Alejandro Katz: “Hay una cultura de bloqueo de reformas en el país”

La Argentina, hoy

Katz: “Hay una cultura de bloqueo de reformas en el país”

08/09/2021 | 20:37 | El ensayista dijo a Cadena 3 que Argentina perdió, desde los años 70, la “capacidad de imaginar un futuro común”. Opinó que la campaña para las PASO es “pobre y ofensiva”. Vaticinó un “voto defensivo”.    

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Alejandro Katz: “Hay una cultura de bloqueo de reformas en el país”

El ensayista, editor y traductor Alejandro Katz consideró que la principal razón del retroceso en las condiciones de vida en Argentina radica en la existencia de una “cultura del bloqueo de la reforma”, muy arraigada en todos los sectores de poder del país.

En una extensa entrevista con Cadena 3, en el marco del ciclo “La Argentina, hoy”, que se emite todos los miércoles en el programa “Informados, al regreso”, entre las 19.30 y las 20.30, Katz opinó, además, que la campaña proselitista de cara a las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del próximo domingo es “pobre y ofensiva”.

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Al ser consultado sobre el deterioro de la situación del país en las últimas décadas, el intelectual hizo una revisión histórica que comenzó con una precisión semántica sobre el concepto de “decadencia”.

“Yo no hablaría de ‘decadencia’, porque, cuando lo hacemos, pensamos en un pasado de gloria. La idea de decadencia se contrapone a un pasado de gran brillo y no estoy seguro de que eso nos ayude a comprender lo que ocurre en el país”, afirmó.

“Lo que sucedió a principios del siglo pasado en el orden mundial también tuvo que ver con algunas circunstancias fortuitas. No es que Argentina haya construido algo grande y lo haya ido perdiendo”, señaló.

En ese contexto, indicó que el momento con el que debería hacerse la comparación es con los años ‘60 o ‘70 y no con el “pasado glorificado de principios del Siglo 20”.

“En los ‘60 y ‘70, que eran una época de violencia política, Argentina era un país cohesionado socialmente: la población tendía a converger hacia un nivel de ingresos medios, los padres estaban seguro de que sus hijos estarían mejor que ellos y de que los logros se iban a conseguir con el esfuerzo personal sobre la base de bienes públicos como la educación”, reflexionó.

“Era un país que tenía una idea de cómo encarar el futuro, de cuáles eran las buenas decisiones para la mayoría. Parte del problema de hoy es que aquel país cohesionado, en el que cada uno sentía que su destino tenía que ver con el de los otros, se ha perdido y no hay la capacidad de imaginar un futuro común”, subrayó.

Interrogado sobre los motivos por los que los argentinos no se animaron a revertir ese retroceso, Katz desgranó uno de los conceptos principales de la entrevista: “Hay una fuerte propensión a buscar culpas en los otros. Por un lado, existe una dinámica política muy compleja y obstructiva. Los distintos grupos de poder -sindicatos, clase política, empresarios y la opinión pública- han desarrollado una cultura del bloqueo de la reforma”.

Sobre este punto, abundó: “Todos los actores públicos son conservadores, porque intentan preservar sus posiciones. Hay una dinámica de bloqueo de las reformas en el país”.

Pero ése no es, a su criterio, el único motivo que explica la incapacidad para levantarse del país. “También hay dificultad de encontrar la idea acerca de cómo hacer las cosas mejor”, expresó.

“Argentina tuvo dos modelos de desarrollo razonablemente exitosos: el agroexportador que se extendió desde los años ’80 del Siglo 19 hasta 1920 y, luego, la industrialización por sustitución de importaciones, que se desarrolló desde bien entrados los años ‘30 hasta fines de los ‘60. La capacidad de generar crecimiento y satisfacer las demandas de la sociedad y del capital se agotó en los ‘70”, puntualizó.

“Desde entonces, no hemos podido desarrollar un modelo de crecimiento sostenido, que pudiera satisfacer las demandas de ingresos de la sociedad y de rentabilidad del capital. Hay una incapacidad de pensar algo que funcione razonablemente para la mayoría del país”, destacó.

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Por otra parte, al referirse a la coyuntura de las elecciones legislativas de este año, que el próximo domingo tendrán su primera etapa en las PASO, opinó que la campaña proselitista ha sido “pobre intelectualmente y ofensiva”.

