Talleres busca "Cobija" en Gandolfi

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Talleres busca "Cobija" en Gandolfi

24/09/2022 | 17:40 | Conocemos el recorrido del actual DT albiazul. Desde el semillero de Renato Cesarini a las inferiores de River. Sus dos etapas como futbolista en Talleres y su actualidad como entrenador interino.

Redacción Cadena 3

Diego Borinsky

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Talleres busca "Cobija" en Gandolfi

Para Javier Gandolfi será una tarde muy especial la de este sábado.

Volverá a su casa, a River. A su segunda casa, como alguna vez la definió. Casi todos los futbolistas profesionales que construyen una carrera importante sienten de ese modo al club que los formó. Y en el caso de Gandolfi, donde vivió también.

Y será una tarde muy especial porque lo hace al frente de Talleres, club al que Gandolfi puso casi a la par de River en su escala emocional. Porque si en uno forjó su carrera y cultivó valores que lo marcaron para siempre, el otro le abrió las puertas para terminar esa misma carrera. Y ahora mismo vuelve a abrírsela para arrancar como entrenador.

Javier Marcelo Gandolfi nació el 5 de diciembre de 1980 en San Lorenzo, provincia de Santa Fe, la misma ciudad donde nació Javier Mascherano y donde Cabral se recibió de soldado heroico. Al igual que Masche y Martín Demichelis se formó en Renato Cesarini, el club fundado por los hermanos Jorge y Eduardo Solari, los hermanos Ermindo y Daniel Onega y Luis Artime. Con Demichelis, también nacido en 1980, son muy amigos: compartieron la pensión de Renato Cesarini y la de River. Y hasta planearon algún día trabajar juntos.

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Otros dos compañeros de pensión en River, también nacidos en 1980 y por lo tanto integrantes de la misma categoría, fueron los riocuartenses Guille Pereyra y Franco Costanzo. Consultados por el origen del apodo Cobija de nuestro protagonista, uno de los mejores del fútbol argentino en tiempos de poca inventiva y abundantes repeticiones, los cordobeses coinciden, por separado, con la misma versión.

Escuchemos primero al Guille y después al arquero.

Por su parte, Guillermo Pereyra rememoró: “Él le decía ‘Cobija’ a todo el mundo y nosotros le empezamos a decir ‘Cobija’ y le quedó el ‘cobija’ Gandolfi”.

“Y cuando tuve una perra le puse ‘Cobija’ en honor a él”, cerró.

Franco Constanzo recordó: “Él le decía ‘Cobija’ a todos, fanático pescador, gran pescador”.

“Compartió pensión con nosotros, lo que no recuerdo era si estaba en la pensión dentro del club o en la parte de afuera; pero hicimos todas las juveniles juntos. Él llega con Esteban Solari”, comentó.

Aclarado en parte este asunto vital del apodo, porque son mayoría quienes conocen a Gandolfi por Cobija antes que por Javier, desmenucemos ahora su carrera.

Después de pulirse en Renato Cesarini, Gandolfi llegó a River en 1998 con edad de Quinta, y ese mismo año debutó en la Primera, con 17 años. Fue el 1° de noviembre, ante Gimnasia, en La Plata, dos fechas después del debut de Javier Saviola en Jujuy. River ganaba 2-0 y perdió 3-2; Cobija entró por Marcelo Gómez en el segundo tiempo.

Sin embargo, lo que asomaba como un inicio de carrera alentador, se frenó bruscamente. Apenas 8 partidos jugados en cuatro años lo obligaron a elegir otro rumbo, con la intención de sumar minutos. Y allí apareció por primera vez Talleres para ofrecerle esa chance. Fueron solo 6 meses pero suficientes para jugar 16 partidos y meter sus dos primeros goles en la máxima categoría, y sobre todo, para darse cuenta de que podía ser futbolista. Se afirmó la temporada siguiente en Arsenal, y volvió del préstamo a River para la temporada 2004/05, donde pudo mostrarse y jugar bastante, ya con algo más de experiencia, con Leo Astrada como entrenador.

En esa etapa, un Marcelo Gallardo que había regresado al club tras los 4 años en Mónaco, se llevaba a varios jóvenes a su casa a comer, de algún modo los apadrinaba. Entre ellos estaban Mascherano, la Gata Fernández y Cobija Gandolfi. Allí nació el afecto mutuo que se tienen Gandolfi y Gallardo, y que se puso de manifiesto con claridad en los abrazos cálidos y cómplices que se dieron las veces que se cruzaron en estos años en River-Talleres.

Ganarse un lugar en River es muy difícil, y entonces Cobija volvió a salir hacia Arsenal y allí sí dio el gran salto en su carrera: fue el capitán del equipo que dirigido por Gustavo Alfaro ganó la Copa Sudamericana 2007, tras eliminar a River en la semifinal y superar al poderoso América de México en la final.

