El increíble relato de un bombero cuyo perro rescató a un joven esquiador atrapado un alud

Un joven esquiador estuvo más de una hora enterrado bajo un metro y medio de nieve a raíz de una avalancha en la ciudad de Ushuaia y pudo ser rescatado este domingo por la noche gracias a la pericia de "Tango", un perro entrenado para este tipo de siniestros que marcó el lugar donde se encontraba la víctima y posibilitó que lo encontraran con vida.

Uno de los primeros rescatistas en acudir al llamado de emergencia fue el cabo primero del Cuartel de Bomberos "2 de abril", Julián Elizari, en compañía de su perro "Tango", un labrador de 10 años entrenado en búsqueda de personas para casos de avalanchas o estructuras colapsadas.

“Todas las personas que salen a hacer alta montaña saben que esto puede ocurrir. Muchas veces hay avalanchas, pero justo no hay nadie, no hay personas. Esto cada vez pasa más seguido”, contó Elizari a “Chiqui” Abecasis en Viva la Radio por Cadena 3 Rosario.

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“El famoso calentamiento global está haciendo estragos acá, tenemos glaciares que se derritieron bastante, y la última fue nevada importante en alturas. Esa nieve se compactó, cayó otra helada y ahí se arma la famosa ‘placa’, en la que iban esquiando estos chicos, se cortó la placa y eso fue lo que los arrastró”, se explayó.

El bombero, oriundo de Olavarría, reveló que los chicos “salieron hacer travesía con todos los implementos de seguridad, pero les faltaba un aparato que manda señal, es como un GPS portátil”.

Los rescatistas llegaron al glaciar cerca de las 22, subieron un tramo de la montaña en motos de nieve y después comenzaron una carrera a pie, enterrándose hasta la cintura y saltando troncos.

“Uno de los chicos que estaba esquiando logra quedar afuera, empieza a buscar a su compañero y al no encontrarlo, llama a Defensa Civil. Logra dar aviso y la comisión de auxilio nos convoca y vamos hasta el lugar. Vamos haciendo trabajo paulatino, una avanzada para llegar al lugar, en este caso me tocó subir a mí muy rápido, ya había cuatro personas esperándome. Pedimos que no camine la gente por el lugar para no contaminar la zona y que los perros puedan trabajar”, detalló Elizari.

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Sin embargo, cuando los miembros de la Comisión de Auxilio lograron destapar el cuerpo que estaba un metro y medio enterrado en la nieve, vieron que el joven movía los dedos, y a partir de allí se desató una verdadera carrera contra el tiempo para ponerlo a resguardo y trasladarlo de urgencia hasta un centro médico.

Sobre “Tango”, el perro rescatista, el bombero contó que fue entrenado especialmente para “avalanchas grandes áreas y estructuras colapsadas”.

“Es un perro que lo venimos entrenando hace diez años, está viejo, dos años de actividad, tres, y pasará a ser la mascota de la familia. El can es mío. Hace su trabajo para jugar con su guía, nada más, el premio es una pelotita. Lo soltamos a trabajar con motivación y en 7 minutos, diez como mucho, empezó a marcar un lugar, con ladridos o rascar en la nieve, que son su método de aviso”, cerró.