Jubilaciones: ajuste sin debate y sin memoria

La otra mirada

Jubilaciones: ajuste sin debate y sin memoria

21/05/2020 | 09:09 |  

Fernando Genesir

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Jubilaciones: ajuste sin debate y sin memoria

Este miércoles a la tarde, y con tratamiento exprés, la Legislatura de Córdoba aprobó el recorte jubilatorio que se había conocido un rato antes.

En dos horas, en una sesión virtual y casi sin debate, el peronismo modificó, otra vez, el sistema previsional: cambia el cálculo del haber inicial, difiere los aumentos y armoniza con la Nación para los nuevos beneficiarios.

La iniciativa tuvo un fuerte rechazo de parte de los gremios y de la oposición, quienes responsabilizaron al actual partido de gobierno de haber fundido la Caja en los últimos 20 años.

En primer lugar es cierto que la Caja de Jubilaciones tiene hace años un déficit interminable, ahora por unos 35.000 millones de pesos, muy difícil de sostener, y más difícil aún en estas circunstancias de cuarentena con desplome de la recaudación.

El desfinanciamiento de la Caja es real y, por ende, la reforma es posiblemente necesaria.

Pero hay que llamar a esa reforma como lo que es: un ajuste.

Ayer, cuando entrevisté al ministro de Finanzas, Osvaldo Giordano, le pregunté tres veces por el ajuste en la Caja.

Primero fue por qué el ajuste. Me contestó que "más que ajuste es un fortalecimiento para la sostenibilidad de la Caja".

La segunda pregunta fue ¿La Caja es insostenible y por eso el ajuste? Y me dijo que en realidad es "un aporte a la sustentabilidad y a la equidad del sistema".

Por último, le pregunté si intentó evitarse el ajuste hasta que los números no dieron para más. Y me respondió que es "una manera de adaptarse al cambio de la realidad potenciado por esta crisis que aceleró la necesidad de una adaptación".

O sea, acá tenemos un primer problema que es no llamar a las cosas por su nombre.

Es ajuste. Con esta reforma el recorte rondará los 6.500 millones de pesos, que es dinero que van a dejar de cobrar los jubilados.

También lo vemos a nivel nacional: el lunes, la Nación anunció un aumento jubilatorio como si fuera un beneficio, cuando en realidad es otro ajuste por decreto.

En definitiva, hacen el ajuste pero lo quieren disfrazar de otra cosa.

La otra cuestión son las formas.

El Gobierno usa el factor sorpresa: envía el proyecto a la Unicameral el mismo día de su tratamiento, para que se apruebe ya, rápido, a las apuradas.

Busca evitar el debate legislativo, el intercambio de ideas y la discusión política, justamente en el ámbito natural para el debate democrático, que es la Legislatura.

Nada de eso fue posible.

Los legisladores de la oposición apenas si pudieron el proyecto. Ni hablemos de estudiarlo con sus asesores o consultar a expertos en temas previsionales. Mucho menos pedir la presencia de un ministro que explique sin prisa y en detalle los objetivos de semejante modificación.

Pero no deberíamos sorprendernos por las formas.

José Manuel de la Sota fue un adelantado cuando en el 2012 mandó a la Legislatura la ley 10.078 que difería 6 meses las subas de los haberes. Fue entre gallos y medianoche, casi sin debate.

Como lo fueron todos los recortes jubilatorios de los gobiernos peronistas: siempre se presentaron a último momento, para que fueran aprobarlos sin mucho debate.

Con lo cual, lo de ayer fue de manual.

Y fue una vergüenza.

Con los dos tercios de la Legislatura a favor, no hace falta sacar una ley a las apuradas sobre semejante tema y, mucho menos, en medio de una pandemia.

Es cierto que el gobierno aprovecha el escenario inmejorable porque la cuarentena impide las manifestaciones de protesta.

Pero muchas veces las formas son tan importantes como el fondo.

Hasta uno puede estar de acuerdo con la necesidad de hacer sustentable la caja, pero no con los medios utilizados: a escondidas de la oposición y de los dirigentes sindicales.

Repito: si los ajustes son necesarios hay que hacerlos poniendo la cara y pagando los costos.

¿Es legítima sacar esta reforma prácticamente sin debate?

El problema es que tenemos una Legislatura (encima con una sóla cámara) que lo que menos hace es debatir.

Es un formato donde ya está todo preestablecido: este es el proyecto y esta la ley.

Y cuando una legislatura no debate con el ánimo de sacar la mejor ley, se termina pareciendo mucho a una escribanía.

Una vergüenza para una provincia como Córdoba.

Lo otro que pediría es un poco de memoria: fue Mestre padre el que sacó el decreto 1.777 recortando un 18% las jubilaciones.

Pero después De la Sota ganó su primera elección criticando el ajuste de Mestre y prometiendo rebaja impositiva y aumento jubilatorio.

Eso fue hace 20 años.

Y hoy Córdoba es la provincia que más impuestos cobra en Argentina y su Caja está fundida.

Si hace 20 años que están gobernando, me imagino que algo tienen que ver con todo esto, que alguna responsabilidad les cabe y que, por lo tanto, alguna autocrítica tendrán para hacerse, ¿o no?

¿No van a decir nada de los desmanejos propios?

Y lo pregunto porque ayer en la Unicameral escuché que un legislador peronista le echaba la culpa a "la larga recesión, a la elevada inflación y a la asistencia parcial" de la Nación.

Perdón que vuelva a preguntar. El peronismo de Córdoba, con 20 años en el poder, ¿no tiene ninguna responsabilidad en todo esto?

Finalmente, observamos que se van achicando las diferencias entre el peronismo nacional y el peronismo cordobés.

Pasamos del cordobesismo a un alineamiento incondicional.

Y esta reforma es un botón de muestra.

Lo blanqueó ayer el ministro de Finanzas, Osvaldo Giordano, cuando me dijo que "esto encaja dentro de lo que nos pidieron en su momento y que nos va a ayudar al diálogo porque demuestra que estamos en la misma sintonía".

La cuarentena es una lupa que nos permite ver de cerca lo que ya estaba.

La lupa nos permite ver que Nación y Provincia coordinaron las reformas: la Nación le manda el dinero para la Caja y Córdoba modifica el régimen.

Y la lupa nos permite ver que en Argentina los únicos que pueden hacer ajuste son los gobierno peronistas.

Ya lo dijo esta semana Patricia Bullrich: “Nos tiraron 14 toneladas de piedras por la Ley de Movilidad jubilatoria y ahora les reducen casi un 50% por decreto".

No soy partidario de las piedras ni comparto el salvajismo.

Solo pido que ante la evidente necesidad del recorte, haya debate, haya autocrítica y llamen a las cosas por su nombre.

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