En todos lados, presidente y vice cuecen habas: la historia de Daniel y Verónica
05/08/2024 | 17:33Redacción Cadena 3
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Opinión
En muchas oportunidades hemos hablado de las tensiones entre presidentes y vicepresidentes.
En la historia reciente, un paneo:
Carlos “Chacho” Álvarez se fue y dejó en banda a Fernando de la Rúa.
Néstor Kirchner mandó al freezer a Daniel Scioli.
Cristina terminó muy mal con Julio Cobos.
Y luego peor con Alberto Fernández, al que eligió y del que fue vicepresidenta.
Ahora, Javier Milei y Victoria Villarruel andan ahí…
Pero no es un problema de argentinidad al palo. No.
Afuera también se consigue.
Y si no, veamos la historia de Daniel y Verónica.
Se trata del presidente de Ecuador, Daniel Noboa, y la vicepresidenta Verónica Abad.
Hay un distanciamiento evidente entre ambos, que viene desde la segunda vuelta electoral de 2023.
Abad presentó varias acusaciones específicas contra Noboa. Por ejemplo, violencia política.
A su vez, Noboa considera que Abad forma parte de “la troncha”, en términos argentinos “la casta”, y que será esta la que busque salvarla de acusaciones de corrupción.
Apenas asumió, la vicepresidenta fue enviada por orden del ejecutivo a Israel para cumplir con una única misión de ejercer como mediadora de paz en el conflicto entre ese país y Hamas.
Y no volvió desde entonces a Ecuador.
El problema se agrava a media que se acercan los comicios de 2025.
Veamos por qué:
Para que Noboa pueda ir por la reelección, debe pedir licencia y encargar la Presidencia durante la campaña electoral, según el Código de la Democracia.
La Constitución establece que, en ausencia del Presidente, el o la vicepresidente asume el cargo.
O sea, Abad podría estar a cargo durante 33 días si hay una segunda vuelta electoral, lo que aumenta la tensión.
Noboa puede limitar la capacidad de acción de Abad al encargar por completo las facultades a sus ministros.
Sin embargo, Abad, como presidenta interina, tiene el poder de designar ministros y cambiar políticas del Gobierno.
Falta mucho para las elecciones. Se harán el 9 de febrero del año próximo, pero todo parece indicar que la crisis se va a profundizar.
Una muestra más de la endeblez de las democracias latinoamericanas.





