Andrés Malamud: “Cristina Kirchner no colonizó el Gobierno; lo obligó a moverse”

La Argentina, hoy

Malamud: "Cristina no colonizó el Gobierno; lo hizo mover"

22/09/2021 | 20:32 | El politólogo dijo a Cadena 3 que no hay más dirigentes kirchneristas en el gabinete nacional. Consideró que Larreta “no es el líder de la oposición”, sino su candidato más probable. Se mostró decepcionado con Schiaretti.   

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Andrés Malamud: “Cristina Kirchner no colonizó el Gobierno; lo obligó a moverse”

El politólogo Andrés Malamud consideró que la reciente pelea interna en el Frente de Todos, tras la amplia derrota en las PASO, no devino en una intervención del Gobierno de Alberto Fernández por parte de la vicepresidenta Cristina Kirchner, sino en una presión de la ex mandataria para que se movilice la gestión.

En una extensa entrevista con Cadena 3, en el marco del ciclo “La Argentina, hoy”, que se emite los miércoles en el programa “Informados, al regreso”, de 19.30 a 20.30, Malamud opinó, además, que el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, no es el líder de la oposición, aunque es el futuro candidato presidencial más probable de la misma.

Por otra parte, el analista político se mostró decepcionado con el rol político en el país del gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, a quien le reclama más protagonismo como equilibrador el peronismo a nivel nacional.

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La interna en el Frente de Todos

Interrogado acerca de cuánto durará la tregua entre las facciones del oficialismo, luego de la extrema tensión provocada por Cristina Kirchner tras hacer que presenten su renuncia los ministros afines a ella y escribir una dura carta que le marcó la agenda al Presidente, Malamud respondió: “La vicepresidenta no intervino ni colonizó el Gobierno. Lo que hizo es obligarlo a moverse y esto es así desde 2019”.

En esa línea, señaló: “Todas las veces que hubo cambios o se armaron las listas mantuvieron los equilibrios (las líneas de Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa): si salían dos de una facción, entraban dos de otra o se compensaban”.

“No hay aumento de La Cámpora ni del kirchenrismo en el gabinete, ni siquiera en la provincia de Buenos Aires. Lo que Cristina quería es que el gobierno haga algo, a cualquier costo. Por eso, le cortó la cabeza a (Juan Pablo) Biondi, el amigo de Clarín, y sugirió a otro enemigo, Juan Manzur, porque es hábil y garantizará acción. Ella quería dos cabezas: la de Biondi, por enemigo, y la de Cafiero, por incompetente”, indicó.

“Esto es ganancia para Cristina sin significar que ocupa más espacios que antes. Ella necesita resolver sus problemas judiciales. La línea judicial que responde a ella no presentó la renuncia. Ella quiere estabilidad económica para resolver su problema judicial, y avanzó con acciones, no con personas”, agregó.

La mirada económica de Cristina Kirchner

En otro tramo de la entrevista, al ser consultado acerca de si los problemas de la macroeconomía fueron el núcleo motivacional de la derrota del oficialismo, contestó: “Cristina no tiene visión macroeconómica. Todo lo que ella ve es microeconomía”.

Al respecto, explicó: “La macroeconomía se ocupa de los grandes equilibrios: inflación, crecimiento y empleo. Ella en lo que está pensando es en salarios y planes, en cómo hacer para ejecutar los presupuestos. Quiere poner plata en el bolsillo de la gente”.

Sobre este punto, reflexionó: “La inflación, en general, no es algo que atente contra los gobiernos. La devaluación, sí. El precio del dólar te mata: si se dispara, el gobierno pierde. Pero a la inflación la gente la naturaliza. Uno se anticipa, la calcula y se arregla, pero el dólar te licua los ahorros. Lo que afecta el voto de los argentinos es la estabilidad del dólar, no del peso. Para Cristina, el problema no fue la inflación, sino el no gasto”.

La puja por el liderazgo en Juntos por el Cambio

En otro pasaje de la conversación, Malamud fue cauto en cuanto a asignarle al jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, el rol de nuevo líder la coalición opositora Juntos por el Cambio.

