Un país que va camino a ser la nada misma
07/11/2022 | 17:35Redacción Cadena 3

Vamos a volver a hacer el listado de los pesares argentinos: inflación, el peso que no vale nada, presión impositiva, cierre de las importaciones que ponen en peligro las fuentes de trabajo, inseguridad… Y encima estamos en presencia de una sequía que va a destruir buena parte de la producción agropecuaria.
Podemos seguir. Y que no nos digan que el Mundial va a servir para bajar las preocupaciones sociales. Cada tanto tendremos 90 minutos de oxígeno con Lionel Messi, pero una vez apagado el televisor todo va a seguir igual.
Lo que viene ocurriendo en la escena política, con particular énfasis en los dichos y hechos de este fin de semana, no permiten alentar ninguna esperanza de que los dirigentes estén tomando nota de esa realidad. Ni los que gobiernan ni los que quieren gobernar.
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Parece una ironía: Máximo Kirchner, el hijo de la señora que armó la alianza gobernante, ataca al presidente que puso la misma señora y lo trata de “aventurero” y de “turista” del poder.
Reiteramos: su madre puso al turista como presidente.
Alberto Fernández, que no quiere rendirse, saca el peronómetro y dice: “Cuando un compañero critica a otro deja de ser peronista”.
Omite recordar que él anduvo por las filas de Domingo Cavallo y que compartió lista con Elena Cruz, una actriz defensora de Videla, a la que permitió ocupar una banca porteña cuando Fernández renunció para ser jefe de Gabinete de Néstor Kirchner.
Todo parece quedar en manos de Sergio Massa, al que madre e hijo Kirchner decidieron bancar, pero con condicionamientos para que logre resultados.
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Después de todo, Cristina lo que quiere es devolver la alegría. Y eso, ya se sabe, sólo lo piensa con un plan platita para las elecciones del año próximo.
Para definirlo en una palabra: Imposible. O en dos: nada serio.
Tampoco lo es el comportamiento de la oposición, como lo contamos el jueves pasado.
La pelea entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich es a todo o nada. Mauricio Macri intenta evitar que la sangre llegue al río, mientras los radicales miran y los del Pro del resto del país se fijan a ver a dónde ponen las fichas.
Como vemos, todos ponen su tonelada de arena para que el país tengo su camino hacia la nada misma.