Escenario poselectoral
17/11/2025 | 21:12
Redacción Cadena 3
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Jacquelin: “El acuerdo con EE.UU. abre oportunidades, pero también muchas dudas”
Decíamos recién en la presentación del programa que, en apenas tres semanas, la realidad política ha sufrido un impulso notable, no solo por el resultado electoral, sino por lo que ocurrió en los días previos: el apoyo político, económico y sobre todo financiero que el gobierno recibió del gobierno de los Estados Unidos. Esto tiene consecuencias y lo que va a ocurrir a partir de ahora, cuando el gobierno empiece a utilizar el crédito político que recogió en las elecciones del 26 de octubre. ¿Cómo ves que el gobierno ha interpretado primero y luego empezado a utilizar ese crédito político notable, por encima de lo esperado, que recogió en las elecciones?
Lo primero es que está muy clara la influencia que tuvo la injerencia de Trump en el proceso, porque devolvió una estabilidad, sobre todo en lo bursátil y cambiario, que no existía. Segundo, porque le dio un respaldo muy relevante y tercero, porque le marcó una hoja de ruta que tenía que ver con construir las bases de consenso o de acuerdos para poder avanzar con las reformas de fondo y darle sustentabilidad y proyección al programa. Esto es lo que ha hecho el gobierno. La designación de Diego Santilli como ministro del Interior se da en dos planos: hacia afuera, porque ningún político profesional representa más ese perfil que podríamos llamar la casta de la política, y hacia afuera es el hombre que puede interactuar con todos los actores de la política y los factores de poder reales, los que están sobre la mesa y los que están por debajo. Por otro lado, es una señal para adentro: se le puso un límite a Santiago Caputo. Karina Milei es hoy la gran decisora del gobierno, casi en algunos temas por encima del propio Javier Milei, relegando la posibilidad de darle esa impronta tan potente que quería Santiago Caputo. Lo acotó directamente. Además, se construyó parte de un nuevo poder más grande todavía. Mientras Santiago Caputo pretendía un mega ministerio del Interior, Santilli se quedó con un mini ministerio abocado fuertemente a la negociación con gobernadores y legisladores.
Otro dato complementario es que quienes aspiraban a entrar al gobierno, como Mauricio Macri, quedaron una vez más en la puerta. ¿Cómo interpretás la ineficacia de Mauricio Macri en esa línea?
Es muy notable la ineficacia y la insistencia de Mauricio Macri en esa línea, porque esto empezó en la reunión de Acassuso después de la primera vuelta, y desde allí siempre recibió un "no" a sus ofrecimientos. Lo notable es que el gobierno de Milei cooptó al PRO, pero sobre todo se sostiene por el PRO: por un lado, el PRO real, macrista, que lo ha sostenido en la Cámara de Diputados con más disciplina que la propia La Libertad Avanza. Al mismo tiempo, hoy los tres pilares sobre los que se asienta el gobierno son salidos de la esfera de Macri, por así decirlo: Luis "Toto" Caputo, encargado del plan económico; Patricia Bullrich, cabeza del ministerio que ha dado satisfacciones al gobierno; y la gestión política que lleva adelante Diego Santilli, quien fue un gran ganador en las elecciones de la provincia de Buenos Aires. Hay un cambio rotundo en el contexto del sistema político, sobre todo en la oposición. Muchos esperaban tener una capacidad de negociación significativa con el gobierno, y ahora se les ve intentando conversar con Santilli y ajustando sus discursos, recortando el nivel de críticas. La mayoría de los gobernadores que enfrentaron a Milei tienen ahora un discurso muy distinto y están viendo cómo evitan ser avasallados en sus propios distritos.
