Liliana Zárate, jefa de Policía de la Provincia de Córdoba.

Policía de Córdoba

Lo que no dijo la jefa de Policía frente a los jueces

22/10/2022 | 07:01 | La extensa declaración que brindó como testigo durante el juicio por el crimen de Blas Correas fue un episodio judicial inédito. 

Redacción Cadena 3

Juan Federico

El miércoles de la semana pasada ocurrió un hecho inédito tanto para los Tribunales como para la Policía de Córdoba. Durante más de cuatro horas, la actual jefa de la principal fuerza de seguridad de la provincia, Liliana Zárate, declaró como testigo en el marco del juicio que se sigue por el asesinato policial de Valentino Blas Correas.

Frente a los jueces de la Cámara 8ª del Crimen, los jurados populares, los fiscales y el ejército de abogados que participan de este juicio, Zárate dejó varios títulos que generaron mucha repercusión mediática y, también, dentro de la propia Policía.

Al observar las imágenes de cuando el Fiat Argo en el que viajaban Blas y sus amigos aquella madrugada del 6 de agosto de 2020, Zárate dijo sentir "vergüenza" por el accionar policial. 

Se trata de una de las escenas que no deja de generar impacto: el auto frenado en la esquina de Corrientes y Chacabuco, el adolescente muriendo adentro y más de una decena de policías rodeando todo sin auxiliarlo.

Pidió "perdón" a la familia y, ya al finalizar su extenso testimonio, terminó por definir lo sucedido como un caso de "violencia institucional".

En su relato, Zárate indicó que los policías Lucas Gómez y Javier Alarcón que esa medianoche dispararon contra Blas y sus amigos, no tenían ningún justificativo legal para hacerlo. "Debieron hacer un operativo cerrojo", amplió. Y sobre el resto de los imputados, sobre todo en lo que respecta a los superiores, agregó que debieron haber ido a la escena del crimen a controlar la legalidad de todo lo actuado "y no de visita".

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Soledad Laciar, la mamá de Blas, valoró los dichos de Zárate una vez que terminó esa parte de la audiencia. Y sentó una contradicción entre la jefa de Policía y el nuevo secretario de Seguridad de la provincia, Claudio Stampalija, quien el lunes había indicado a Cadena 3 que los episodios de violencia institucional eran casos "aislados" en Córdoba. "Lo invitaría a Stampalija a que presenciara este juicio para que vea cómo actúan sus policías", subrayó Laciar.

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Pero pese a haber resaltado lo que dijo la jefa de Policía, 24 horas después Laciar le recordó a Zárate que al menos 10 de los policías que no asistieron a su hijo aquella noche continuaban en actividad. Lo hizo este jueves, en el flamante Tribunal de Conducta Policial, donde denunció a este grupo de uniformados que hasta hoy jamás recibió ningún reproche por parte de la institución.

Aquellos que desde hace años caminan los pasillos de los Tribunales de Córdoba, y que están siguiendo bien de cerca el desarrollo de este juicio, remarcaron además otros puntos llamativos en la extensa declaración de Zárate.

1. Tanto ella como los fiscales y los querellantes, evitaron nombrar a quien era el ministro de Seguridad de aquel momento, Alfonso Mosquera. Pese a que la familia de Blas insiste desde el comienzo en que es necesario avanzar en el juicio sobre una presunta responsabilidad política en torno al crimen, en la decenas de audiencias celebradas hasta ahora todo continúa encorsetado alrededor de los 13 policías imputados. No hubo ninguna pregunta específica a Zárate sobre cuál fue el rol de Mosquera aquella noche y tampoco sobre quien era el jefe de Policía en ese momento, Gustavo Vélez.

Hasta ahora, todo gira en torno a los 13 policías acusados, más un grupo de una decena de agentes que no auxilió al joven cuando frenaron el Fiat Argo en Corrientes y Chacabuco. No asoma, en las preguntas de las partes, un intento de revelar más allá de esta cuestión.

El próximo miércoles se desarrollará una audiencia clave: están citados a declarar el excomisario Gonzalo Cumplido y el ahora  exministro Mosquera. Cumplido de manera pública ha apuntado en contra de Mosquera en este caso, por lo que no se descarta que se produzca un careo entre ellos. 

2. Otro punto interesante en el testimonio de Zárate es que muchas de las preguntas que recibió fueron en torno a su actual rol como jefa de Policía. Varias de las partes demostraron un desconocimiento absoluto sobre el funcionamiento de la fuerza, por lo que fue necesario que la jefa explicara varios puntos que no hacían a esta causa.

