Cerró Pan y Manteca, otro bar emblemático del centro rosarino

El histórico bar Pan y Manteca, ubicado en la tradicional esquina de Córdoba e Italia, en pleno microcentro de Rosario, cerró sus puertas tras más de 27 años de actividad. La noticia se confirmó el pasado fin de semana, cuando el local apareció con carteles en sus persianas que anunciaban el cese definitivo de sus actividades.

La ausencia de este bar, muy querido por vecinos y habitués del centro, se suma al reciente cierre de Pasaporte, otro clásico gastronómico rosarino que funcionaba frente a la Aduana, más cerca del río. El cierre de ambos locales marca el fin de una era para muchos ciudadanos que durante décadas eligieron estos espacios como puntos de encuentro, cafés cotidianos o almuerzos rápidos en medio del trajín urbano.

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Según trascendió, los propietarios del inmueble donde funcionaba Pan y Manteca decidieron no renovar el contrato de alquiler a los dueños del bar, lo que precipitó su cierre. Aunque los responsables del local dejaron entrever que podrían reabrir en otro sitio, aún no hay información oficial sobre una nueva dirección ni fecha de reinauguración.

El edificio que albergó durante tantos años al bar cuenta con valor patrimonial, lo que impide que se modifique su fachada. Por el momento, tampoco se sabe qué destino tendrá el inmueble.

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Para muchos rosarinos, Pan y Manteca no era solo un lugar donde tomar café o comer algo al paso. Era una parte de la vida diaria, un punto fijo en la cartografía emocional de la ciudad. Prueba de ello son los testimonios de vecinos que no ocultaron su tristeza.

Una vecina de calle San Juan, visiblemente emocionada, contó al móvil de Cadena 3 Rosario que caminaba todos los días por esa esquina y que el cierre la tomó por sorpresa: “Me quiero morir. Es un bar muy tradicional. Yo les vendía tortas y alfajores cuando empezaron, hace más de 27 años. Me acuerdo que las medialunas eran las mismas que hacían en Mar del Plata, riquísimas”.

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Otra vecina, que tuvo un comercio cerca, también expresó su pesar: “Siempre pasaba por ahí, un negocio muy lindo. Ayer me dio una pena muy grande cuando vi que estaban sacando la vajilla. Se va a extrañar. Una pena”.

Más allá de la anécdota o la nostalgia, el cierre de Pan y Manteca reabre el debate sobre el futuro de los bares históricos en Rosario. Muchos de estos locales, que durante años ofrecieron no solo comida y bebida, sino también identidad y pertenencia, enfrentan hoy dificultades para sostenerse frente a las transformaciones del mercado inmobiliario, cambios en los hábitos de consumo, pero ante todo una crisis económica tras otra que los jaquea.

Informe de Agostina Meneghetti.