Urbanismo social
06/11/2025 | 20:35
Redacción Cadena 3
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Gustavo Restrepo, uno de los que transformó Medellín: “Construimos cultura ciudadana”
Participaste de un proyecto fenomenal de transformación en Medellín. ¿En qué estado se encuentra esa transformación hoy? Si yo fuera a Medellín, ¿qué me encontraría?
Hoy se encuentra una ciudad donde dos millones y medio de habitantes están cohesionados con un interés de progreso y educación, buscando soluciones al conflicto que existe a nivel nacional o regional. Es una ciudad contemporánea que tiene una visión de transporte público para los ciudadanos, y que ha invertido en la educación. 23 años después, los niños nacidos en este proceso buscan valor en el reconocimiento de lo que se puede hacer por la sociedad. Medellín hoy está arborizada, limpia y, aunque tiene dificultades en temas de movilidad y conectividad por su crecimiento y forma (es un valle cerrado rodeado de montañas a 2400 metros de altura), es una ciudad turística que pasó de la industria a ser una ciudad de servicios. Hoy la dinámica particular es que el turista llega a visitar lo hecho en la ciudad, el trabajo social urbanístico que se realizó.
Entonces, ¿los turistas visitan los lugares que antes fueron escenario de enorme violencia y degradación, pero que ahora fueron recuperados para la comunidad, transformándose en escenarios de recreación y encuentro?
Exactamente. Geográficamente, los barrios más humildes están en las partes más altas de la ciudad, lo que les da unas vistas fabulosas, pero históricamente presentaban dificultad de accesibilidad y eran los territorios que estaban en conflicto. Todas las inversiones que hicimos hace 22 años se focalizaron en esos territorios. Partimos de la idea de que el paisa es muy cordial, negociante y servicial. Cuando la gente empezó a llegar a esos lugares a través de sistemas de transporte masivos aéreos (cables aéreos), las personas del barrio no se sintieron atropelladas, sino halagadas de recibir a los visitantes. Eso construyó un respeto por el visitante y un acuerdo de encuentros que hoy se ve en todas partes.
/Inicio Código Embebido/
/Fin Código Embebido/De todos los espacios que definieron en el proyecto de recuperación de Medellín, ¿cuáles son los más interesantes como punto de encuentro? Me refiero a los espacios públicos.
Hicimos urbanismo social y un trabajo muy fuerte con la comunidad. Yo creo que el sistema de transporte masivo es un lugar de encuentro para todos y es el gran beneficio. Es un sistema que resume cinco sistemas: un metro, un tranvía, cinco metrocables, un BRT y el sistema de bicicletas públicas. Eso, asociado a un gran sistema de espacio público, permite que la gente se mueva de manera rápida, fluida, segura y económica. Luego vinieron las inversiones importantes en espacio público conectadas a la educación, que fue clave en el proceso.
¿En qué consisten los proyectos de espacio público conectados a la educación?
Generamos proyectos como "Escuela Abierta". Los edificios donde se educa a los chicos no deben seguir siendo cárceles; no deben tener rejas ni un límite entre el adentro y el afuera. Deben mejorar la condición de espacio público para que padres e hijos puedan salir de manera fluida. La idea es que el colegio sea referente para que los niños digan: "Mamá, me voy para el colegio" incluso el domingo, prestando sus canchas al servicio de la comunidad. Esto es neurolingüística y muy fuerte culturalmente, porque los chicos han entendido que el espacio público no es una fuerza, sino un propósito de encontrar tranquilidad y ver al vecino, superando el temor de las fronteras invisibles.
¿Hubo una etapa posterior para el uso de esos edificios públicos?
Sí, implementamos el "tercer tiempo" de los edificios públicos. Empezamos a hacer bibliotecas en torno a los colegios que no solo cargaran libros, sino también computadoras. Abríamos el colegio por la noche o por la tarde después de la segunda jornada. El tercer tiempo permitía que las madres fueran al colegio a aprender internet y a comunicarse, generando una cultura. Después vino una inversión muy importante en equipamientos recreodeportivos y, fundamentalmente, en los más pequeñitos, los niños de 0 a 5 años.
¿Por qué la inversión en la primera infancia fue considerada clave?
En conversaciones con el alcalde, determinamos que no bastaba solo con la educación. Era fundamental tener salud en los jardines infantiles, con una enfermera para cada 350 chicos y seguimiento desde los nueve meses de embarazo. Pero la clave era alimentar. Cada jardín debía ser un lugar para alimentar a esos 350 chicos, con seguimiento de salud en balance y peso, y luego darles educación a través de la recreación, la cultura y el arte. Entregamos una nueva generación de niños con toda la posibilidad de competir contra cualquier otro chico de la ciudad. Esto ha generado una sociedad que reconoce que los jóvenes son gestores de su propio desarrollo.
¿Cómo lograron desplazar a las fuerzas de la destrucción, la violencia y el crimen organizado que habían usurpado el espacio público?
