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La traición de los gremios del sector privado

 

05/12/2023 | 14:24Redacción Cadena 3

La traición de los gremios del sector privado

FOTO: La traición de los gremios del sector privado

  1. Audio. La traición de los gremios del sector privado

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Ayer la CGT escenificó su unidad con los piqueteros para amenazar al gobierno entrante de Javier Milei. “Ni un paso atrás”, sobreactuó el jefe de la CGT, Héctor Daer, para decir que “saldrán a la calle” ante el menor intento de reforma laboral. Ya no sorprende que toda esta comparsa haya literalmente aplaudido al cuarto gobierno K de Cristina, Alberto y Massa mientras la pobreza supera el 40% y sólo se acuerden de salir a la calle cuando no gobierna un peronista.

Lo que sorprende es que los sindicatos del sector privado sigan traicionando de manera tan grotesca a sus afiliados, a los que siempre puso al servicio de los sindicatos estatales y, ahora, también, de los piqueteros.

La cabeza de los empleados privados siempre es servida en bandeja de plata por estos jefazos sindicales en la mesa de los privilegios de los empleados estatales como ATE, Upcn, los infinitos sindicatos docentes y las múltiples CTA. Y de otros sindicatos que, si bien son de empresas privadas, están en sectores hiperregulados por el Estado, por lo que son virtualmente estatales, como es el caso de los camioneros y los bancarios.

¿Por qué decimos esto? Es sencillo: los sindicatos estatales y los piqueteros viven del gasto público, viven del Estado. De un Estado fofo, ineficiente, incapaz, gigantesco e improductivo. Para pagarle el sueldo a todos esos empleados, el Estado liquida a las empresas privadas que emplean a todos los trabajadores del sector privado. Primero las asfixia con impuestos, después se endeuda hasta quedarse con todo el crédito y finalmente emite y les da la paliza de la inflación. Todo esto conspira contra el salario e incluso la supervivencia de los empleos privados, mientras los sindicatos estatales siguen lo más campantes viviendo en Narnia, donde los salarios se ajustan automáticamente a la inflación y donde jamás echan a nadie aunque los empleados no hagan falta o no cumplan con lo que haya que hacer.

Un ejemplo claro. Cuando las cuentas del Estado ya no dan para más, lo primero que cortan son las partidas de obras públicas. ¿Quiénes se quedan sin trabajo? Los empleados de la construcción. ¿Por qué en lugar de cortar esas partidas no echan a la mitad de los 1.500 empleados de la Biblioteca del Congreso, una reconocida guarida de ñoquis. ¿Por qué nos parece inconcebible echar a un calienta sillas del Congreso y que echen a un albañil nos parece normal? ¿Por qué, si es mucho más valioso y útil el albañil que el ñoqui?

¿Qué hace Gerardo Martínez, el jefe sindical de la Uocra, advirtiéndole a Milei que no se atreva a tocar a un solo afiliado de Andrés Rodríguez, el jefe de la Unión del Personal Civil de la Nación? Traiciona a sus afiliados. Lo mismo que hacen los jefes del Smata marchando para que no se privatice Aerolíneas, mientras a sus afiliados de Nissan les abren un retiro voluntario dado que no se pueden importar autopartes porque no hay dólares porque hubo que regalárselos a Aerolíneas para que pague su combustible.

Con los piqueteros pasa lo mismo. Los sindicalistas privados “salen a la calle” para defender los subsidios les paga el Estado a los piqueteros con la plata que le confisca a una economía donde el 40% del trabajo se hace en negro porque los empleadores privados no pueden afrontar los impuestos al trabajo.

Los empleados privados les están donando sangre a los empleados estatales desde hace décadas. Y en los últimos años también a los piqueteros. Nadie sabe bien en nombre de qué. Lo sabe todo el mundo. Menos los afiliados de los sindicatos privados, incapaces de sacarse de encima a los jefazos que los entregan crudos a la masacre de la inflación.

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