Chema Forte presenta "Nada Urge": un libro sobre esperanza, enfermedad y renacer

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José María “Chema” Forte, periodista de Cadena 3 y escritor, regresa a la literatura con su último libro, Nada Urge, una obra que combina la cruda experiencia de la enfermedad con un mensaje profundo de esperanza y resiliencia. 

La publicación será presentada este sábado 11 en la Feria del Libro de Córdoba a las 19 horas, en un evento que reunirá a amigos, colegas y lectores de toda la provincia.

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Este no es el libro de Chema Forte, sino el último libro de Chema Forte. Se llama Nada urge y tiene en la tapa un dibujo de Carlos Alonso. ¿Es un libro especial para vos?

Sí, el más especial. Tenía 17 o 18 años cuando publiqué mi primer libro, una compilación de versos espantosos que hicimos entre un grupo de poetas jóvenes que nos autoeditábamos. Después de más de 40 años aparece Nada urge, que marca un reseteo. Es como llegar al kilómetro cero y empezar un nuevo camino. Necesitaba publicarlo, quitarme esa piedra de la mochila para poder seguir como periodista, volver a la vida cotidiana y a la rutina.

En su momento hablamos de tu paso por el quirófano, en medio de la pandemia. ¿Ese proceso está reflejado en el libro?

Sí. Ese fue el punto de partida. En el libro está todo ese sufrimiento y la experiencia traumática, pero también el mensaje esperanzador. Hablo del suicidio, de la desesperanza, pero también de la necesidad de encontrar alternativas para vivir. En esos momentos oscuros hay que buscar la vida. Hace poco se cumplieron cinco años de mi trasplante de riñón, y cuando mis hijos quisieron celebrarlo, les dije que sí, pero recordando que ese mismo día una familia conmemoraba cinco años de la muerte de la mujer que me donó el riñón.

El trasplante fue en plena pandemia, ¿cómo fue ese proceso?

Me operaron el 28 de agosto de 2020. Ya hacía diálisis seis horas diarias, y de ahí viene el título del libro: Nada urge. Cuando hacés diálisis, no hay prisa para nada. Estás conectado a la máquina, y el tiempo se detiene.

¿Cuánto tiempo estuviste en diálisis?

Seis meses. En pandemia, la lista de espera se movía rápido porque muchas personas no querían operarse por miedo, así que mi turno llegó antes de lo esperado.

¿Dónde hacías la diálisis?

En mi casa. Me dieron el equipo, y yo mismo me conectaba y me pinchaba. Nunca vino un médico ni un enfermero. Solo llegaba el camión con los insumos, que eran pesados. Mi hermano menor y mi hijo Ignacio me ayudaban. Esa etapa me hizo ver la fragilidad de nuestra existencia.

En esa época todos estábamos encerrados, y vos además estabas aislado por el tratamiento...

Sí. Fue muy duro. Las personas que estaban en tratamientos complejos en ese momento lo vivieron igual. Yo controlaba mi presión y mi peso, pero los médicos no me visitaban. Un día me llamaron y me dijeron: “Hay un riñón compatible. ¿Querés venir?”. Dije que sí, sin dudar.

En el libro contás que compartiste momentos con Pablo Milanés. ¿Cómo fue eso?

Coincidimos varias veces en la sala de nefrología. Era un lugar lúgubre. En una de esas sesiones, lo tuve enfrente. No hablamos, apenas un saludo. Los dos estábamos muy mal. Cuento en el libro que él se ahogó y yo floté. Y me pregunté: ¿por qué él murió y yo no? La respuesta es simple: porque era su momento y no el mío.

¿La escritura fue una forma de salir adelante?

Totalmente. Dejé de escuchar radio, de trabajar, de ser periodista. Me convertí en paciente. Y para no perderme, me refugié en la escritura. Era eso o nada.

¿Qué querés transmitirle a quienes están atravesando una enfermedad o un momento difícil?

Que no pierdan la esperanza. Que entiendan que las urgencias de los otros no son las nuestras. La única urgencia verdadera es sobrevivir y volver a ser uno mismo: el padre, el hijo, la pareja, el amigo.

Decidiste publicar y presentar el libro en Córdoba...

Sí, porque es mi casa. Llevo más de 30 años en Cadena 3 y tengo un sentido de pertenencia enorme. El libro está editado por Recovecos, con un dibujo de tapa de Carlos Alonso, a quien admiro profundamente. Es un libro de perfil bajo, sin protagonismo periodístico. Quiero que quien lo lea vea la esperanza detrás de una diálisis espantosa.

¿Cuánto duró tu recuperación después del trasplante?

Más de un año y medio. En el hospital estuve casi dos meses, aislado totalmente. Mis familiares no podían visitarme ni a través de un cristal. Solo tuve contacto con una mujer, Antonia, que recibió el otro riñón de la misma donante. Ella se recuperó rápido, se fue antes que yo, y me dejó solo.

¿Qué pensabas en esos meses para mantenerte en pie?

Que mi cuerpo ya no era el mismo, pero mi mente sí. Me seguía sintiendo joven, con proyectos y esperanzas. Pensar así fue lo que me mantuvo vivo.

¿Qué mensaje querés dejar a través de Nada urge?

Que la vida te acaricia y te golpea, y hay que tener fe para seguir. No hablo desde un púlpito, hablo desde la experiencia. No quiero vender el libro, quiero vender la idea: siempre hay una salida, incluso cuando creemos haber perdido el tren.

En el libro contás la historia del “adelantador de trenes”. ¿Podés resumirla?

Es la historia de alguien que pierde un tren y cree haber perdido una oportunidad. Pero otro personaje le dice: “Hay un adelantador de trenes”. Siempre hay una forma de llegar, una segunda oportunidad. Ese es el espíritu del libro.

Vas a presentarlo en la Feria del Libro de Córdoba...

Sí, este sábado 11, a las 19, junto al doctor Enric Orschansky y muchos amigos de la radio. Voy a contar todo esto y algunas anécdotas más. No les pido que lo compren, solo que lo lean y lo compartan.

Antes de cerrar, recomendame un libro...

Quiero leer la biografía de Scaloni, escrita por el periodista de la radio Diego Borinsky. Me gusta cómo él y Giglioni abordan el deporte con mirada humana, algo que me recuerda a Víctor Brizuela.

Entrevista de Sergio Suppo.

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