"Las redes democratizan pero tienen un rasgo fascista"

RICARDO KIRSCHBAUM

"Las redes democratizan pero tienen un rasgo fascista"

21/05/2019 | 12:07 |

El editor general de Clarín opinó que ese espacio democratiza la información, pero ha creado “un sistema de lapidación de la opinión contraria”. También habló de la crisis de los medios.

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- El diario de papel y la televisión son los más afectados por este nuevo ecosistema de comunicación dominado por las plataformas digitales ¿Cuál es tu mirada sobre ese proceso?

- Voy a hablar de lo que más sé, que es el papel y el cambio digital. En nuestro país hay una combinación de dos situaciones muy críticas.

La primera es la transformación de los medios gráficos al ecosistema digital. Es un fenómeno mundial y la problemática es parecida en cualquiera de los grandes diarios del mundo: cómo monetizar esa transformación.

Hay otra cuestión, también a nivel mundial, derivada de la anterior y es cómo el papel --que está en caída, no hay discusión posible en ese aspecto-- puede sostener en ingresos la transformación de una compañía digital.

Hasta ahora cada vez están llegando más ingresos del mundo digital, pero el papel sigue siendo el principal insumo.

A nivel nacional esto es igual, pero acá entra otra variable, que es la crisis económica argentina, que aceleró la caída de ingresos de los medios de papel y también de alguna forma afectó los ingresos del mundo digital. Esto se está convirtiendo en una tormenta perfecta, porque a la crisis de la industria se le agrega la crisis económica.

Además hubo una aparición de nuevos jugadores, que sacan a los diarios de la centralidad habitual que tenían en la vida cotidiana de la gente y los pone en un lugar de prescindibilidad.

- ¿Hay también un público diferente, con nuevas demandas y hábitos de consumo de información?

- Sin duda. El principal medio de comunicación hoy es el teléfono móvil. Hay un cambio de hábitos, una aparición de múltiples plataformas y también, en esta democratización que se produce el mundo digital, aparecen medios alternativos, blogs, periodistas que individualmente dan su información. Es decir, lo que antes producía una centralidad informativa que eran los diarios, ahora está muy disperso.

Pero además han aparecido dos empresas hegemónicas en el mundo, que son Facebook y Google, que concentran aproximadamente entre el 90 y el 92 por ciento de la publicidad global. Con lo cual los diarios y los otros medios tradicionales disputan el porcentaje restante. Esta es una situación de mucha desventaja, porque además se alimentan –sobre todo Google-- de material producido por los diarios, a quienes no se les da participación o se les da en una proporción ínfima, una porción de los inmensos ingresos que reciben en publicidad por trabajos que ellos no realizan.

- ¿Por qué la recomendación de un “amigo” de las redes sociales tiene más influencia que marcas tradicionales del periodismo? Al menos es lo que dicen algunos estudios.

- Eso es relativo. Y lo tenemos verificado. Cuando hay una crisis, un momento de noticiabilidad muy alta, el público va a los medios que tienen una marca que legitima la veracidad de la información.

Tenemos picos de tráfico cuando ocurren acontecimientos que despiertan la avidez de un público no habitualmente interesado en noticias. El ingreso de ese público masivo en las webs de los medios que tienen una cabecera de prestigio y tradicional es muy grande. Los públicos van a las marcas en las cuales confían.

Esto no quiere decir que no tengamos problemas con las noticias falsas, con las operaciones, que también las había durante la hegemonía de los diarios pero eran más acotadas. Ahora no hay límite y cualquiera juega en ese ecosistema con absoluta libertad e impunidad.

- En una entrevista dijiste que la horizontalidad de internet tiene una fase democrática en la teoría, porque todos pueden publicar, y tiene también un costado fascista ¿Por qué?

- Porque las redes, en muchas circunstancias y uno lo puede verificar fácilmente, es un lugar de difamación, de insulto, de pelea. Es como si quienes usan las redes se sintieran libres de cualquier impedimento legal o moral para decir cualquier disparate o para mentir descaradamente. Para atacar a un líder político o a un jugador de fútbol.

La creencia de que uno puede usar las redes impunemente ha creado un sistema de lapidación de la opinión contraria que es muy peligroso, y que tiene un rasgo fascista.

El nivel de agresividad y de arbitrariedad para decir cualquier disparate hace que las redes se conviertan en un ecosistema muy enrarecido y muy tóxico.

Y si un político confunde eso con la realidad puede equivocarse seriamente. Hay políticos que viven pendientes de las redes sociales y un poco pierden contacto con la realidad, creyendo que las redes sociales son la realidad.

Nadie puede ser tan necio de decir que ese espacio no democratizó el tránsito y la producción de información. Pero también que es un lugar donde se expresa lo peor del debate político o del debate social.

- ¿El periodismo dejó de ser el “cuarto poder” de la democracia republicana, hay un debilitamiento de esa posición o también está atravesado por una crisis más generalizada de las instituciones democráticas?

- Primero, no hay sociedad democrática sin un periodismo independiente. Un periodismo crítico, que cuestione al poder, que investigue al poder y que cumpla con las reglas del periodismo profesional y responsable.

Segundo, existe un avance tan veloz, tan profundo, de la industria de las comunicaciones, al cual la política se debe enfrentar desde un sistema que nació en la Revolución Francesa. Hay una especie de dificultad comprensible en metabolizar el avance de los medios de comunicación sobre un sistema político que es mucho más rígido, más antiguo, frente a este alud y a esta cuestión de cambiar los escenarios a cada minuto.

Eso produce una fricción que algunos tratan de resolver como trataron de hacerlo con la ley de medios. Es decir, establecer algún tipo de control a esta situación. Pero es un disparate.

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