Lo atacaron a balazos cuando se encontraba frente a un bar de la avenida Colón.
Lo atacaron a balazos cuando se encontraba frente a un bar de la avenida Colón.

Narcotráfico

La guerra narco peruana en Córdoba: lo atacaron a tiros frente a un bar

27/09/2022 | 11:56 | Un joven de 20 años recibió tres balazos, disparados desde un auto, cuando estaba frente a un comercio de la avenida Colón.

Redacción Cadena 3

Juan Federico

La guerra narco peruana en Córdoba no se detiene. Detrás del flagelo diario de la inseguridad, de los cambios en los gabinetes políticos, de las polémicas por la escasa formación policial y todos los dramas asociados al delito en la provincia, esta disputa continúa latente, brutal. Como mucho más que un llamado de alerta, se trata de una realidad ya instalada, de una urgencia social que llegó pese a que poco y nada se hable de ella de manera oficial.

Una muestra de esta expansión violenta se vivió el domingo último a la noche en plena avenida Colón, a la altura de barrio Alberdi. Un joven de 20 años, oriundo de Perú, se encontraba junto a su pareja en el interior del bar "El Galponcito", ubicado al 2100 de esa arteria medular de la ciudad. Fue entonces que alguien lo llamó a la vereda. Era otro cliente, de unos 50 años, también peruano, que lo invitó a charlar afuera por "una cuestión laborar". Estuvieron unos minutos conversando, hasta que el hombre más grande se retiró. Pero el muchacho no llegó a ingresar a tiempo. En ese instante, apareció por la avenida Colón un Paugeot 308 negro, con los vidrios polarizdos.

Un joven de unos 30 años, que iba como acompañante, se bajó pistola en mano, encaró al muchacho de 20 años y desde corta distancia le disparó entre tres y cinco balazos. Tres de los proyectiles terminaron por herirlo: en una pierna, en una nalga y en un brazo. Ensangrentado, el joven se arrastró hacia el interior del bar, desde donde llamaron a un servicio de emergencias y a la Policía.

Fue internado en el Hospital de Urgencias, donde el primer parte médico indicó que pese a la multiplicidad de tiros que recibió su vida estaba fuera de peligro.

Los investigadores policiales aseguran que esta caso estaría enmarcado en la guerra narco peruana en Córdoba, según se sospecha. Una disputa que ha recrudecido en los últimos tiempos. "No fueron a robarle, sino que directamente lo intentaron matar", apuntó un pesquisa.

Por el momento, no hay sospechosos detenidos.

Una violencia en expansión

Cadena 3 reveló, tiempo atrás, que en la ciudad de Córdoba hay dos grandes bandas, "Los Zorritos" (o "Los Zetas") y "La Hermandad", que trasladaron sus históricas disputas en las afueras de Lima a territorio argentino. Primero en el conurbano y luego en territorio cordobés.

No se trata de las únicas bandas delictivas con fuerte influencia de personas oriundas de Perú que actúan en Córdoba. Y mucho menos se intenta indicar aquí que el narcotráfico en la ciudad sea asunto sólo de peruanos, algo que está muy alejado de la realidad. Pero sí está claro que “Los Zorritos” y “La Hermandad” en los últimos tiempos comenzaron a ganar cada vez más espacio y, sobre todo, que desplegaron un alarmante nivel de violencia en la vía pública.

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Cuando esta guerra comenzó a quedar en evidencia, ya que los protagonistas no tenían ningún reparo en hacerla visible, desde el Ministerio Público Fiscal se tomó una decisión: generar un equipo especial para investigar el crimen organizado en Córdoba, liderado por el entonces fiscal de instrucción Gustavo Dalma.

Hasta entonces, había varias causas desperdigadas en diferentes fiscalías del fuero provincial y federal, con distintas fuerzas investigando al mismo tiempo. La idea fue organizar una información que no estaba concentrada en ninguna parte.

A partir de ese momento, el mapa de la violencia organizada en la provincia comenzó a tener una estructura propia. Bandas, nombres, roles y límites cada vez más difusos.

"Los Zorritos" tenían base en La Paternal, ciudad de Buenos Aires. De allí, se ramificaron hacia las ciudades de Córdoba y San Francisco, además de Frontera, en Santa Fe.

Su líder era Óscar Edmundo Quispe Najarro, "el Zorrito", quien vivió 40 años intensos, gran parte de ellos al margen de la ley, tanto en Perú como en Argentina.

El 11 de octubre de 2019, cuando había ido de visita a su país, sicarios lo ejecutaron en una esquina de Santa Anita, uno de los distritos que conforman el anillo que rodea a la ciudad de Lima.

En Argentina, Quispe Najarro usurpó numerosas identidades: Julio César Benavídez, José Carlos Gómez Guamini, Marcos Guzmán Escano, Marcos Alberto Aguilar y Juan Manuel Castañeda fueron sólo algunos de los 20 nombres que fue utilizando de manera alternada.

