Santa Fe se embarca en la difícil misión de reclamar fondos para la obra pública

De no mediar imprevistos, este jueves el ministro de Obras Públicas de Santa Fe, Lisandro Enrico, visitará el despacho de sus pares nacionales en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para reclamar la liberación de fondos nacionales para obras en la provincia.

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Las prioridades en el distrito son varias, aunque no trascendieron aún. Sí se sabe que hay preocupación por el estado de algunas rutas (máxime en momentos en los que las trazas estarán repletas de camiones que se dirigen a los puertos con los granos de la cosecha), interés en trabajos puntuales en distintas zonas y postergaciones emblemáticas, como la obra en el penal federal de Coronda y la finalización de la refacción del Monumento a la Bandera en Rosario.

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Sobre este último caso hay que añadir un nuevo capítulo. La obra se inició y frenó durante muchas etapas. La última, adjudicada a la constructora DyScon, comenzó avanzando como viento en popa. Sin embargo, el faltante de granito travertino de San Juan primero, y una deuda de 400 millones de pesos después, petrificaron los andamios y las herramientas en el lugar.

De hecho, la obra en desarrollo es una postal de varios Día de la Bandera en la cuna del símbolo patrio. Si alguien pensó en un 20 de Junio en Rosario con el presidente Javier Milei presente y el monumento refaccionado, debe ir renunciando a esa idea. No dan los plazos.

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Mientras tanto, se eleva la urgencia de las constructoras que trabajan en las obras públicas. Antes lidiaban con las imparables subas de los precios de materiales e insumos, ahora con la falta de trabajo. Desde el viernes aguardan novedades, y si bien hay expectativas, las confirmaciones no aparecen.

Hasta el momento hay dos certezas, aunque pueden ser tres. La primera es que el ministro del Interior, Guillermo Francos, de buen diálogo con Enrico y compañía, ratificó la intención de liberar fondos nacionales para las obras públicas en las provincias. El destrabe del dinero parece estar vinculados a las negociaciones sobre la Ley Bases,previas al Pacto de Mayo. La segunda es que el funcionario santafesino ya tiene prevista su reunión en la Secretaría de Obras Públicas de la Nación.

Y la tercera, en ciernes, es el nivel de alerta que rodea a la falta de inversión en infraestructura en la zona del complejo portuario agroexportador del Gran Rosario y la Hidrovía Paraná-Paraguay. Hay una deuda en materia de rutas: la destrucción de las trazas de la zona y su sobrecarga en los meses de cosecha es una postal repetida.

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En paralelo, fuentes del sector portuario aseguran que la desinversión en la hidrovía es una realidad para preocuparse o tomar cartas en el asunto cuanto antes. El intendente de San Lorenzo, Leonardo Raimundo, dijo que si en cinco años no hay obras, el poderío del Gran Rosario caería y así el país y la zona se desprenderían de una verdadera “joya de la abuela”.

Se calcula que por los puertos del Gran Rosario salen entre el 70 y el 80 por ciento de las exportaciones argentinas. Es más: los datos publicados por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) posicionaban hace algunos años al complejo portuario regional en segundo lugar de importancia a nivel mundial. Primero, el de New Orleans (Estados Unidos), tercero un vecino, el puerto de Santos (Brasil). Así las cosas, sin obras locales y con crecimiento vecino, la “joya de la abuela” puede convertirse en una gran oportunidad perdida.