3. Poco se le preguntó a Zárate sobre su rol durante aquella noche. En la madrugada del 6 de agosto de 2020, ella era la jefa de Recursos Humanos de la Policía. Por sus manos habían pasado los legajos, por ejemplo, de los policías Lucas Gómez y Javier Alarcón (los que dispararon contra Blas y sus amigos), quienes continuaban trabajando armados pese a tener dos imputaciones previas. En ningún momento la fiscalía ni las otras partes le preguntaron a Zárate por qué estos policías continuaban trabajando, arma en mano, aquella noche, de quién había sido la responsabilidad de esta decisión.

La respuesta a este interrogante es medular: quién avaló que Gómez y Alarcón, con semejantes antecedentes, continuaran trabajando y armados.

4. Sí le preguntaron a Zárate por qué Alarcón llevaba la pistola reglamentaria si había desaprobado el examen de tiro. La actual jefa de Policía recordó que Alarcón se había sacado un 3 en una práctica de disparo que realizó en un curso de ascenso. Dijo que por ley, no le podían sacar el arma en el acto, sino que se establece un mecanismo que puede durar más de un mes. Si bien en un principio evitó valorar esta ley, al final dijo que sería positivo modificarla. 

No se conoce que haya realizado algún pedido al Panal en ese sentido.

5. "Considero que en todas las instituciones hay personas con ética y personas sin ética. Hay buenos policías y hay malos policías, como también hay buenos médicos y hay malos médicos. Es algo que no depende de las instituciones, sino de las personas", apuntó la jefa de Policía para negar, en una primera respuesta, que se hubiera tratado de un caso de "violencia institucional". "Es un caso en el que hubo un conjunto de policías que no cumplió con las normas", subrayó sobre el crimen de Blas. Ante las repreguntas del vocal Juan Manuel Ugarte y del querellante Alejandro Pérez Moreno, al final Zárate admitió que en este caso sí existió "violencia institucional", algo que había negado sólo un puñado de minutos antes. 

6. A lo largo de las cuatro horas de su testimonio, defendió la formación y la capacitación policial, pese a que el plan de estudios fue modificado y ampliado tras el crimen de Blas.

7. La jefa de Policía también negó que llevar un arma "trucha" para plantar en la escena del crimen haya sido una práctica habitual. "En mi carrera policial (lleva más de 30 años) no he conocido a alguien que haya llevado un arma 'trucha'", afirmó en medio de la sala de audiencias.

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8. Otro dato que llamó la atención es el supuesto reproche contra los tres comisarios acusados en esta causa. Al comisario inspector Walter Soria, al comisario inspector Jorge Ariel Galleguillo y al subcomisario Enzo Gustavo Quiroga, la instrucción del fiscal José Mana les reprochó haber encubierto a los dos uniformados que abrieron fuego –los cabos primero Javier Catriel Alarcón y Lucas Gómez– y a la agente Wanda Esquivel que plantó el arma minutos más tarde para incriminar a las víctimas. Con la idea de "eludir la Justicia y desviar la investigación", el fiscal los ubica en reuniones con el subcomisario Sergio González, superior del cuarteto que montó el retén en el que se efectuaron los disparos policiales que mataron a Blas, a Gómez, Alarcón, Esquivel y la oficial ayudante Yamila Martínez.

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Tras mostrar el video, el fiscal Hidalgo le preguntó a Zárate qué debían hacer los jefes policiales cuando van a una escena del crimen. La jefa policial indicó que los oficiales superiores deben ir a controlar la legalidad de las acciones y "no ir de visita". De esta manera, de forma elíptica la actual jefa de Policía, que en ese momento era la titular de Recursos Humanos de la Policía, comprometió a los imputados de mayor jerarquía que hoy están sentados en el banquillo de los acusados.

Pero el uso de las palabras que empleó Zárate no fue menor: utilizó "visita", que no significa nada delictivo. Evitó las palabras "encubrir", "apañar" u "omitir", por ejemplo, que son las que se están dirimiendo en este juicio con respecto a estos tres jefes policiales.

Quienes siguen de cerca este juicio han comenzado a alertar sobre estas líneas finas, a veces imperceptibles en una primera instancia, que se están jugando en cada audiencia: preguntas que no se hacen, palabras que no se utilizan y acaso una insistencia casi morbosa en revelar intimidades de los policías involucrados como intentando mostrar que allí está una clave que en realidad debería aparecer en otro lado.

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