Ese es el gran triunfo de Karina Milei, puertas adentro del gobierno. Hacia afuera, lo que vemos es la nueva polarización entre la hegemonía que pretende el gobierno y el vacío. El resto está tratando de ver dónde y cómo se acomoda. También entramos en el proceso de los años pares, donde empieza la discusión interna de la oposición. Aquellos que tienen territorios buscan la mejor relación posible con el gobierno nacional para sacar provecho y prepararse para la elección del 2027. Esto le ha dado al gobierno un plafón de negociación muy grande, porque parte de una ventaja gigantesca: como les debe mucho (fondos, obras, trámites incumplidos), con poco que les dé, va a ganar mucho. Lo que sucede es que la negociación es compleja porque involucra reformas de fondo que impactarán en los recursos y economías provinciales (reforma fiscal y laboral, en primer lugar), además del acuerdo con Estados Unidos, cuyo impacto será muy heterogéneo. Los gobernadores carecen precisamente de la precisión y la información necesaria.
No hemos hablado del otro gran actor político de la Argentina: el peronismo, dentro del cual el kirchnerismo hegemoniza desde hace más de 20 años y conserva, sin embargo, un tercio del electorado. ¿Cómo creés que se va a plantear la reorganización del peronismo y puntualmente del kirchnerismo de aquí a las elecciones presidenciales?
Un gran acierto de Milei fue construir el fantasma más poderoso de lo que en realidad era el kirchnerismo, y eso hizo que el temor a su regreso llevara a mucha gente a votar por el gobierno, incluso a aquellos que no lo habían hecho en las elecciones provinciales. Lo cierto es que el kirchnerismo es un fantasma con una sábana raída que lo cubre cada vez menos. Ese peronismo representa un poco más de un tercio, pero hoy no es una opción para captar sectores que lo lleven a ser mayoría. Hoy es más minoritario en representación parlamentaria y social de lo que nunca en su historia ha sido. Por lo tanto, es una fuerza que debe reinventarse, pero viene de dos gobiernos fracasados. Cristina Kirchner obtura toda capacidad de renovación. Aun en su debilidad extrema, ¿qué hace? Se les adelanta a quienes buscan una renovación, tomando temas que son demandados por la ciudadanía (reforma laboral, reforma educativa, revisar el vínculo con la sociedad), cosas que eran tabú en sus gobiernos. Así, a los propios los deja viejos y a los que quieren ser jóvenes, los obtura. El kirchnerismo está en una situación que se parece mucho a ese radicalismo que tenía a Alfonsín como un tapón que no permitía ni que se renovara, ni que se desplazara.
Agregaría que el peronismo está anclado en el tiempo ideológico, repitiendo fórmulas de hace 20 años o más antiguas que ya fracasaron. ¿Creés que Axel Kicillof se animará a enfrentar definitivamente a Cristina o si lo está haciendo realmente en este momento? Y, en segundo lugar, ¿creés que se atreverá a cambiar el discurso del Peronismo para convertirlo en una fuerza política electoral más atractiva?
Kicillof tiene una rigidez estructural y un anclaje que mira mucho más por el espejo retrovisor de un tiempo que ya no existe en la Argentina ni en el mundo. Tiene dificultades para comprender cuáles son las demandas de una sociedad y para encarnar una visión de lo que debería ser un aparato productivo moderno. Si bien se puede decir que la enfrentó [a Cristina] y ganó el 7 de septiembre, sigue enredado en un discurso que no termina de avanzar. Para peor, Máximo Kirchner lo calificó de "mera herramienta" hace poco. Kicillof tampoco es una cara peronista para el resto del Peronismo. Es una persona distante en los vínculos internos. Por ser el gobernador de la provincia de Buenos Aires, un bonaerense siempre es objeto de desconfianza para el resto de la Argentina y mucho más para el peronismo de las provincias. Por lo tanto, los límites de Axel Kicillof, que hoy es la figura que debería tener la mayor cantidad de votos, tienen un techo muy bajo, casi de su altura.
Al margen de la envergadura política de Kicillof, el resto del peronismo no ha generado dirigentes nuevos. Quizás la única novedad política sea el actual concejal de la ciudad de Rosario, Juan Monteverde, o Juan Grabois. El resto está dentro de una medianía que hace difícil imaginar un reemplazo para Cristina Kirchner.
