Múltiples allanamientos generaron la caída de una banda narco.
Múltiples allanamientos generaron la caída de una banda narco.
Nahuel Novellino
Lucía Uberti
Daniel Alberto Baldivieso
Operativos contra la banda narco hiperconectada
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Call center tumbero

Un policía cordobés, en medio de la banda narco de presos hiperconectados

21/10/2022 | 09:31 | Con una larga trayectoria en la fuerza, se retiró hace pocos años. Lo acusan de ser el proveedor de la droga. Los insólitos detalles del uso de celulares dentro de las cárceles.

Redacción Cadena 3

Juan Federico

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Un policía cordobés, en el medio de una banda narco hiperconectada

¿Cómo se puede jerarquizar esta noticia? 

¿Qué es más grave? ¿Que dos detenidos continúen manejando el negocio narco desde adentro de las prisiones? ¿Que tengan celulares intramuros con acceso ilimitado a internet? ¿Que una joven con prisión domiciliaria aparezca en Instagram mostrándose alegremente en bailes y en partidos de fútbol? ¿O acaso que un policía cordobés sea el acusado de haber provisto de cantidades importantes de cocaína a esta banda? 

Pocas veces, todas las falencias de un sistema ha quedado tan al desnudo como en esta causa que lleva adelante el fiscal federal de Venado Tuerto, Arzubi Calvo, y que en las últimas horas desencadenó en una serie de operativos tanto en la provincia de Santa Fe como en Córdoba.

De los 31 imputados, la mitad ya estaba alojada en diversas cárceles. Esto no era impedimento para que continuaran conectados a celulares supuestamente clandestinos, a los que utilizaban de manera permanente, con acceso a internet y hasta de un modo obsceno: los dos presuntos líderes, una pareja alojada en distintos establecimientos carcelarios (Nahuel Novellino y Lucía Uberti), todas las noches se sentaban a comer y realizaban una videollamada entre ellos, para charlar durante la cena en medio del pabellón.

Tras meses de investigación de escuchas telefónicas y trabajos de campo se logró dar con los líderes de la banda que operaban desde la prisión. Quince de los 31 imputados ya estaban detenidos por otras causas, pero esto no les impedía continuar delinquiendo.

"Ya se los investigó y se los puso presos. Pero se sigue gastando tiempo y dinero en continuar investigando", sintetizó una fuente judicial ya hastiada de perseguir a delincuentes detenidos que siguen generando delitos desde adentro de las cárceles.

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En los allanamientos practicados por la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) se encontraron una bolsa con 12 kilos de cocaína, marihuana, balanzas de precisión, además de diferentes elementos de fraccionamiento. Y una gran cantidad de celulares y chips dentro de las diversas cárceles que fueron centro de este megaoperativo: el penal de Rawson, la Unidad de Detención 5 de Rosario, la Unidad de Detención 1 de Coronda, el Complejo Penitenciario Federal de la ciudad de Buenos Aires, el Complejo Penitenciario Federal de Ezeiza, la Unidad de Detención 11 de Piñero y la cárcel de Bouwer para Mujeres, en Córdoba.

Los líderes. Nahuel Novellino y Lucía Uberti aparecen sindicados como los cabecillas de esta megabanda.  

Novellino, oriundo de Santa Fe, fue condenado por una serie de robos, además de una causa narco en la que se secuestraron 10 kilos de marihuana escondidos en una cámara séptica de su casa. En 2019, su celda en la cárcel de Santa Fe fue allanada, luego de que se detectara que tenía una activa vida en redes sociales, con más de dos mil amigos en tres perfiles de Facebook. Por esto, fue trasladado al penal de Rawson, en Chubut.

Lucía Uberti (27) se crió en un hogar de clase media de Rosario. Su madre fue una reconocida almacenera de su barrio y su padrastro, un expolicía. Fue condenada a 20 años de prisión por ser una de las líderes de una célula de "Los Monos" que atacó a balazos la sede del Poder Judicial local.

Teléfonos libres en las cárceles. En el expediente hay todo un capítulo dedicado a la utilización de celulares dentro de las cárceles. "En el transcurso de la investigación fueron secuestrados más de 10 teléfonos a Novellino en sus distintos lugares de detención, todos fueron peritados determinándose que el más antiguo de todos y el que en peores condiciones se encontraba era el que utilizaba para organizar todas las maniobras. Del mismo en aproximadamente 30 días de uso (en función de las fecha de las conversaciones) se obtuvieron más de 140 chats de la aplicación Whatsapp, más de 45 mil archivos de audio y más de 570 archivos de video. Aproximadamente 50 de esos chats refieren a distintos hechos ilícitos entre ellos: adquisición de estupefacientes, precursores químicos, elaboración de estupefacientes, compra de armas, distribución y traslado de drogas, dinero, armas, municiones, etcétera".

La descripción del uso de los teléfonos resulta abrumadora: "Novellino y Uberti se mantenían desde sus lugares de alojamiento en contacto permanente de manera telefónica, las transcripciones de los chats de whatsapp entre ellos en aproximadamente un mes de uso contienen más de 5.200 páginas, se pudo incluso reconstruir que todos los días los mismos preparaban la cena y luego se unían a través de videoconferencias para compartir ese momento. No solo a través de whatsapp, sino que también lo hacían mediante Snapchat, Facebook, etcétera".

