Doloroso relato de cordobesa sobre la situación de Kabul

Analía Ramos es ingeniera agrónoma y trabaja desde hace casi tres décadas para la Organización de las Naciones Unidas. En la actualidad, se desempeña como responsable de logística en un campamento de Kabul, Afganistán, donde recientemente ingresaron los talibanes y sumieron al país en un caos social y político.

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Al respecto, Analía contó a Cadena 3 que, desde el 1 de mayo, los insurgentes islamistas “empezaron a ganar terreno y se fue acelerando como una bola de nieve”.

“Ya han empezado a pedir listados de mujeres solteras o viudas para entregarlas como premios a los soldados. También les prohibieron caminar solas, tienen que estar escoltadas por hombres y sí o sí cubiertas”, describió con dolor la cordobesa, quien actualmente se encuentra en Argentina para cuidar a su madre enferma.

En tanto, dijo que los hombres están “tratando de dejarse crecer la barba”, porque es otra de las costumbres impuestas. Tampoco se puede escuchar música y han cerrado varias escuelas.

“Las imágenes me estrujan el corazón. Todos tienen cara para mí, tienen años conmigo. Lo que he visto es para llorar. Todo eso te parte el alma”, expresó casi con la voz quebrada.

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Además, dijo que, tanto para ella como para sus colegas, es peligroso circular sin seguridad. "Desde el 25 de noviembre de 2019, cuando matan a un colega mío con una bomba magneto, nuestra vida cambió radicalmente y prácticamente no salíamos a ninguna parte", comentó. 

En este sentido, dijo que, si quería salir, tenía que hacerlo con "con auto blindado, escoltas, chaleco y casco antibalas". 

El gobierno ahora es el Talibán y hay que ver que nos van a dejar hacer

Sobre su función específica en Kabul, contó que trabaja en la parte de alimentación con raciones militares. “Soy responsable de toda la parte de insumos generales y de combustibles de la ONU”, dijo.

Y agregó: “No trabajamos directamente con refugiados, sino como apoyo para todos los colegas que trabajan en derechos humanos, en política, en elecciones y en todas las distintas ramas”.

Además, explicó que está “tres meses adentro y tres meses afuera” porque “el ambiente es muy tóxico”. “El nivel de estrés se corta con la mano y ahora es prácticamente imposible”, describió y aseguró que quiere volver.

“Por supuesto que volvería pero en este momento es imposible, mi función está catalogada como crítica. Podría ayudar desde acá si no hubiese perdido la información que perdí”, se lamentó, haciendo referencia al extravío de su teléfono.

Entrevista de Siempre Juntos.