Educar entre todos
20/11/2025 | 15:55
Redacción Cadena 3
Con carpetas incompletas, exámenes encima y un cansancio generalizado, noviembre vuelve a mostrar su peor cara en los hogares: tensión, discusiones, promesas, amenazas y preguntas que se repiten como un mantra. “¿Cuántas materias te llevás?”.
La reconocida psicopedagoga Liliana González analizó en diálogo con Cadena 3 por qué este mes se convierte, año tras año, en un campo minado para padres, madres y estudiantes. Y lanzó un mensaje directo: “Si en noviembre las notas te sorprenden, algo falló”.
Sorpresa, desconexión y la “pedagogía del plazo fijo”
González aseguró que en su consultorio se repiten tres fenómenos cada fin de ciclo lectivo: la sorpresa de los padres ante las notas, la idea de que la escuela funciona como un “plazo fijo” y la negación de los problemas de aprendizaje.
“Me dicen: ‘¿Puede creer que se lleva ocho materias?’ Y lo que no puedo creer es que no lo supieran. Si en noviembre las notas son una sorpresa, falló el diálogo o te están mintiendo porque tienen miedo”, afirmó.
Además, criticó la actitud de muchos adultos que “depositan” al chico en marzo y esperan en diciembre “retirar ganancias”. “Los hijos no rinden intereses solos. Hay que acompañarlos todo el año”, sentenció.
Problemas que se arrastran y llegan tarde al consultorio
La psicopedagoga advirtió que muchas familias naturalizan síntomas de alarma durante años sin consultar: falta de copia del pizarrón, tareas sin hacer o rechazo sistemático a la escuela.
“Uno no espera a que se le caigan los dientes para ir al dentista”, graficó, y recordó casos exitosos cuando la intervención llega a tiempo: un niño de cuarto grado diagnosticado con dislexia que, en apenas cinco meses de tratamiento, pasó de escribir “eta” a “pelota”.
Amenazas en noviembre: una receta que siempre falla
González fue categórica sobre las típicas sanciones de fin de año: quitar vacaciones, castigos, comparaciones con hermanos.
“Eso solo genera bronca y rompe el vínculo. Ningún chico estudia en enero si sabe que la familia está en la playa haciendo castillos de arena”, advirtió.
Inclusión: avances, deudas y realidades invisibles
También se refirió a los desafíos de la inclusión educativa, mencionando el reciente caso del arquero Rodrigo Rey, quien denunció que una escuela rechazó a su hijo con TEA.
“A veces aceptan, pero la maestra integradora no cobra hace meses. El chico termina siendo un florero en el aula”, lamentó.
Antes de cerrar, dejó una reflexión contundente: “Noviembre no puede ser el mes del castigo. Si hay que repetir, se repite. Las conductas tienen consecuencias, pero el amor no puede ser una de ellas.”
González pidió acompañar, contener y generar espacios de diálogo: “Nuestros chicos ya están expuestos a demasiado. Si encima les meten miedo con la escuela, van a hablar todavía menos”.
Entrevista de “Viva la Radio”.
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