Mousse de café: un postre ligero y cremoso para cualquier ocasión

Con una textura ligera y cremosa, la mousse de café se presenta como el postre ideal para satisfacer un antojo dulce en cualquier momento del día. Este clásico de la repostería, que nunca pasa de moda, se caracteriza por su sabor suave y su inconfundible aroma a café.

La mousse de café resulta perfecta para culminar una comida con un toque de sofisticación, sin ser pesada. Su elaboración se basa en un equilibrio perfecto entre el sabor intenso del café y la suavidad del queso mascarpone. El secreto de su éxito radica en la combinación de un café de sabor robusto, nata montada a punto de nieve y una mezcla aireada que aporta volumen sin sacrificar la cremosidad.

Preparar esta mousse en casa permite ajustar la intensidad del café según el gusto personal, garantizando una experiencia dulce y casera irresistible.

Ingredientes (para 4 personas):

Café espresso: 1

Queso crema: 40 g

Queso mascarpone: 40 g

Nata líquida para montar: 100 ml

Gelatina en láminas: 1

Azúcar: 1 cucharada

Cómo hacer mousse de café

Dificultad: Fácil

Tiempo total: 5 minutos

Elaboración: 5 minutos

Para comenzar, se preparó el café. Mientras tanto, se hidrató la hoja de gelatina en agua fría durante 5 minutos hasta que se ablandó. Luego, se escurría la gelatina y se diluía en el café caliente, removiendo bien hasta que se disolviera por completo. Se dejó enfriar.

En un bol, se batió el queso crema junto con el mascarpone y el azúcar hasta obtener una crema suave y sin grumos. Poco a poco, se añadió el café tibio a la mezcla de quesos, removiendo con una espátula de silicona hasta que todo quedara bien integrado.

Se batió la nata fría a punto de nieve y se incorporó a la mezcla anterior de forma gradual, utilizando movimientos envolventes con la espátula de silicona. Finalmente, se vertió la mousse en vasitos individuales y se dejó enfriar en la nevera durante al menos dos horas antes de servir.

La mousse de café puede servirse sola, con un toque de cacao espolvoreado o canela en polvo, o acompañada de virutas de chocolate y nata montada, lo que la convierte en un postre versátil y delicioso.