Nos enfocamos en construir cultura ciudadana y confianza. Cuando llegamos a los barrios, nos encontramos con un enorme rechazo. La gente decía que éramos tan políticos como los últimos que habían llegado. Además, en esos territorios había control de narcos, guerrilla y paramilitares que habían reemplazado al Estado. Ellos impartían justicia, prestaban dinero o cubrían entierros, dado que los servicios del Estado en esos territorios eran muy precarios. Nos dimos cuenta de que lo que faltaba era conversar, escucharnos mucho y generar pedagogía urbana para construir una nueva visión de sociedad. Nos fortalecimos en los valores de los paisas: el dinero hecho con trabajo, la mujer como clave fundamental en la construcción de la familia, y las empresas antioqueñas que habían generado empleo y oportunidades. Empezamos a ponernos citas de encuentro. Los vecinos decían que no volveríamos a la próxima cita, pero construimos confianza porque volvíamos y volvíamos hasta que un día dejaron de llegar (los grupos armados). Entonces los vecinos empezaron a aparecer diciendo: "Venimos porque nos da pena con ustedes". Ahí construimos un lazo de conversación donde diagnosticamos las necesidades del barrio y construimos una nueva visión de ciudad a partir de sus sueños.
¿La gente se apropió de los proyectos que ustedes hicieron, como la escuela o la plaza?
Sí, porque nos dimos cuenta de que los vecinos tenían mucho más conocimiento del territorio que el que teníamos en el escritorio. Eso generó pertinencia de los proyectos, asegurando que el recurso se invirtiera en lo que ellos necesitaban, y además generó pertenencia, que parte de la construcción de ese sueño propio.
¿En qué se basa la identidad de los antioqueños, a quienes habitualmente se les llama "paisas"?
Yo creo que nos reconoce el empuje, las ganas de hacer, el interés de trabajar por sacar adelante a las familias y a la sociedad. Buscamos estar a la vanguardia de lo que necesita la ciudad y tratar de encontrar un equilibrio entre trabajo, diversión y familia. Pero, sobre todo, creo que nos une hoy una esperanza de un mejor país. Esto se refleja en que nuestros gobernantes, tanto en Antioquia como en la Alcaldía de Medellín, son personas que reconocen el valor de la democracia, el valor de la vida y el daño que los narcotraficantes nos han hecho.
¿Encontrás muchas Medellín, como la que había que transformar, en el resto de Latinoamérica hoy?
Sí, muchísimas. El narcotráfico tiene otras figuras hoy, pero hay muchos territorios en Latinoamérica, desde Tijuana hasta la Patagonia, que tienen esas dificultades. En Argentina, aunque los números de homicidios posiblemente no coincidan con nuestra situación más dramática, hay enormes dificultades sociales y de asentamiento de partes delincuenciales en la costa, cerca de los puertos. También hay mucha vulnerabilidad en los barrios. Una diferencia es que en nuestra época era el cartel, y hoy son los microtráficos. Esto desafortunadamente hace que el manejo desde la construcción de ciudadanía se aborde de manera distinta.
Dado que venís habitualmente a Córdoba, ¿hay algún trabajo o proyecto que hayas desarrollado en esta ciudad?
Hace diez años iniciamos un proceso muy interesante que llaman los "Consejos Barriales". Tuvimos la oportunidad de acompañar el diagnóstico y la formulación de una política urbana para llegar a esos territorios que estaban "en rojo". Esto generó una estrategia que hoy se ha abierto a la provincia, lo que significa que hoy existen del orden de casi 80 consejos barriales, llegando a casi el 80% de los barrios vulnerables. La metodología permite tener un lugar donde las familias pueden expresar sus sueños e ideas, igual que en Medellín, y luego poder ejecutar eso en obras como rutas seguras, iluminación, y polideportivos sociales.
Como arquitecto, ¿qué es lo primero que mirás cuando llegás a una ciudad?
Miro desde el avión, porque me permite ver la topografía, los mantos verdes, los acuíferos y la relación metropolitana. Por ejemplo, en Latinoamérica se espera que para 2050 el 95% de la población viva en territorio urbanizado. Es el camino de la ciudad la responsable de generar calidad de vida, llevando la educación y los servicios básicos, sin desproteger el territorio rural.
Una vez que pisás la ciudad, ¿qué te llama la atención?
Trato de ver si está limpia. Cuando uno es capaz de encontrar una ciudad limpia, uno dice: "Algo está funcionando bien". Segundo, miro cómo está consolidado el territorio de periferia. Empiezo a encontrar la calidad del hábitat en el entorno, si encuentro territorios informales que no estén bien abastecidos, que estén oscuros, que la edificación no esté bien consolidada o que las vías se vuelvan de tierra muy rápidamente. También trato de mirar cómo funciona la ciudad, si se mueve bien, si el tejido está correcto, si los semáforos funcionan. En el caso de Córdoba, por ejemplo, uno encuentra que hay mucha formalización y la Circunvalación ha ayudado mucho a esa consolidación.
Además del funcionamiento de la ciudad, ¿qué buscás en la calidad del espacio público?
Miro si está iluminado, si está bien arborizado y cómo disfruta la gente el lugar, si está en el espacio público. Una ciudad que es capaz de bailar en el espacio público, como el tango o la milonga que he visto en la Vélez Sársfield en Córdoba, es una ciudad resiliente. Ahí hay un factor social muy importante.
Para finalizar, ¿qué libro nos regalarías para la biblioteca virtual, qué recomendación harías a los oyentes?
Recomendaría "El Principito". Es un libro para grandes y chicos y tiene mucho que ver con nuestras realidades y nuestra manera de entender el universo en el que estamos planteados hoy. También, en temas urbanos, siempre habría que leer a Jane Jacobs. "El futuro de las ciudades" podría ser un libro muy interesante.
Entrevista de Sergio Suppo.
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