Pantalla. Además, con sus celulares, los sindicados como líderes de esta banda controlaban las cámaras de seguridad de un negocio de indumentaria que explotaban calle Paraguay al 2600, de la ciudad de Rosario. Allí, presumen los investigadores, "se acercaban las personas con el fin de abonar el material estupefaciente adquirido".

Policía cordobés. En cuanto al origen de la gran cantidad de cocaína y marihuana que esta banda habría movilizado, la investigación apuntó contra un policía cordobés, retirado hace pocos meses, como el proveedor. Fue allanado y detenido este jueves. 

Según pudo determinar Cadena 3, se trata de Daniel Alberto Baldivieso, con un largo historial dentro de la fuerza cordobesa. Sus excompañeros hoy lo recuerdan patrullando casi siempre en la zona del Distrito 5, un sector caliente del narcotráfico en Córdoba: los alrededores del cementerio San Vicente. Desde hace años, siempre se sospechó que estaba vinculado de alguna manera a dos grandes bandas de barrio Maldonado, aunque en la provincia nunca se le demostró nada a nivel judicial. 

"Simulaba tiroteos, gritaba por la radio que hacía persecuciones pero que justo se le daban siempre a la fuga", apuntó un experimentado comisario, sobre las suspicacias que se tejían sobre él. No obstante, hizo toda su carrera policial hasta 2016, cuando él decidió jubilarse. 

Su pareja, que también había sido policía, murió por coronavirus. Tiene un hijo adentro de la fuerza cordobesa y otro que intentó ser futbolista: estuvo en las divisiones inferiores de Talleres y luego en Newell's, en Rosario. Se sospecha que a partir de los viajes que realizaba a esa ciudad para ver a este hijo, Baldivieso pudo haber tejido los contactos con la banda que actuaba desde la cárcel.

En la investigación consta que ya con una nueva pareja, este policía retirado viajaba con frecuencia a Venado Tuerto, y que incluso se alojaba en un hotel ubicado a pocos metros de la fiscalía que le seguía los pasos. Llama la atención que siempre se registraba utilizando su real identidad. Se presume que en esos viajes llevaba droga y cobraba, según se desprende de la causa.

Cuando en Córdoba sus excamaradas comenzaron a mirarlo de manera extraña por su alto nivel de vida, Baldivieso les respondía que estaba ganando muy buen dinero trayendo celulares de alta gama desde Paraguay. 

"Prisión" domiciliaria.  Pero Baldivieso no es la única pata cordobesa en toda esta historia. También está imputada Ingrid Florindo, acusada de haber provisto de precursores químicos, cocaína de máxima pureza, armas de fuego y municiones a esta misma banda.

Esta mujer fue noticia a fines del año pasado, cuando en medio del juicio que se le seguía por haber integrado una banda que había traficado más de 300 kilos de marihuana desde Paraguay a Córdoba, el fiscal Carlos Casas Nóblega pidió revocarle la prisión domiciliaria que gozaba hasta ese momento porque en las redes sociales ella había posteado fotos en las que se la veía en recitales y en partidos de fútbol.

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En la acusación nueva en su contra, el fiscal federal de Venado Tuerto hace referencia a aquella situación, a partir de las escuchas: "Ingrid manifestaba a lo largo de la conversación que se encontraba en un juicio y que el fiscal tenía un par de fotos con las que la iba a perjudicar. En una oportunidad desde el mismo teléfono otra persona le indicó a Novellino: 'La señora quedó en cana soy el hijo'”. 

"A partir de ese momento, su hijo de 20 años recibiendo órdenes de su madre desde la cárcel cordobesa, siguió a cargo de la provisión de materiales y armas de fuego, ofreciéndole a Lucía y Nahuel mejoras en los precios con respecto al policía jubilado", se indica en la investigación.

En total, son cinco los cordobeses ahora imputados en esta investigación.

Vínculos familiares. En la causa, también se hace referencia a la red familiar de complicidades que Novellino tenía en Venado Tuerto: "La hermana y el cuñado de Novellino con la colaboración de otra persona llamada Romina G. eran quienes estiraban el material y organizaban la distribución, el cobro, el pago de los insumos. Todos esos pasos eran detallados e informados a Novellino quien solicitaba imágenes que compartía con Lucía".

Sellos. "En los laboratorios de procesado de cocaína se confeccionaban ladrillos a los la gente de Novelino les ponía como sellos una corona, las siglas L.N. (Lucía y Nahuel), o una tijera. Todo dependiendo del grado de pureza".

Sicarios. Otro aspecto llamativo que surgen de los teléfonos hace referencia a la utilización de sicarios: "En otras oportunidades contrataron a distintas personas de la ciudad de Rosario agendadas como Sicario 1; Sicario 2, Perrito sicario con el fin de 'hacer un par de boletas' intercambiando distintos mensajes referidos a los precios de los homicidios, las amenazas, etcétera". Se destaca que si bien estos asesinos a sueldo viajaron y se les indicaron quiénes eran las potenciales víctimas, los ataques finalmente no se produjeron.

Tiktoker. En los últimos tiempos, se presume, Novellino cambió de pareja o sumó una nueva pareja. Se trata de una joven, llamada Carla, que no está presa. Ella postea en la red social TikTok que Novellino le financia los viajes en avión para que lo visite de manera casi semanal en el penal de Rawson, además de mostrar importantes cantidades de dinero que son contadas con máquinas especiales.

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