Última vez de Francisco en Rosario: mensaje a la Iglesia y foco en la projimidad

Pasaron catorce años de la última vez que el recientemente fallecido Papa Francisco, por ese entonces cardenal Jorge Bergoglio, estuvo en Rosario. Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina en ese entonces, su llegada se dio en el marco del Primer Congreso de Doctrina Social de la Iglesia, que lo tuvo oficiando la misa de clausura del evento, celebrada en la sede de la Universidad Católica Argentina. "No queremos ser una Iglesia temerosa, queremos ser una Iglesia generosa que se anime a acercarse a los más pobres, a curarlos y recibirlos", dijo aquella vez.

Cerca de 1300 personas se congregaron en esa oportunidad en la UCA, que reunió al pleno de la Iglesia, con obispos de todo el país y la figura excluyente de Bergoglio. En su homilía, quien fuera elegido Papa el 13 de marzo de 2013, se refirió en aquel entonces al tema central de ese Congreso: la pobreza y la acción de la Iglesia para acercarse a los más humildes.

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Una iglesia que “no se encierre en el cenáculo” y el concepto de projimidad

Aquel 8 de mayo de 2011, Bergoglio hizo hincapié en un concepto en particular: la projimidad. “La medida de la esperanza está proporcionalmente relacionada con el grado de projimidad que se da entre nosotros”, sostenía en esos momentos, ampliando en esa figura que da cuenta en el interés por los demás y en otros valores como la solidaridad y la empatía.

Además en un, por momentos, encendido discurso rechazaba “a una Iglesia temerosa”, sino a una “que se anime a acercarse a los más pobres, a curarlos y recibirlos. El Papa advertía allí sobre los "encantamientos a medida" que perpetúan la indiferencia social, señalando "el encantamiento de la técnica, que promete siempre cosas mejores; el encantamiento de una economía que ofrece posibilidades casi ilimitadas, pero solo para quienes están incluidos en el sistema; y el encantamiento de una espiritualidad a la carta".

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“No queremos ser esa iglesia temerosa que está encerrada en el cenáculo”, remarcaba dando cuenta de sus raíces jesuitas. “No queremos ser una Iglesia desilusionada, queremos ser la Iglesia convertida”, insistía en su prédica.

Pobreza y la referencia a su antecesor, el Papa Benedicto XVI

“Cómo podemos favorecer que se manifieste y se proteja esa dignidad humana tantas veces pisoteada, explotada, disminuida, esclavizada”, decía en otro tramo de su alocución aquel domingo en el que alentó especialmente a los jóvenes a contagiar su entusiasmo por la construcción de un mundo más justo. "Nos vamos con ganas de crear projimidad para sembrar esperanza", declaró.

Además, también en aquel momento en una nota televisiva hacía particular referencia a la pobreza y la preocupación sobre los índices que ya manifestaba Argentina por ese entonces.

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“Siempre la pobreza preocupa porque es un problema de injusticia”, decía, a la vez de transmitir el mensaje de quien a la postre sería su predecesor en el Vaticano, el Papa Benedicto XVI. “Está muy preocupado por la pobreza en el mundo, es algo que a todos los cristianos nos tiene que preocupar”, sostenía en una entrevista con El Tres.