Urgente apoyo para comunidades afromexicanas tras devastación del huracán Erick

CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Comunidades afrodescendientes en la costa del Pacífico de México pidieron ayuda urgente al gobierno de Claudia Sheinbaum, una semana después del devastador huracán Erick, que impactó en áreas con alta concentración de población negra y pobre. Estas comunidades han sufrido el impacto desproporcionado de huracanes en los últimos tres años.

El huracán Erick, que tocó tierra como una tormenta de categoría 3 en las montañas de la Costa Chica, causó cortes de electricidad a casi 300,000 personas, además de generar deslizamientos de tierra, inundaciones y dejó un saldo trágico: la muerte de un niño de un año, ahogado en un río crecido.

En la región, las organizaciones de derechos humanos denunciaron que las comunidades afrodescendientes, que representan más del 80% de la población en Oaxaca y Guerrero, fueron gravemente afectadas y apenas recibieron asistencia del gobierno. Las imágenes del desastre reflejan el colapso de hogares con techos de hojalata, campos arrasados y aldeas sumergidas.

La devastación motivó a muchos a recurrir a las redes sociales en busca de ayuda y suministros, enfatizando la marginación histórica que enfrentan las minorías étnicas. La crisis climática ha impactado de manera más severa a estas comunidades vulnerables.

MUAFRO, un colectivo de mujeres afromexicanas, describió en sus publicaciones que la devastación es una consecuencia tanto del cambio climático como del racismo estructural que ha mantenido a su pueblo en el abandono. A pesar de ser un grupo étnico reconocido por las autoridades, los afromexicanos, que suman 2.5 millones, han soportado históricas desigualdades sociales.

La pobreza en estas comunidades supera en más del 20% la media nacional. Además, sufren de infraestructuras deficientes y escaso acceso a empleos formales, educación y atención médica. Muchos viven en zonas propensas a huracanes, como Guerrero, Oaxaca y Veracruz, y no tienen los recursos necesarios para recuperarse de eventos climáticos extremos.

Previamente, estas comunidades aún lidiaban con las secuelas de huracanes como John en 2024 y Otis en 2023, que ya habían causado caos en lugares como Acapulco. La poeta y activista Aleida Violeta, que se mudó a la Ciudad de México tras el huracán Otis, describió el daño actual como "sin precedentes", con techos volados y servicios esenciales aún ausentes semanas después del desastre.

Los residentes enfrentan dificultades para acceder a alimentos, agua y otras necesidades básicas, mientras que la Defensa Civil todavía no ha llegado a brindar asistencia. Violeta, entre otros, recurrió a las redes para solicitar donaciones y que el gobierno reaccione ante la situación crítica.

En una acción conjunta, MUAFRO pidió a las autoridades declarar zonas de desastre en las áreas afectadas y exigir medidas temporales para garantizar alojamientos y oportunidades laborales, enfatizando el grave impacto en la agricultura y pesca locales. También instaron a los gobiernos a desarrollar estrategias para lidiar con futuros desastres.