La marca argentina que nació de un “no” y hoy se abre camino en el mundo outdoor

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El verano se acerca y con él las ganas de escaparse al aire libre, a la playa, al río o a las sierras. En ese mundo, donde la heladerita vuelve a ser protagonista, una marca argentina joven empieza a destacarse con fuerza: Zulki, creada en 2024 y ya reconocida entre los usuarios del outdoor premium. Su cofundador, Tom Werner, pasó por La Argentina Posible y contó cómo un proyecto nacido casi por casualidad se transformó en una de las historias emprendedoras del año.

Salieron al mercado en septiembre del año pasado y la reacción fue inmediata: “La recepción viene siendo muy buena, la gente entiende que la calidad sirve. Nuestra promesa es esa: comprar uno y que dure para toda la vida”.

Zulki nació en septiembre de 2024. Su nombre —inspirado en el tradicional sulky— sintetiza una idea simple: algo que resiste, acompaña y te lleva lejos. “Una marca es una promesa, y la nuestra es la calidad. Creemos en productos que duren”, dice Werner.

Desde sus conservadoras rígidas y flexibles hasta mochilas térmicas, sillas plegables, equipajes tipo tanque y una próxima línea de botellas isotérmicas premium, el catálogo crece según las necesidades reales de quienes disfrutan la vida al aire libre.

Del no al impulso: cómo una negativa abrió la puerta correcta

La historia tiene un giro muy argentino. Tom vivió diez años en Estados Unidos, donde conoció de cerca Yeti, la empresa líder mundial del segmento outdoor. Al volver al país, junto a un amigo de la infancia buscó traer la distribución de la marca a Argentina. Hubo reuniones y negociaciones… hasta que la respuesta llegó: no.

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Lo que para muchos sería un freno, para ellos fue la señal de largada.

“Ese día nos miramos y dijimos: esto nos abre la puerta para ir por todo”, recuerda Werner. Contrataron un diseñador, armaron un equipo local, investigaron proveedores y empezaron a desarrollar su propia marca. Sin atajos. Sin excusas.

Un mercado que revive y una comunidad que se identifica

En poco tiempo, Zulki encontró su espacio. No sólo entre quienes van al río, al mar o a la montaña, sino también en industrias como la minería y la energía, donde la conservadora vuelve a ser herramienta esencial.

Su crecimiento también se apoya en una estrategia cuidada: trabajar con expertos en pesca, surf y expedición que ponen los productos al límite. Eso alimenta mejoras constantes y construye una comunidad que valora lo bien hecho.

“Los primeros compradores querían Yeti y no podían. Hoy buscan Zulki porque el producto es bueno en sí mismo”, explica.

Las cifras acompañan: más de un millón de dólares en ventas el primer año y consulta de representantes desde Italia, Rumania, Colombia, Uruguay y Chile. La marca empezó local, pero el eco ya es internacional.

“Nos preguntamos por qué usamos tantas marcas de afuera. ¿Por qué no una argentina que compita a nivel global? Tenemos proveedores, talento y capacidad técnica”, analizó.

Argentina, con su variedad de climas y un consumidor exigente, se convirtió para ellos en el mejor laboratorio posible.

Productos para durar y una visión de largo plazo

Zulki apuesta al segmento premium: precios más altos que los tradicionales, pero con un objetivo claro. “Pagar un 15 o 20% más tiene sentido si te dura toda la vida”, resume Werner.

La filosofía es coherente: no hacer un producto más, sino uno mejor; no improvisar, sino diseñar; no copiar, sino elevar el estándar.

Zulki es una muestra de esa Argentina que insiste, que crea, que mejora y que se atreve a soñar grande. Una empresa nacida de un “no” que terminó abriendo un camino propio: sólido, local y con destino internacional.

Una historia que, como sus productos, dura y te lleva lejos.

Entrevista de Fernando Genesir

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