Su funeral quedó registrado en un video, subido a las redes sociales: el ataúd se alzó en medio de una calle y una banda musical acompañó toda la ceremonia. Hubo gritos, cánticos y mucho alcohol derramado.

Tras el crimen, su cuñado, Eduardo "Toro" Bellido quedó al frente de "Los Zorritos". No duró ni un año al mando.

El 8 de noviembre de 2020, un grupo armado ingresó en un bar peruano de barrio Alberdi y le disparó tres veces en las piernas a un comensal. La investigación del fiscal Dalma llevó a la cárcel a Bellido (que ya tenía una causa abierta por narcotráfico) y a Alex Chávez Quirós, apuntados como los atacantes.

A ambos ya los buscaba la Justicia Federal por un secuestro ocurrido en julio de ese año, cuando un hombre peruano fue llevado cautivo cuando salía de almorzar en un bar de barrio Ducasse.

Su caída no deterioró el poder violento de la banda.

El 16 de diciembre de 2020, delincuentes secuestraron a un hombre en plena avenida Duarte Quirós, en el cruce con calle Ocaña, a pocas cuadras del shopping.

Lo llevaron cautivo a un domicilio de Villa Retiro, donde lo ataron, lo sometieron con una picana y terminaron por dispararle en las piernas. Luego, lo abandonaron en un callejón de tierra, en un auto que también apareció baleado.

La víctima, de nacionalidad peruana, jamás quiso contar mucho ante los investigadores. No se trató de una excepción: una de las grandes dificultades que han encontrado los policías a lo largo de estas causas ha sido que siempre se han topado un impenetrable código de silencio y miedo.

Pese a ello, meses después, los pesquisas detuvieron a un supuesto sicario colombiano, que ya había viajado a la ciudad de Buenos Aires. Fue identificado como Didier Sabino Hurtado Riascos, "El Morao", quien se ocultaba en la villa 31.

"Nosotros nos hemos enterado sólo de unos pocos casos, pero sabemos que entre estas bandas hubo varios secuestros, muy violentos. En todos los casos, pedían dinero o droga, o directamente buscaban que las víctimas se cambiaran de banda y comenzaran a trabajar para ellos", supo confiar un investigador judicial.

Y agregó otro dato revelador: tras la caída de los cabecillas, estas bandas comenzaron a disgregarse. Pero no desaparecieron, sino que se multiplicaron en células.

Un ejemplo de esta situación quedó en evidencia en julio del año pasado, cuando 16 personas (11 peruanos y cinco cordobeses) fueron detenidas acusadas de haber montado un grupo dedicado a la venta de cocaína en los barrios San Roque y Villa Páez, de la ciudad de Córdoba.

Los supuestos líderes, conocidos como "Centavo" y "Papi" habían formado parte de "Los Zorritos". Se les secuestró dos kilos de clorhidrato de cocaína ya fraccionados para la venta y 1.250.000 pesos en efectivo.

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Desde que este año el fiscal Dalma "subió" a una Cámara, la fiscalía quedó a cargo de María Celeste Blasco. 

En total, son 10 los "Zorritos" detenidos por diferentes causas en los últimos tiempos en Córdoba.

Dos de ellos, Juan Enrique Conde Carbajal y Michael Christian Salvatierra Romero, fueron atrapados en noviembre del año pasado. Sindicados como los nuevos jefes de la banda, ya estaban prófugos cuando a los investigadores les llegó el dato de que iban a participar en una fiesta en un local bailable de barrio Pueyrredón. Se montó un discreto operativo en las inmediaciones, hasta que fueron divisados y lograron atraparlos cuando llegaban.

Desde entonces, permanecen detenidos. Pero eso no significa que quedaron inactivos, mientras comenzaba el proceso de resocialización en el Servicio Penitenciario. A mediados de abril último, el fiscal del fuero de lucha contra el narcotráfico (antimenudeo), Carlos Cornejo, ordenó allanar sus celdas en el penal de Bouwer, donde se secuestraron celulares.

De manera paralela, los efectivos de la Fuerza Policial Antinarcotráfico (FPA) secuestraron cinco kilos de cocaína que acababan de llegar en una encomienda a la Terminal de Ómnibus de Córdoba, y se halló casi un kilo más de la misma droga en distintos operativos en los barrios Los Naranjos, Bella Vista y San Ignacio. Una mujer peruana, otra paraguaya y un varón colombiano terminaron detenidos. Se sospecha que los cabecillas, presos, muñidos de los teléfonos ilegales continuaban moviendo los hilos de la banda.

Demostraron, una vez más, que para el crimen organizado en Córdoba, las fronteras siempre son bien difusas.

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