Custodia policial en un súper en barrio Marcos Sastre, Córdoba.

Violencia social

Noches de inseguridad salvaje: qué hay detrás de los robos masivos

23/08/2023 | 10:45

El papel de los menores. Cómo la Policía se preparó para afrontar la problemática. Los interrogantes que desvelan a los funcionarios.

Redacción Cadena 3

Juan Federico

La palabra "saqueo" paraliza. Genera temor, pánico. Desde hace más de 20 años, su uso remite al hambre, a la desesperación, a los muertos y, sobre todo, a los precipitados finales de los ciclos políticos. 

Por eso, una de las grandes preocupaciones de los últimos días en la Argentina ha sido semántica: cómo definir a estos robos ejecutados por grupos numerosos que, en sólo un puñado de segundos, irrumpen en un comercio, roban todo tipo de mercadería y huyen sin más lógica criminal que la fuerza de ser demasiados. Neuquén, Mendoza, Córdoba, Buenos Aires son sólo algunos de los puntos centrales que están buscando definir a estos sucesos que se reproducen desde el fin de semana.

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Si bien la situación socioeconómica en el país es desastrosa, resulta complicado imaginar que estos robos masivos responden a aquella lógica de hambre de 2001. Ni aquellos ni estos fueron espontáneos en absoluto. Siempre alguien derramó la primera chispa. Agazapados, los fogoneros del estallido social buscaron rédito propio.

Pero para que la chispa se convierta en llama, es necesario que existan algunas condiciones de base. Y aunque hoy los niveles de pobreza y desencanto social se asemejan a aquel final de 2001, los robos masivos de los últimos días no repiten el abismo social de principios de siglo.

Hoy, no hay protestas frente a los supermercados ni pedidos constantes de bolsones de alimentos. La ayuda social hace años que se canalizó a través de las diferentes organizaciones que hicieron de los planes una dinámica propia. 

Por eso, llamar saqueos a lo que estamos viendo en los últimos días lleva a una confusión. Si se analiza qué han ido a robar en los más de 15 locales afectados en la ciudad de Córdoba entre las noches del lunes y el martes da algunas pistas en ese sentido. 

Y más si nos enfocamos lo ocurrido hace una semana atrás en una empresa de paquetería de Villa Bustos, en el sudeste capitalino, donde al menos 30 delincuentes ingresaron a robar. Un episodio que adelantamos en Cadena 3 y cuya gravedad acaso no fue dimensionada del todo por las autoridades.

"Y anoche fue la máxima ya porque ya vinieron unas 30 personas todas organizadas con palos, con barretas, con todo. Habíamos agregado seguridad, habíamos agregado un guardia más para que controlara el lugar, pero no les quedó otra guardia, el encargado que encerrarse en la oficina y llamar a la Policía porque vinieron 30 personas aproximadamente con barretas, barretearon el depósito y nos saquearon todo el depósito donde había electrodomésticos, cajas con zapatillas, lo que te imagines", contó Omar Monte, uno de los socios de la empresa de paquetería Barapack.

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Su descripción fue el preámbulo de lo que luego se replicaría, en escala, tanto en Córdoba como en otras provincias del país. En ese momento, hace sólo una semana atrás, a ningún funcionario se le ocurrió pensar que detrás de este episodio había algún caldo de cultivo más espeso. La realidad se impuso por su propio peso: la proliferación de la delincuencia.

Hoy, tanto en la Policía de Córdoba como en el Gobierno provincial y el Ministerio Público Fiscal (MPF) se intenta descifrar qué hay detrás de la proliferación de ataques masivos de las dos últimas noches. Si bien se han identificado grupos de WhatsApp y la utilización de otras redes sociales para planear en parte estos ataques, el desparramo de los casos en el mapa capitalino indica que no hay una zona específica, sino que los episodios se reprodujeron en los cuatro puntos cardinales de la ciudad.

Los funcionarios cordobeses, al igual que los del Gobierno nacional y de otras provincias, insisten con la "sensación" de que hay una mano invisible, con tintes políticos, detrás de todo esto. Nadie lo puede descartar. 

Pero el análisis se choca todavía con dos realidades: no aparece un sólo dato concreto para corroborarlo y, al mismo tiempo, no está claro quién se podría beneficiar en términos políticos con semejante estallido. Se trata, en todos los casos, de investigaciones que recién están comenzando. 

En Río Cuarto, una mujer oriunda de La Pampa, y asentada en esa ciudad desde hace un tiempo, fue acusada de haber instigado los robos masivos del domingo a la noche. Sin embargo, la investigación aún no logra pasar sobre ella. En sus redes sociales figura un lejano posteo de 2019 con simpatías al kirchnerismo. Pero nada más. En el resto de las publicaciones, deja al descubierto otra realidad, más cercana al consumo de drogas. ¿Puede terminar la cadena en ella? Los investigadores no lo creen, pero tampoco encuentran, por ahora, alguna otra punta.

Lo que sí está claro, al revisar uno por uno los casos ocurridos en la ciudad de Córdoba, es que fueron grupos numerosos de ladrones, en su mayoría muy jóvenes, los que salieron a atacar a los diferentes comercios. "Son como las bandas que hacen los robos 'pirañas' en Nueva Córdoba", graficó un experimentado investigador policial.

