Río de Janeiro impondrá restricciones a la música en vivo en sus playas

RÍO DE JANEIRO (AP) — Las icónicas playas de Río de Janeiro, conocidas por su música de samba y ambiente vibrante, enfrentarán cambios significativos. El alcalde Eduardo Paes emitió un decreto en mayo con nuevas restricciones para el frente marítimo, estableciendo que buscan conservar el orden urbano y mejorar la seguridad y el medio ambiente.

Estas disposiciones entrarán en vigor el 1 de junio, impidiendo la venta de comida y bebidas, el alquiler de sillas, el uso de altavoces y la realización de música en vivo en quioscos que carezcan de los permisos correspondientes. Además, los quioscos deberán identificarse solo con números, eliminando así los nombres creativos que normalmente los identifican.

A pesar de que algunos residentes celebran la medida, considerándola necesaria para controlar la aparente falta de orden en las playas, muchos otros expresan su descontento, argumentando que el decreto compromete la cultura playera de Río y el sustento de músicos y vendedores que podrían enfrentar dificultades para obtener los permisos requeridos.

Reacciones y Consecuencias

El nuevo decreto ha provocado reacciones emocionadas. Julio Trindade, DJ en la playa, reflexionó: “Imposible imaginar Río sin samba en sus costas. No podremos tocar La chica de Ipanema mientras el mundo la canta”. Descripciones similares se han escuchado a lo largo de los quioscos, donde muchos creen que estas restricciones silenciarán la esencia del frente marítimo, vital para la identidad de la ciudad.

Desde la promulgación del decreto, algunos intentos se han llevado a cabo para detener su implementación. El Instituto Brasileño de Ciudadanía, un grupo defensor de derechos sociales, presentó una demanda buscando frenar las restricciones, argumentando que vulneran la actividad económica local. Sin embargo, un juez dictó que dicha organización no tenía legitimidad para llevar el caso. La respuesta está aún en apelación.

Una discusión también tuvo lugar en la asamblea municipal sobre un posible nuevo proyecto de ley que regularía el uso de las playas, el cual incluye limitaciones a la música amplificada. Sin embargo, la propuesta que aún debe ser votada no clarifica si incluirá un permiso específico para músicos. La incertidumbre persiste a medida que se acerca la fecha de las nuevas reglas.

Impacto Económico y Social

La actividad económica generada en las costas de Río, excluyendo los servicios de quioscos y bares, se estima en 4.000 millones de reales anuales (aproximadamente 710 millones de dólares), de acuerdo con un informe del Ayuntamiento. La medida podría afectar gravemente a millones de visitantes y residentes que disfrutan de un entorno lleno de cultura y tradición.

Dani Balbi, concejala, criticó la normativa en redes, cuestionando la lógica de realizar grandes espectáculos con artistas internacionales mientras se ignora a quienes fomentan la cultura local. La sensación de pérdida es palpable entre muchos, quienes creen que la identidad de los quioscos, que se ve amenazada al sustituir sus nombres con números, compromete la lealtad de sus clientes.

Las noticias del decreto suscitó enojo entre los vendedores ambulantes, quienes sienten que sus vidas están en juego. “El Ayuntamiento no otorga suficientes permisos para los vendedores. Lo necesitamos”, expuso Maria de Lourdes do Carmo, líder de un movimiento de vendedores. Ella y muchos otros viven en la incertidumbre respecto a su futuro y el de sus familias mientras esperan la respuesta de las autoridades sobre sus demandas.

El gobierno local ha destacado que algunas de las restricciones ya existían y se han comprometido a dialogar con todas las partes para considerar ajustes necesarios. Sin embargo, este diálogo no parece ser suficiente para apaciguar las tensiones que han surgido de la implementación del decreto.

Ahora, con la fecha límite acercándose, el futuro de la cultura playera y de quienes dependen de ella en Río de Janeiro aún es incierto.

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