La increíble historia del “impuesto a la orina” en la Antigua Roma
Un emperador en crisis, una necesidad urgente de recaudar y un recurso inesperado. Sí: hubo un impuesto a la orina, y su autor dejó una frase que todavía hoy usamos sin saberlo.
17/11/2025 | 15:29Redacción Cadena 3
¿Sabías que alguna vez en la historia existió —literal y oficialmente— un impuesto a la orina? Suena a chiste, a meme o a exageración histórica, pero fue real. Y detrás de esa idea insólita estuvo Vespasiano, uno de los emperadores más pragmáticos (y creativos) que tuvo Roma.
Vespasiano nació el 17 de noviembre del año 9 d.C. y llegó al poder en uno de los momentos más caóticos del imperio: el Año de los Cuatro Emperadores, esa ráfaga de inestabilidad que siguió a la muerte de Nerón. Roma estaba en ruinas económicas: las arcas vacías, la inflación disparada, las provincias en crisis, y un ejército que pedía dinero para seguir siendo leal. El nuevo emperador tenía que recaudar. Y rápido.
Fue entonces cuando Vespasiano miró donde nadie miraba: la orina.
Pero antes de que imagines algo grotesco, hay que entender algo fundamental: en la Antigua Roma, la orina no era un desecho, sino un recurso industrial valiosísimo. Los fullones —los lavadores de ropa— la usaban como detergente natural porque la urea tenía un poder limpiador extraordinario. También servía para curtir cuero, para blanquear telas y, aunque hoy nos dé impresión, para tratamientos dentales. Donde nosotros vemos un residuo, los romanos veían una herramienta.
Así que Vespasiano pensó lo que cualquier genio recaudador habría pensado:
“Si esto da plata… ¿cómo no lo vamos a gravar?”
Y creó el vectigal urinae, el impuesto a la orina.
Pero atención: no se cobraba a los ciudadanos por orinar, sino a quienes recolectaban la orina para venderla a los talleres. Era un impuesto industrial, simple, efectivo y sorprendentemente rentable. El tesoro romano volvió a respirar gracias a la necesidad humana más básica.
La historia, sin embargo, mejora.
Su hijo Tito —que años después sería emperador— criticó la medida y la consideró indigna. ¿Cómo podía un emperador romano ganar dinero gracias a la orina pública? Vespasiano, orgulloso y filoso como cualquier emperador de su época, tomó una moneda, la acercó a la nariz de su hijo y le preguntó:
—¿Te molesta su olor?
Tito dijo que no.
Entonces Vespasiano lanzó la frase que se volvería eterna:
“Pecunia non olet.”
El dinero no huele.
Esa frase quedó grabada en la cultura occidental como un recordatorio de que la prosperidad puede venir de los lugares más inesperados. Tanto, que en Francia los baños públicos todavía se llaman vespasiennes, en honor al emperador que entendió que hasta la orina podía financiar al Estado.
Y lo cierto es que funcionó. Vespasiano saneó la economía, estabilizó el imperio y hasta inició la construcción del Coliseo, esa maravilla que Roma aún le agradece. Sin embargo, su legado más citado no está en piedra, sino en esa sentencia que atravesó los siglos:
El dinero no huele… aunque venga de los rincones más insólitos.
/Inicio Código Embebido//Fin Código Embebido/
Lectura rápida
¿Qué impuesto creó Vespasiano?
El vectigal urinae, un impuesto a la orina.
¿Quién fue Vespasiano?
Un emperador romano nacido el 17 de noviembre del año 9 d.C.
¿Cuándo llegó al poder Vespasiano?
En el Año de los Cuatro Emperadores, tras la muerte de Nerón.
¿Por qué se instauró el impuesto?
Para recaudar dinero en un momento de crisis económica en Roma.
¿Qué frase famosa dijo Vespasiano?
“Pecunia non olet”, que significa "el dinero no huele".