Desde hace más de un año, casi todos los fines de semana se reproducen los ataques masivos de jóvenes que rodean a peatones en las proximidades del Parque Sarmiento y otros sectores de Nueva Córdoba y en contados segundos les quitan a las víctimas todo lo de valor que llevan encima. 

Ladrones muy precoces, de entre 12 y 20 años en la mayoría de los casos. Los menores de 16 años, no punibles, sólo tardan unas horas en regresar a sus casas cuando son detenidos. Los policías que patrullan esa zona de la ciudad aseguran que a varios de ellos los han atrapado demasiadas veces. 

Un círculo que parece infinito y que ha obligado a las autoridades judiciales a plantearle al Ejecutivo cordobés la necesidad de comenzar a discutir qué hacer con el modelo actual.

Sólo una muestra reciente: el domingo último al atardecer, 33 jóvenes, en su mayoría menores de 18 años, fueron detenidos en las inmediaciones del shopping Patio Olmos acusados de robos "piraña" y de generar desmanes. Una cantidad similar a la de los grupos que entre lunes y martes salieron a robar en masa.

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Hay que asumir que en Córdoba hay muchas bandas de ladrones y que son cada vez más jóvenes los que incursionan en el delito. El dato surge tanto de la Policía como de la Justicia. El fracaso social evidente, tanto en educación como en oportunidades laborales, potenciado por las condiciones macroeconómicas del país, ha llevado a una crisis que nadie puede discutir.

La esquina hace tiempo que le viene quitando pibes a las aulas. Los narcos asoman en los barrios como un ideal de progreso. Cuando la distribución del futuro asoma como desproporcionada, el ahora se transforma en un anhelo que empobrece todo.

El lunes a la noche, mientras los robos masivos se multiplicaban en la avenida Vucetich, de barrio Ituzaingó, y los comerciantes se atrincheraban en sus comercios sin otra idea que no fuera resistir, las caras que vieron correr de un lado a otro, intentando violentar una panadería, una zapatillería o lo que fuera eran rostros, en su mayoría, que ellos conocían de sobra. 

Si bien desde el atardecer habían comenzado a circular algunos autos ajenos a esa zona de la ciudad, los comerciantes no dejaron de identificar a quienes generaban zozobra mientras se paseaban con la impunidad de los que se mueven en grupos. 

El cóctel social en esa parte de la Capital cordobesa es espeso: Ituzaingó aparece rodeado por un conjunto de barriadas en las que hace mucho la violencia y el narcomenudeo fueron imponiendo sus propias lógicas sociales. Jóvenes que no encontraron el delito esa noche, sino que hace bastante vienen conformando este tipo de bandas.

Cerca de allí, en un supermercado chino de Camino a Capilla de los Remedios, en Los Sauces, las cámaras demostraron cómo en segundos, más de 20 adolescentes forzaron un depósito y comenzaron a llevarse todos los cajones con bebidas que allí estaban almacenados. 

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Saqueo en un supermercado en Los Sauces.

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Al contar lo sucedido, los propietarios no se mostraron extrañados: estaban más preocupados en solicitar un semáforo en la calle y contaron que se trataba de una zona insegura, en la que hace tiempo que los delincuentes los tienen a maltraer, sobre todo, por la escasa iluminación nocturna y por los descampados que dan hacia el fondo del local.

Una realidad que no es ajena a los despachos oficiales. La semana pasada, el ministro de Gobierno y Seguridad de Córdoba, Julián López, reconoció ante Cadena 3 que en la provincia habían aumentado los delitos y la violencia de los mismos.

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Si se analizan las zonas en las que ocurrieron cada uno de los 15 robos masivos de las últimas dos noches, se destaca que todos los casos sucedieron en barrios en los que en los últimos meses los vecinos han mostrado su preocupación por el avance de la inseguridad. 

La Policía y la Justicia tomaron nota de todo esto. Por eso, este martes, el fiscal General de Córdoba, Juan Manuel Delgado, fue enfático en resaltar que se iba a aplicar todo el peso de la ley para aquellos que fueran atrapados en medio de estos robos masivos. Nada de figuras famélicas ni contemplativas. La Justicia bajó el mensaje de que no iba a haber concesiones, para que nadie se equivocara en pensar que si son saqueos hay impunidad. El que roba es un delincuente.

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La Policía se activó como en una situación de crisis. Se ordenó reforzar la custodia en las grandes superficies comerciales y se recargó a buena parte del personal: todos a la calle. Fueron dos noches larguísimas, extenuantes, en las que la intervención policial evitó un desmadre mucho mayor. 

Este martes a medianoche, en Jefatura ya tenían una certeza: no se iba a repetir lo mismo del lunes. "Hay policías por todos lados, ese mensaje ya les llegó a los delincuentes", resumió una alta fuente azul luego de que fuera abortado un ingreso masivo de ladrones en un comercio de la zona de Guiñazú. Horas después, otra horda de ladrones ingresaría a robar en una panadería ubicada a algunas cuadras de allí.

El costo para la fuerza no es abstracto: personal al borde de la extenuación y varias investigaciones y allanamientos de otras causas que debieron quedar en paréntesis. La prioridad fue demostrar que en Córdoba, en medio de esta inseguridad salvaje, la fuerza aún tiene el control del territorio.

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Contó a Cadena 3 que más de 10 personas se llevaron cosas de valor pero nada de alimentos. "Son robos aprovechando la ocasión", señaló. Fue en Av. Japón 648, barrio Guiñazú Sur.