La historieta de Horacio Altuna en Clarín que causó debate en las redes.

Maravillas de este siglo

Confusión e ironía

10/06/2023 | 15:31

Lo ocurrido con la tira "Es lo que hay", que Horacio Altuna publicó en Clarín, demuestra que la ironía representa siempre un riesgo, sin importar los canales de difusión.

Redacción Cadena 3

María Rosa Beltramo

Aunque rara vez daba consejos sobre el modo más eficaz de comunicarse con la audiencia radial, Mario Pereyra aseguraba con frecuencia que prefería evitar la ironía porque tenía la certeza de que casi todos lo malinterpretarían.

Y explicaba: "No importa la intención; lo que el oyente recibe es la frase literal". Si alguien desoyó la sugerencia del que tanto sabía, habrá experimentado seguramente el enojo, la decepción o la sorpresa de los que tenían la gentileza de llamar y protestaban indignados al grito de "no puedo creer lo que acabo de escuchar".

El diccionario de la Real Academia Española (RAE) define ironía como "modo de expresión o figura retórica, que consiste en decir lo contrario de lo que se quiere dar a entender, empleando un tono, una gesticulación o unas palabras que insinúan la interpretación que debe hacerse".

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Admitiendo como incuestionable lo que Mario pregonaba para la radio, uno podría creer que la gráfica permite ofrecer contexto y posibilidad de repasar una y otra vez lo escrito, hasta que se transparenta la intención que las palabras enmascaran.

Pero no. Lo ocurrido con la tira "Es lo que hay" que Horacio Altuna publicó en Clarín demuestra que la ironía representa siempre un riesgo, sin importar los canales de difusión.

El creador de "El Loco Chávez" y "Las puertitas del señor López" tuvo que aclarar que él no cree que los docentes tengan plata en abundancia ni que los que integran el Conicet sean "ñoquis".

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Es que recibió un aluvión de insultos después de que dos personajes de la tira mantuvieran el siguiente diálogo:

-Ya es de noche, gordo. Ahora debe de estar cerrada la oficina

-No importa, vamos igual…

-Queda lejos, tengo hambre.

-Vamos en taxi, te pago una cena

-Pero, ¿tenés guita? En serio

-Claro, soy docente… Soy ñoqui... Estoy en el Conicet.

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Aunque el lector no esté familiarizado con las creaciones de Altuna, resulta evidente que la enumeración "tengo guita, soy docente, soy ñoqui, estoy en el Conicet" es una ironía de alguien que por la profesión que ejerce y la institución en la que se desempeña podría, perfectamente, no tener ni un peso.

"Lamento si me equivoqué en la narración. Me sorprende también, que los ofendidos defensores del Conicet, Instituto que respeto y admiro, me insulten por eso. Otra vez, lo siento. Es la primera vez en más de 50 años de profesión que me pasa".

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Es casi siempre el enojo -y en ocasiones el prejuicio- el que suele inhabilitar a la gente para entender la ironía.También es cierto que hay quienes entienden pero prefieren alimentar su ira refugiándose en la literalidad. Por caso, las redes se poblaron de expresiones que aludían a la responsabilidad del diario y su línea editorial.

Incluso algunos periodistas, que emplean ocasionalmente la ironía,  resolvieron de repente no entenderla, al punto que publicaron entre otras notas, una titulada "Repudian una historia de Altuna publicada en Clarín donde tildó de ''noqui'' a un investigador del Conicet".

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En estos días acapara todos los titulares el pase de Messi al Inter de Miami. Ya hubo crónicas sobre las "dificultades" de Lionel y los suyos para alojarse -son propietarios de un edificio de departamentos- y la "preocupación" por la matrícula escolar, que ronda los 30 mil dólares.

Todo el mundo entendió que eran humoradas referidas a un jugador que genera mensualmente millones de dólares. El chiste es mezclar en la misma oración la falta de viviendas con alguien que tiene tantas que, si las juntara en un mismo territorio, podría fundar una ciudad.

Jacinto Benavente es uno de los que mejor explicó la intención de lo que es, en definitiva, un recurso literario. "La ironía -afirmó-es una tristeza que no puede llorar y sonríe".

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