Coincido plenamente. Es interesante lo de Juan Monteverde, porque, más allá de ser una figura nueva que viene de la militancia social, encarna algo novedoso: su construcción política y su vínculo nacieron del trabajo en las bases, la cercanía y la construcción de diálogo incluso con sus opositores. No es un peleador de la calle, es un constructor político muy interesante. El peronismo debería mirarlo, porque, como al resto de las fuerzas políticas, lo que le pasó y lo que causó la llegada de Milei es la lejanía de la ciudadanía. El concepto de la "casta" sigue vigente porque mucha gente ve que sus líderes tienen agendas que no se relacionan con sus problemáticas, demandas o expectativas. El gran desafío de cualquier liderazgo es encarnar la época, y hoy Milei lo está haciendo. Hoy, el peronismo está preocupado por sostener su quintita, sus beneficios y sus feudos, lo cual está claro que no alcanza. Es muy viejo, y muchísima gente, más de un tercio del electorado, no ha vivido ni conoce lo que ellos glorifican como el pasado reciente más dorado.
No podemos terminar sin revisar lo que es el hecho más importante, no sólo en política exterior, sino en la política argentina: el acuerdo con el gobierno de los Estados Unidos. Esto empieza con un salvataje financiero antes de las elecciones y ahora se traduce en un acuerdo mucho más intenso, del que desconocemos la letra chica, que es un alineamiento político y un principio de integración económica. ¿Cuál es su visión sobre lo que está a punto de firmarse entre el presidente Milei y el presidente Trump y que está todavía en proceso de negociación en los términos más específicos?
Quienes conocen ese tipo de relaciones y cómo las lleva adelante Trump dicen que no habrá una "letra chica" general, sino letras chicas para cada aspecto, y que estarán sujetas a la discrecionalidad de los Estados Unidos. Hay una cuestión relevante: Estados Unidos puede mostrar a sus empresarios dónde hay oportunidad, pero a diferencia de otros países centralizados como China, no puede decirles a dónde tienen que ir. Se pueden generar condiciones, pero no va a generar la inversión directamente. Abre la puerta a que lleguen inversiones, especialmente a toda la economía extractiva y a los minerales estratégicos. Sin embargo, aparecen muchas dudas con ideas de integración, por ejemplo, en el área automotriz, porque Trump ha sido muy consecuente en cuidar su frente interno. El concepto "Make America Great Again" implica recuperar industrias y empleos, y revertir el proceso de flujo de inversiones estadounidenses en el extranjero. Habrá que ver cómo lo direcciona, qué oportunidades hay y en qué condiciones. Es un tema muy relevante para los gobernadores, sobre todo para las provincias que no tienen minerales o hidrocarburos. Esto sin duda abre una oportunidad, pero hay que ver cómo se aprovecha y en qué tiempo, porque en algunas áreas puede llegar a generar destrucción de empleo con la promesa de construcción de otros.
/Inicio Código Embebido/
/Fin Código Embebido/En lo concreto e inmediato, hay que ver el arranque de una economía que aún no termina de arrancar en términos de generación y recuperación de ingresos estables para los asalariados y jubilados. La incomodidad en el bolsillo persiste más allá del triunfo electoral de Milei.
Dos datos que aparecen en los diarios: primero, empieza a haber mora en los créditos de clase media alta y alta, y segundo, el consumo mayorista sigue mostrando una caída muy sostenida. Por lo tanto, el empleo está lejos de la recuperación; se ha perdido el 3% de los empleos registrados en un país donde el empleo formal y privado no crece. Milei consiguió un notable apoyo político institucional, que era del que carecía fundamentalmente, pero adquirió al mismo tiempo un déficit en el apoyo social. Aunque acaba de ganar las elecciones, si uno mira el apoyo que tiene y las demandas de sus votantes, estas han mutado, lo que hace que la exigencia sea mayor. Hoy está cerca de tener una mayoría en el Congreso, pero al mismo tiempo tiene demandas cada vez más acuciantes de esos sectores que le renovaron el crédito, pero le exigen respuesta porque llevan un año y medio todavía nadando y la costa les queda lejos.
¿Qué libro le recomendarías a los oyentes?
Recomiendo dos: uno es "M. El hijo del siglo", de Antonio Scurati, sobre el fascismo de Benito Mussolini; y el otro es "La era de los depredadores", de Giuliano da Empoli.
Entrevista de Sergio Suppo.
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