“Hay una clase política que ha perdido la capacidad de pensar seriamente. Hay una gestualidad orientada a garantizar su propia reproducción. Los dirigentes se han desacoplado de la sociedad”, cuestionó.

“Vemos esfuerzos por llamar la atención en redes sociales, que ponen a los políticos a competir con las versiones más bajas del mundo de la farándula en términos de estrategia comunicacional, de estética, de formas. No hubo palabras que expliquen cuáles son las ideas para revertir esta situación del país”, añadió.

En esa línea, profundizó su crítica: “No podemos minimizar la gravedad de la incompetencia de la clase política. No recuerdo una campaña tan pobre en términos conceptuales y tan agresiva”.

Cuando se le preguntó si cree que los electores votarán pensando en los representantes que irán al Congreso o lo harán plebiscitando la gestión de Alberto Fernández, respondió: “La gente está muy desanimada, angustiada y temerosa. Eso orientará el voto hacia los que estén percibidos como los que menos daños pueden provocar”.

“Habrá un voto defensivo, protectivo. Es un voto emocional, dirigido a los que culturalmente y estéticamente se perciban como mejores”, vaticinó.

De todos modos, consideró que “nadie tendrá resultados que reviertan las relaciones de fuerzas entre las coaliciones principales”.

“Hay mucho desaliento en la sociedad. Será un voto resignado, no pensando en que los candidatos puedan ser vehículos de alguna esperanza”, agregó.

En otro tramo de la conversación, analizó la relación del peronismo y del kirchnerismo, en particular, con las ideas republicanas. Sobre este punto, expresó: “Para el grupo de Cristina Kirchner, la alternancia en el poder no es una virtud, sino un error. La democracia es algo para que sean ratificados los únicos que pueden gobernar. Es un movimiento con una pretensión hegemónica muy fuerte”.

“Al peronista, en general, las ideas del pluralismo de la democracia liberal, de la alternancia y del equilibrio de poderes le resulta un poco ajena. Hay sectores del peronismo que han hecho un aprendizaje democrático y republicano, pero otros no y se afirman en las tradiciones más autoritarias de ese movimiento. Es una cultura política de poco respeto por los componentes liberales de la democracia. Hay una visión unanimista de la política. La idea de la diferencia les inquieta y preocupa siempre”, argumentó.

Por último, analizó el lugar de Argentina en el mundo. “Argentina se ha vuelto muy poco relevante internacionalmente. Está por detrás de Colombia, Chile, Brasil y México. No tiene gran capacidad de incidir en política del orbe”, manifestó.

“No creo que a nadie le importe demasiado, lo que no significa que no preocupe un descontrol de la situación. El mundo está en una muy alta inestabilidad y ninguno de los grandes jugadores del mundo atlántico querría ver una Argentina desestabilizada. Eso va a facilitar un acuerdo con el FMI o una renegociación corta, pero buscando una cierta estabilidad y relajación de las tensiones que puedan llevar a una crisis muy grande en el país”, añadió.

Sobre la posibilidad de que la apatía reinante en Argentina devenga en el surgimiento de un liderazgo al estilo del brasileño Jair Bolsonaro, dijo: “Afortunadamente, tenemos dos coaliciones bastante resistentes y que representan a sectores importantes de la sociedad. No tenemos una quiebra del sistema político como ocurrió en Brasil en los últimos tiempos, lo que permitió la aparición de un personaje como él”.

“En Brasil, no hubo un proceso de revisión de lo sucedido en la dictadura, que limitara la influencia de esos sectores, y eso explica un poco la incidencia de Bolsonaro. Además, en Argentina no hay iglesias evangélicas tan importantes”, continuó.

“El nivel de aceptación de la democracia en Argentina es mucho más alto que en Brasil. La confianza en las Fuerzas Armadas en Brasil es mucho más alta que en nuestro país. Por lo tanto, no creo que estemos en riesgo inminente de la aparición de una figura mesiánica por fuera del sistema político como Bolsonaro”, enfatizó.

“En Argentina, hay rasgos salidos del marco de lo razonable, pero ambos gobiernos y, en particular el de Cristina Kirchner, que fue el más exagerado, nunca pusieron en duda el sistema electoral”, concluyó.

Entrevista de Sergio Suppo y Luis Fernández Echegaray. 

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