“Yo no usaría esa palabra, porque en el presidencialismo no hay líder de la oposición, a diferencia del paralamentarismo europeo. Hay candidatos presidenciales que se inventan cada cuatro años. (Jair) Bolsonaro, (Donald) Trump y Alberto Fernández no existían”, afirmó.

En esa línea de argumentación, subrayó: “No existe el cargo de líder de la oposición. Larreta es el candidato presidencial más probable, pero líder no es: le disputan todo. El presidencialismo es imprevisible”.

“La victoria fue tan grande que ganaron todos. Larreta claramente ganó más que Macri, pero no porque éste haya perdido, sino porque ganó menos. Los radicales ganaron más que el PRO, pero no es que el PRO haya perdido, sino que los radicales se pararon en dos tercios de las provincias y en varias de ellas encabezaron las listas y ganaron en casi la mitad del país. Los radicales hoy son más cambiemitas que cuando estaban en el gobierno, cuando eran ninguneados”, añadió.

El objetivo del Gobierno para noviembre

Ante la pregunta de si le alcanzarán al oficialismo para revertir el resultado electoral las medidas sanitarias aperturistas y la inyección de dinero en los bolsillos de la población, el analista político expresó: “Es un gran interrogante. Parece que era la peor pandemia del mundo y ahora se terminó. Escucharon las urnas, al pueblo. Esto demuestra que el sanitarismo es muy importante, pero también relativo. Lo que hasta ayer estaba prohibido hoy es casi obligatorio”.

“Lo que el Gobierno está haciendo es probablemente el esfuerzo que hizo Macri tras perder las PASO en 2019, el ‘Sí, se puede’. Pero es muy difícil revertir una derrota como ésta. De hecho, Macri no pudo, aunque terminó con una derrota más que digna”, apuntó.

En ese contexto, vaticinó: “El Gobierno no pretende ganar a nivel nacional. El objetivo es recuperar la provincia de Buenos Aires, que son 4 puntos, y, sobre todo, revertir el resultado en dos provincias donde se eligen senadores: La Pampa y Chubut”.

“En La Pampa, ya hay antecedentes de revertir resultados, como en San Luis: hace dos años, ganó Cambiemos en las PASO y después perdió en las generales. Y, en Chubut, el peronismo está dividido y el partido del gobernador salió tercero, así que lo van a convencer o apretar para que baje su lista y los votos peronistas converjan en la segunda para ver si pueden salir primeros”, indicó.

“Si ganan la provincia de Buenos Aires por un voto y recuperan esas dos provincias manteniendo el quórum en el Senado, pueden cantar victoria, aunque hayan perdido”, concluyó.

El nuevo gabinete nacional

De acuerdo al análisis de Malamud, la confirmación del nuevo equipo de colaboradores de Alberto Fernández, con Juan Manzur y Aníbal Fernández a la cabeza, aporta “volumen político” al Gobierno.

“Significa que ocupa lugar. El gabinete anterior era livianito: todas las piñas le llegaban al Presidente. Éste, en cambio, está en el medio del electorado y el jefe de Estado”, opinó.

Sobre ese concepto, se explayó: “El nuevo gabinete tiene tres cosas: primero, votos. Manzur es uno de los pocos gobernadores que quedó a flote y en la provincia más grande que el peronismo mantuvo”.

“Segundo, son dos tipos (Juan Manzur y Aníbal Fernández) que no necesitan permiso para tomar decisiones. Me los imagino tomando decisiones y, si Alberto se enoja, ellos le gritan a él”, continuó.

“Tercero, son capaces de decirle que no. (Santiago) Cafiero no podía decirle que no. Son profesionales de la política y sobrevivientes. Tan malos no son”, agregó.

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El rol de Juan Schiaretti a nivel nacional

En otro pasaje de la entrevista, el licenciado en Ciencia Política por la Universidad de Buenos Aires (UBA) calificó se mostró decepcionado por el papel que, según él, no cumple el gobernador de Córdoba como moderador del peronismo a nivel nacional.

“Es un rol insuficiente. Es la persona que tendría que haber generado el polo de equilibrio del presidente Alberto Fernández”, afirmó.