En ese momento, Gandolfi ya marcaba su liderazgo. Con 26 años llevaba el brazalete de capitán en un equipo que tenía a unos cuantos experimentados con bastante más edad y experiencia que él, como José Luis Calderón, Mario Cuenca y Aníbal Matellán.

Después de Arsenal, Gandolfi viajó a México para iniciar un ciclo de casi 8 años y 277 partidos disputados, el grueso de su carrera. Arrancó en Jaguares de Chiapas y luego pasó a los Xolos de Tijuana, que estaba en segunda división. Un club que tenía 4 años de vida y al que Cobija, con sus compañeros, ascendió el primer año. En el siguiente, 2012, se coronó campeón de la Liga mexicana de la mano del Turco Mohamed. Para los Xolos es su único título en Primera hasta hoy.

En Tijuana, más que con el apodo Cobija se lo recuerda como Capi Gandolfi. Todo un mensaje. Todo un resumen de lo que representó Javier en ese club.

A mediados de 2016, Gandolfi recibió una llamada desde Córdoba. Era Andrés Fassi, quien había llevado en un año y medio a Talleres del Federal A a Primera y buscaba consolidarlo en la máxima categoría con gente de experiencia. Gandolfi tenía 35 años, no dudó demasiado y se transformó en el primer refuerzo de la T para abordar el desafío de la Primera División. Y encontró un club muy diferente al que había conocido en 2003.

En Talleres jugó, pero también fue al banco y a veces ni siquiera eso. Se la bancó calladito. Se unió al Cholo Guiñazú y a Mauricio Caranta y bajaron una línea. Con palabras pero sobre todo con hechos. Y fue profesional mil por mil. Hasta por esos años viajó a Italia para consultar a Giuliano Poser, el nutricionista que había trabajado con Messi. Entre otros detalles, todo esto le permitió jugar hasta los 40 años.

El 9 de febrero de 2021, las redes sociales de Talleres anunciaron el retiro de Gandolfi. Un año más tarde, el 16 de enero de 2022, otra vez las redes de la T informaban que Gandolfi retornaba al club, ahora como colaborador del cuerpo técnico liderado por Guillermo Hoyos.

“Javier es un gran referente por sus valores, capacidades profesionales, experiencia internacional y compromiso con el Proyecto Talleres”, detallaba el comunicado.

El ciclo de Hoyos duró un suspiro: apenas 6 partidos, con 2 empates y 4 derrotas. Tras su despido, Gandolfi tomó al equipo interinamente y ganó 2 de 2: 4-0 a Güemes de Santiago del Estero en el arranque de la actual Copa Argentina y 2-1 a Godoy Cruz por la Copa de la Liga.

Al asumir Pedro Caixinha, Cobija volvió a su rol de ayudante de campo, ahora del portugués.

El ciclo de Caixinha en Talleres duró algo más que el de Hoyos, pero no llegó ni a los 6 meses. Y ahí estaba otra vez Cobija para tomar un equipo sin rumbo, que llevaba 6 partidos sin ganar. Se volvió a poner al frente, y el reencuentro se dio en Copa Argentina: le dio vuelta el partido a Newell’s, que arrancó ganando 1-0 en San Luis, y se impuso por 2-1 con el gol agónico del pibe Juan Cruz Giacone.

Tras aquel triunfo se sucedieron las victorias por 1-0 sobre Defensa y Justicia, el empate 1-1 ante el líder Atlético Tucumán en el José Fierro y otra victoria por 2-0 sobre Colón con los golazos de Rodrigo Garro.

Desde Talleres aseguran que hoy no están buscando entrenador. Que la cabeza de Fassi está puesta en reestructuras las inferiores y potenciar el scouting, que tan buenos dividendos le dio al club en esta gestión. Hace 10 días fue el propio presidente quien confirmó a Gandolfi como interino hasta fin de año.

Hoy es imposible asegurar quién será el entrenador de Talleres en 2023. Lo que está a la vista es que el equipo mejoró mucho, presiona arriba, es agresivo, recuperó el ojo de tigre y muestra cierta identidad. Y que los números de Gandolfi como entrenador, entre sus dos etapas, son elocuentes: 5 triunfos y 1 empate.

Fue capitán durante muchos años, es decir que tiene ascendencia y liderazgo sobre la gente, conoce bien el club y se identifica con el proyecto.

En tiempos difíciles, Cobija le dio abrigo, contención y calidez a Talleres.

No vaya a ser cosa que en 2023, el perrito de Guille Pereyra termine enfundado con ropita azul y blanca de manera definitiva.

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