creando. “Me acuerdo de verlo en la cocina, al lado de la heladera, con un grabador, armonizando sus nuevos proyectos”, contó. Esas imágenes de Daniel Toro componiendo zambas como Zamba para olvidarte o Mi mariposa triste se grabaron en la memoria de un niño que, sin saberlo, estaba destinado a seguir sus pasos.
El peso y el orgullo de un legado
Ser hijo de Daniel Toro no es tarea fácil, pero Facundo lo lleva con naturalidad y gratitud. “Es raro, porque siempre nos vieron a los dos. Nunca me compararon. La gente me aceptó desde el primer momento”, reflexionó.
Facundo destacó que, si bien heredó el amor por el folclore, construyó su propio camino. En los años 90, canciones como Luna de Tartagal o Pasacalle del amor lo conectaron con un público joven que encontró en él un nuevo referente. “Fue impresionante, no lo podía creer”, recordó sobre la mítica “noche joven” de Jesús María en 1997, un hito que marcó su ascenso junto a artistas como Los Nocheros y Los Tekis.
La chispa de Zamba para olvidarte
Uno de los momentos más cautivadores de la charla es la historia detrás de Zamba para olvidarte, un clásico del folclore argentino compuesto por Daniel Toro y Julio Fontana. Facundo narró con entusiasmo cómo nació esta canción en 1975, a contrarreloj, para el Festival de Cosquín de 1976. “Mi papá le dijo a Julio: ‘Tengo una melodía, pero hay que entregarla pasado mañana’. Julio le respondió: ‘¿Estás loco?’”, recordó.
La inspiración llegó de un episodio cotidiano: una discusión entre Fontana y su esposa, Kuki. Cuando ella regresó tras un desencuentro, Julio, frustrado, exclamó: “No sé para qué volviste”. Esa frase, como un destello divino, se convirtió en el germen de la letra que conquistaría corazones y ganaría el festival. “Julio subió al ascensor, le llevó la letra a mi papá, y él, emocionado, dijo: ‘Con esto ganamos’”, contó Facundo, subrayando la magia de esos momentos irrepetibles.
La vida en la ruta: 50.000 kilómetros de pasión
El verano es la temporada alta para los músicos folclóricos, y Facundo Toro no es la excepción. Con una agenda repleta de festivales, recorre entre 30.000 y 50.000 kilómetros entre enero y marzo, llevando su música a cada rincón de Argentina. “Día por medio, un show. Este verano hicimos 27”, detalló. Pero cuando el calor cede, Facundo se regala tiempo para sí mismo: “Me pego dos o tres vacaciones al año. Mi salud vale más que todo”.
En el invierno, la creatividad no descansa. Aunque no tiene una “temporada” fija para componer, las canciones surgen en cualquier momento: en el patio de su casa en Córdoba, en un viaje a Brasil o en una guitarreada con amigos. “No es que digo ‘en marzo me pongo a escribir’. Sale cuando sale”, explicó.
Córdoba, su lugar en el mundo
A pesar de sus raíces en Buenos Aires y su conexión con Salta, Facundo eligió Córdoba como su hogar. “Estoy enamorado de Córdoba. Va a ser muy difícil que me vaya”, confesó. En esta ciudad encontró no solo un lugar para vivir, sino una familia de amigos y un público que lo abraza. Aunque Salta sigue siendo un refugio, con su hija Esmeralda Antonella y parte de su familia allí, Córdoba es donde late su corazón.
Los Nombradores del Alba: Un homenaje vivo
Además de su carrera como solista, Facundo forma parte de Los Nombradores del Alba, un grupo que rinde homenaje a Los Nombradores y Los Cantores del Alba, dos conjuntos históricos del folclore en los que participó su padre. La idea nació hace 15 años en un café, junto a Daniel “Tutú” Campos, hijo de otro miembro de esos grupos. “Guitarreábamos las canciones de mi papá y de Los Cantores. Un día dijimos: ‘Hagamos un disco’”, recordó. El nombre del grupo surgió espontáneamente: “Los Nombradores del Alba, me salió de corrido. Y Daniel dijo: ‘Ese es el nombre, compadre’”.
El proyecto, que comenzó como un homenaje, se convirtió en un éxito que llenó teatros y corazones, con canciones como Mi principito y La antigaleña. La pérdida de Tutú Campos, fallecido hace un año, dejó un vacío, pero Facundo se aferró a los recuerdos felices: “Vivimos cosas lindas con él”.
Folclore sin fronteras
Facundo Toro representa una generación que derribó barreras musicales. Hoy, el folclore se mezcla con el cuarteto, la cumbia y otros géneros sin prejuicios. “Es música, lo que nos da alegría. ¿Por qué criticarla?”, reflexionó. Canciones como La flor que nunca muere, grabada con artistas de otros estilos, alcanzan millones de reproducciones en plataformas digitales, demostrando que el folclore sigue vigente entre los jóvenes.
Un libro para el alma
Antes de despedirse, Facundo recomendó un libro que marcó su vida: Algos, del autor español Antonio Velariño, amigo de su padre y coautor de varias de sus canciones. “Es maravilloso. Habla de algo para mi abuelo, algo para mi madre, algo para un loco cuerdo”, describió, invitando a los oyentes a descubrirlo.
Entrevista de Sergio Suppo.




