Pablo Zabaleta, un todoterreno símbolo del carril derecho

Sus últimos partidos oficiales como futbolista profesional seguramente no fueron como hubiera querido. Las canchas de Inglaterra, el país en el que desarrolló la mayor parte de su carrera, vieron el epílogo del exitoso camino del lateral-volante sin gente en las tribunas.

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La pandemia de coronavirus aceleró durante el 2020 la decisión de colgar los botines en varios jugadores que supieron enarbolar las ilusiones de un país con la camiseta argentina: Javier Mascherano, Fernando Gago y Pablo Zabaleta.

Zabaleta, de él se trata, anunció su retiro a mediados de octubre del año más difícil para el planeta. Fue el punto final de un recorrido plagado de buenos momentos y algunas decepciones, pero siempre atravesado por los sueños.

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Pablo Javier Zabaleta nació el 16 de enero de 1985 en Buenos Aires, pero se crió y creció en la localidad bonaerense de Arrecifes, de donde son sus padres y a donde siempre vuelve. De pequeño comenzó a manifestar su amor por el deporte: practicó tenis, básquet y fútbol, hasta que se tuvo que decidir por uno.

El Club Atlético Obras Sanitarias, club de su barrio en la fierrera Arrecifes, fue su primer escenario con la pelota, mientras estudiaba. Con solo 12 años y un talento creciente, se probó en San Lorenzo y quedó.

Los primeros años, su madre, Laura, lo llevaba a entrenar al “Ciclón”: viajaba con él dos horas y media, lo esperaba y después, otras dos horas y media de vuelta. Cuando Pablo tenía 14, Laura, de solo 45 años, falleció de un paro cardíaco. Fue un golpe muy duro para el pibe, que pasó a vivir a la pensión de San Lorenzo en busca de ese sueño por el que ella siempre se esforzó.

En inferiores del “Santo” formó parte de un gran plantel, compartió con futuras figuras, como “El Pitu” Barrientos, y fue multicampeón. El día más esperado, el del debut en primera, fue por Copa Sudamericana, en 2002, ante Monagas de Venezuela, donde jugó algunos minutos.

Como titular tuvo su estreno ante Boca, de la mano del técnico Rubén Insúa. A los 17 años Zabaleta ya era profesional, y, de a poco, fue ganándose un lugar en el primer equipo del “Cuervo”.

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En paralelo, comenzó a ser convocado a las divisiones juveniles de la Selección argentina, donde su nombre en las citaciones empezó a ser una constante desde muy chico.

Participó en dos mundiales Sub 20: en 2003, donde era uno de los más jóvenes, y en 2005, en Holanda, en el que fue capitán de un seleccionado que se consagró campeón de la mano de Lionel Messi.

Ese mismo año debutó en la Selección mayor, el mismo día que lo hizo Messi, en un amistoso ante Hungría en el que el astro rosarino se fue expulsado a los segundos de ingresar.

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A nivel clubes, también en 2005 fue transferido desde San Lorenzo al Espanyol de Barcelona, club con el que inició el periplo europeo del que nunca se separó. En esa institución conoció a Christel, una periodista catalana que cubría al equipo y con la que tiempo después se casó.

Zabaleta estuvo tres años en el Espanyol, donde se consolidó como titular y pieza clave. Su elevado nivel llevó a que grandes de Europa lo sondearan. Varios de ellos lo tuvieron en la mira, pero recaló en 2008 en Manchester City, club en donde se iba a convertir en símbolo.

El argentino llegó al elenco inglés para cumplir su sueño de jugar en la Premier cuando la institución comenzó a recibir millonarios capitales privados. La plantilla se llenó de estrellas y Zabaleta debió remarla al inicio desde el banco de suplentes, pero con un cambio de técnico se ganó la titularidad y los elogios por su polifuncionalidad.

Con Pablo como símbolo y cimiento de la nueva etapa, el City dejó de a poco de estar a la sombra del United y comenzó a cosechar vueltas olímpicas.

En esos años, vino el Mundial 2014, el gran desafío para Argentina. Zabaleta ya había obtenido la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Beijing, y tenía la gran ilusión de volver a levantar la Copa del Mundo. Fue titular en la final ante Alemania, pero Gotze le arrebató el sueño al lateral y a todo un pueblo.

El dolor fue grande, pero también el orgullo por el torneo realizado. Al año siguiente, vino otra desilusión: la Copa América 2015, donde fue nuevamente el “4” desde el inicio, pero Chile amargó al representativo nacional.

A pesar de esa cuenta pendiente, Zabaleta fue uno de los bastiones de esa brillante generación albiceleste a la que solo le faltó un título en la mayor.

En Manchester City estuvo casi una década, compartió plantel con “El Kun” Agüero y fue despedido con una ovación. Después, el lateral argentino se fue al West Ham, también de la liga inglesa. Allí le puso punto final a su carrera a los 35 años.

“Después de 18 años como profesional, he tomado la decisión de dejar el fútbol. Han sido años maravillosos donde pude disfrutar momentos únicos e inolvidables”, posteó en sus redes sociales para anunciar su retiro.

Zabaleta, el todoterreno de Arrecifes que llegó muy lejos en el fútbol pero no se olvida de los suyos, siempre será sinónimo de lucha y un símbolo del carril derecho.

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