Una curiosa foto de Ariel Joaquín, el chofer de Coniferal que ahora irá a juicio.
La despensa donde habría funcionada la presunta financiera clandestina. (Archivo)

Justicia de Córdoba

La millonaria mesa de dinero que funcionaba en una despensa, a juicio

04/04/2023 | 11:09

Un chofer de colectivos deberá responder por 38 acusaciones de estafas. La historia de una maniobra asombrosa.

Redacción Cadena 3

Juan Federico

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La millonaria mesa de dinero que funcionaba en una despensa, a juicio

Tras una investigación que se desarrolló durante casi cuatro años, y que comenzó en el fuero federal para finalmente terminar en la órbita provincial, la fiscal Daniela Maluf ordenó enviar a juicio al hoy excolectivero Ariel Guillermo Joaquín (48), acusado de haber montado una fenomenal estafa a través de una supuesta financiera clandestina que funcionaba en una despensa de barrio Providencia, en la ciudad de Córdoba.

Se trata de una densa trama que ocurría en el corazón de un barrio de clase media de la capital cordobesa: durante más de una década, el colectivero habría construido un enorme andamiaje financiero, que de un momento a otro desapareció, según se desprende ahora del expediente judicial.

Cuando el escándalo estalló de manera pública en agosto de 2019, los denunciantes aseguraron que Joaquín, quien en ese entonces era chofer de la empresa Coniferal, ofrecía "círculos" de 500 mil dólares y de 10 millones de pesos.

En cada "círculo", los "inversores" ponían el dinero que quisieran. Hasta que se completaba. Y ahí mismo se comenzaban a pagar los intereses.

Todo era dinámico. Apenas se completaba un "círculo", se iniciaba otro. Hay quienes comenzaron en un "círculo" y los intereses los iban invirtiendo en nuevos "círculos". Hasta que finalmente perdieron todo.

El 10 de cada mes, la despensa de Hualfin al 900, en pleno barrio Providencia, pocas cuadras hacia el norte del Centro, adquiría un ritmo fuera del habitual. Era en aquel momento la despensa de Joaquín, el chofer de la firma Coniferal al que en la zona conocían como “Dientón” o “el Gordo”.

“Es una crónica de una estafa de manual. Desde hacía 10 años este chofer, junto con su esposa y el hermano de él, explotaban esta mesa de dinero y pagaban intereses, según han denunciado. A cada ‘inversor’ se le abonaba entre el cuatro y el cinco por ciento mensual de intereses. Llegó a contar con una operatoria muy importante y Joaquín comenzó a tener un estilo de vida propio de un millonario. Hasta custodia policial tenía”, describió en su momento el fiscal Carlos Nayi, quien representa a la mayoría de los denunciantes.

“En él confiaron la empleada doméstica, el mecánico, el jubilado y también un médico o el dueño de un negocio. Gente de clase baja, media y alta terminó siendo víctima de una maniobra estafatoria que no se agota en Joaquín”, apuntó el letrado.

Entre los denunciantes figura un jubilado que perdió los ahorros de toda una vida. Aseguró ante la Justicia que junto con su pareja le entregaron en total 105 mil dólares y 270 mil pesos, producto de la venta de un departamento y de dos autos.

Ahora, al elevar la causa a juicio por al menos 38 hechos de estafa, la fiscal Maluf aportó más descripciones sobre la presunta maniobra que se le endilga al excolectivero: "Para brindar credibilidad a su propuesta, el acusado habría aparentado solvencia económica y experiencia en el ámbito de los negocios adquiriendo vehículos de alta gama y realizando viajes al exterior, circunstancias que habría expuesto públicamente a sus potenciales víctimas a las que además les habría solicitado, para captar más personas, que invitaran a otros a realizar estas inversiones y lo recomendaran. Como corolario de estas maniobras, Ariel Joaquín habría abonado a los nombrados los intereses mensuales acordados hasta mayo de 2019 luego de lo cual habría cesado en el pago de los mismos omitiendo en adelante restituirles los fondos aportados provocando de esta manera un detrimento en sus respectivos patrimonios".

Según el expediente, "el engaño consistía en montar un discurso para sus supuestos clientes según el cual la empresa de transporte Coniferal (en la que trabajaba como chofer), o un banco o una tarjeta de crédito (donde su hermano era gerente), administraría el dinero y les prometía que podrían retirar su capital luego de tres meses de efectuada la entrega, instándolas luego a invertir los intereses y a aportar mayor capital para lo cual les ofrecía intereses superiores a los otorgados por las entidades bancarias autorizadas y les daba un número de cuenta interna, que no se podía rastrear, en la que -les decía- que estaba depositado su dinero".

Por otra parte, les mostraba solvencia económica y un buen manejo del dinero, mostrándose para ello en vehículos de alta gama, con bolsos repletos de dinero que llevaba consigo o tenía en su negocio ubicado en la calle Hualfín 917, donde realizaba la mayoría de las transacciones comerciales.

"Utilizaba también como otro ardid el hecho de señalar a las víctimas a una persona cualquiera y referirles que era su jefe de quien no les daba el nombre y les decía que él se encargaba de recaudar el dinero y que era el contador quien lo administraba otorgando préstamos a los empleados o comprando nuevos coches. Además, apuntalaba el engaño pagando los intereses pactados oportunamente, presumiblemente con parte de los ingresos que obtenía aportados por las nuevas víctimas, de esta manera le daba apariencia al negocio de que este funcionaba para que las víctimas confiaran y le entregaran más dinero o le llevaran otros clientes sobre los cuales realizar la misma maniobra".

"El despliegue de todas estas acciones, fue lo que generó la creencia errónea en las víctimas de que lo referido era verdadero y determinó a cada una -según las circunstancias que se consignaron más arriba- a disponer de manera perjudicial de sus patrimonios".

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