La historia de pelea sin fin de Donald Trump con los músicos
La disputa incluye Bruce Springteen, Taylor Swift y Beyonce, a los que acusa de contribuciones ilegales por apoyar a Kamala Harris en 2024, mientras los artistas defienden su libertad de expresión.
20/05/2025 | 10:07Redacción Cadena 3
La pugna entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y figuras destacadas de la música como Bruce Springsteen, Taylor Swift y Beyoncé alcanza un nuevo punto álgido .
Ahora combina ataques personales, acusaciones legales y un trasfondo político marcado por el apoyo de estos artistas a Kamala Harris durante la campaña presidencial de 2024.
Este conflicto no solo resalta las divisiones ideológicas en el país, sino también la histórica animosidad de Trump hacia el sector artístico que critica sus políticas.
En la campaña presidencial de 2024, varios músicos de renombre respaldaron públicamente a Kamala Harris, candidata demócrata que enfrentó a Trump.
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Disputa cultural. La disputa entre Springsteen y Trump se intensifica con insultos y críticas mutuas
Bruce Springsteen criticó fuertemente al presidente Trump por su gestión. Esta confrontación refleja tensiones políticas y se da en un contexto de creciente división en Estados Unidos.
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Bruce Springsteen, conocido por su activismo social y su crítica al conservadurismo republicano, se pronunció en un video en Instagram el 4 de octubre de 2024, donde llamó a Trump “el candidato más peligroso” para la democracia estadounidense. L acusó de despreciar la Constitución y el estado de derecho.
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BREAKING: Pearl Jam lead singer Eddie Vedder broke out an acoustic rendition of Bruce Springsteen's "My City of Ruins" at their show last night to support Springsteen in his fight against Donald Trump. This is awesome. America is waking up. pic.twitter.com/bAxDVdCh7P
— Democratic Wins Media (@DemocraticWins) May 17, 2025
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Springsteen participó en eventos de campaña en Georgia y Filadelfia, donde interpretó canciones como Land of Hope and Dreams y abogó por la unidad contra el autoritarismo.
Otros artistas también se sumaron al apoyo a Harris. Beyoncé, cuya canción Freedom se convirtió en un símbolo de la campaña demócrata, apareció en un mitin en Houston el 25 de octubre de 2024.
Taylor Swift, tras el primer debate presidencial, anunció su respaldo a Harris en redes sociales y criticó a Trump por usar imágenes generadas por inteligencia artificial que sugerían falsamente su apoyo al republicano.
Artistas como Neil Young, Lady Gaga y los herederos de Prince también se habían opuesto previamente al uso no autorizado de sus canciones en eventos de Trump, evidenciando una relación tensa que se remonta a su primera presidencia.
La reacción de Trump
El pasado 19 de mayo de 2025, Trump utilizó su plataforma Truth Social para exigir una “investigación a fondo” sobre las apariciones de artistas como Springsteen, Beyoncé, Oprah Winfrey y Bono en la campaña de Harris.
Alegó que podrían constituir “contribuciones ilegales” a los demócratas. En un mensaje cargado de retórica agresiva, Trump cuestionó: “¿Cuánto le pagó Kamala Harris a Bruce Springsteen por su pobre actuación durante su campaña? ¿Por qué aceptó ese dinero si es tan fan de ella? ¿No es eso una contribución de campaña importante e ilegal?”.
El presidente acusó a los artistas de ser “antipatriotas” y de aprovecharse de un “sistema corrupto”.
Los ataques de Trump no se limitaron a lo legal. En Truth Social, calificó a Springsteen de “imbécil prepotente”, “rockero reseco con cara de pasa” y “tonto como una piedra”.
Estas declaraciones surgieron tras un concierto de Springsteen en Manchester, Reino Unido, el 15 de mayo, donde el músico criticó al gobierno de Trump, acusándolo de “corrupto, incompetente y traidor” por alienar a aliados internacionales, revertir derechos civiles y abandonar a los sectores más vulnerables.
Trump también atacó a Taylor Swift, afirmando en septiembre de 2024 que “ODIO A TAYLOR SWIFT” y que, tras su comentario, “ya no está de moda”.
Estas afirmaciones contrastan con la realidad, ya que Swift, con una fortuna de 1.600 millones de dólares y el Eras Tour como la gira más taquillera de la historia, mantuvo su influencia tras concluir su gira en diciembre de 2024.
La respuesta artística
La Federación Americana de Músicos (AFM) salió en defensa de los artistas atacados. En un comunicado del 17 de mayo, su presidente, Tino Gagliardi, expresó: “No permaneceremos en silencio mientras dos de nuestros miembros, Bruce Springsteen y Taylor Swift, son señalados y atacados personalmente por el presidente de Estados Unidos. Son músicos brillantes, modelos a seguir e inspiración para millones”.
Gagliardi defendió el derecho a la libertad de expresión y condenó los intentos de Trump de intimidar a los artistas.
Springsteen, por su parte, no ha retrocedido. Durante su gira europea Land of Hope and Dreams, siguió abogando por la democracia y la justicia social, instando a sus audiencias a “alzar la voz contra el autoritarismo”.
Beyoncé, a través de su madre, Tina Knowles, desmintió en redes sociales cualquier pago indebido por su participación en la campaña de Harris y calificó las acusaciones de Trump como “desinformación”.
Swift, aunque más reservada tras el fin de su gira, ha recibido apoyo de sus fans, quienes han criticado los ataques de Trump en plataformas como X.
Un conflicto con raíces profundas
La disputa entre Trump y el mundo del arte no es nueva. Durante su primera presidencia (2017-2021), numerosos artistas, desde Rihanna hasta Aerosmith, emitieron órdenes de cese contra el uso de sus canciones en mítines de Trump.
En 2024, la familia de Isaac Hayes Jr. logró una victoria legal contra Trump por el uso no autorizado de Hold On, I’m Coming en eventos de campaña, un caso que marcó un precedente.
Este historial refleja el rechazo de muchos artistas a las políticas de Trump, particularmente en temas como inmigración, derechos civiles y cambio climático, que chocan con los valores que promueven en su música.
El actual enfrentamiento, amplificado por la polarización política postelectoral, pone de manifiesto la brecha entre Trump y una comunidad artística que ha usado su plataforma para influir en el debate público.
Mientras los músicos defienden su derecho a expresarse, Trump intensifica su retórica, utilizando las acusaciones legales como arma para deslegitimar a sus críticos.
Este choque, lejos de resolverse, parece destinado a marcar la agenda política y cultural en los próximos meses.