“Cuando Alberto habla de que el suyo va a ser el gobierno de los gobernadores, se queda corto. En este momento, tiene seis ex intendentes de la provincia de Buenos Aires. Casi un tercio de los ministros de este gobierno son ex intendentes bonaerenses. De los 21, sólo dos ministros no lo son: uno de Río Negro y otro de Tucumán. ¿Dónde está Córdoba, una de las provincias más importantes del país, la única que puso a un presidente como Macri?”, se preguntó.

“Hay muchas interpretaciones: que Córdoba es tremendamente antikirchnerista, que Schiaretti es profundamente cordobesista, que tiene limitaciones de salud, que tenía que colgarse con Santa Fe, pero la situación santafesina es tremenda por el narcotráfico o por la mala gobernación o porque tienen un solo mandato. Córdoba es desilusionante para todos los que miramos al Obelisco y estamos esperando que venga alguien con los caballos, se meta en la capital y los saque del palenque en el Cabildo y les diga: ‘Porteños, no pueden seguir gobernando el país como si fuera el patio trasero’. Si no es Córdoba, ¿quién?”, remató.

Las sucesivas derrotas de los oficialismos

En las últimas siete elecciones, de 2009 en adelante, los gobiernos de turno ganaron sólo en dos y fueron derrotados en cinco. Ante la pregunta acerca de si es cada vez más difícil gobernar el país, contestó: “La derrota no tendría que significar la ingobernabilidad. En el mundo, hay muchos gobiernos que pierden elecciones intermedias y son más controlados, pero terminan sus mandatos”.

“En Argentina también pasa eso y ésta es la novedad. Desde 2001, los gobiernos argentinos son especialistas en perder elecciones, pero no en irse antes. Esto es una victoria tremenda de la democracia”, destacó.

“Por eso, me ofusca cuando se habla de fracaso de la política. Hoy Argentina es un fracaso tremendo de la economía, no de la política. Lo que hay resolver es la gestión económica, porque la política es sobre todo no matarse. En el país somos especialistas en sacar a gobiernos a patadas, pero sin sangre. En el resto de Lationamérica, hay derramamiento de sangre. Tenemos un sistema de alternancia pacífica, que no hay que romper”, prosiguió.

“Eso genera lo que para unos es bueno, la estabilidad política, y lo que para otros es malo, el estancamiento económico”, abundó.

Los jóvenes que quieren irse del país

Al ser consultado sobre la tendencia de muchos jóvenes que manifiestan su deseo de emigrar, Malamud reflexionó: “Hay un 60 o 70 por ciento de jóvenes que dicen que se irían. Pero, después, mirás lo números y Argentina tiene un 5 por ciento de inmigración y sólo un 2 por ciento de emigración”.

“Argentina sigue siendo un país que atrae más de lo que expulsa. Nosotros, en medio de la depresión por la crisis, no nos damos cuenta y pensamos que todos se quieren ir y ya se fueron”, señaló.

“Los que llegan no son sólo mano de obra sin calificación, sino altamente calificada también, sobre todos uruguayos y venezolanos”, indicó.

Los espejos donde se ha mirado el país

En el final de la entrevista, se le planteó que, hace 140 años, Argentina, teñida por inmigrantes españoles e italianos, se miraba en Francia o Inglaterra como modelos; hace 60 años, la admiración viró hacia la recuperación de países que habían perdido la Segunda Guerra Mundial, como Japón y Alemania; ahora, pasa por la moderación republicana de Uruguay.

A la pregunta de si la decadencia es también de espejos, respondió: “Sí, es así, fantástico el periplo. Nos creíamos descendientes de los barcos, pero mirábamos para arriba. Terminamos buscando en Uruguay un modelo, que a mí no me molesta. Soy un admirador de Uruguay: tiene nuestras virtudes, pero no nuestros defectos. Ellos se ven a sí mismos como Borges decía, como argentinos mal vestidos. Quizás más mediocres o aburridos, pero son más civilizados”.

“Pero el mismo (Julio María) Sanguinetti, dos veces presidente de Uruguay, admira la turbulencia, la ebullición, la creatividad y la iniciativa que tenemos los argentinos. Así que el Río de la Plata es una buena combinación. Estabilidad uruguaya y creatividad argentina es la mezcla que deberíamos buscar”, finalizó.

Entrevista de Sergio Suppo y Luis Fernández Echegaray. 

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