Se presentó en Rosario el libro sobre la cobertura de Cadena 3 en Malvinas.
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A 41 años de la guerra

"Malvinas: el lugar más amado y desconocido por los argentinos" se presentó en Rosario

26/04/2023 | 07:00

El libro, de Sergio Suppo y Alejandra Conti, narra la travesía para llegar a la vez que expone la realidad, del territorio y el reclamo argentino. Fue en el mítico bar El Cairo, junto a Alberto Lotuf. 

Redacción Cadena 3

Por Lucía Fernández Cívico

Se presentó en Rosario el libro “Malvinas: el lugar más amado y desconocido por los argentinos”, de Sergio Suppo y Alejandra Conti.

El director periodístico de Cadena 3 y la politóloga, periodista y especialista en política internacional se explayaron sobre lo plasmado en estas páginas escritas por ellos mismos, en las cuales se narra la realidad en las islas.

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En el mítico bar El Cairo, de Santa Fe y Sarmiento, la recientemente renombrada esquina “Fontanarrosa-Serrat”, Alberto Lotuf fue el encargado de conducir los hilos de una charla que resultó rica en conceptos y una potente invitación a adentrarse en la más viva actualidad de un tema no solo sensible para el sentir nacional sino también en términos geopolíticos, a 41 años de la guerra y a la luz de los cambios vertiginosos y constantes del mundo, de Gran Bretaña y de Argentina en particular.

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El libro "Malvinas, el lugar más amado y desconocido por los argentinos" fue editado por el sello Ariel de Editorial Planeta luego de casi un año de cobertura, investigación y redacción del material.

El evento se transmitió en vivo para todo el mundo a través del canal de YouTube de la radio más federal.

Lo más destacado del intercambio entre Alberto Lotuf, Sergio Suppo y Alejandra Conti:

Alberto: ¿Por qué otra vuelta de tuerca sobre Malvinas? Además de lo que conocemos faltaba adentrarnos, meternos en el interior después de la guerra y ver cómo están las cosas, la relación con los argentinos, la relación con nuestro territorio, cómo viven, de qué viven. La guerra cambió la situación y pese a la prosperidad económica posterior, no nos quieren.

Alejandra: Bueno, la publicación de este libro se da a partir de una cobertura que hicimos el año pasado, a 40 años de la guerra. Fuimos la única radio que estuvo en Stanley Puerto Argentino, junto a Hugo Alconada Mon -que fue por el diario La Nación y escribió un prólogo maravilloso en el que interpretó el espíritu de nuestro libro.- ¿Por qué un libro más sobre Malvinas? Nosotros decidimos escribirlo a raíz de un pedido de la radio para completar la cobertura que habíamos hecho, pero también nos guiaron las preguntas que nos hacían los colegas y mucha gente, respecto de las islas. Esas preguntas nos hicieron ver que los argentinos conocemos muy poco de las Malvinas, como si todo se hubiese quedado en el ‘82. Esa serie de preguntas, como por ejemplo: ¿es verdad que no nos quieren? ¿Es verdad que son ricos todos? ¿Es verdad que pueden estudiar gratis en Inglaterra? ¿Es cierto que hablan inglés? Eso nos dio la pauta de que había mucho desconocimiento. Y, desde lo psicológico, es lógico que haya ese desconocimiento porque la realidad de las Islas Malvinas hoy no es favorable para nosotros, no es lo que nosotros querríamos, pero no ganamos nada con seguir desconociendo la realidad, más vale todo lo contrario, todos sabemos que para solucionar los problemas debemos conocerlos a fondo y nosotros hemos esquivado conocer a fondo la realidad de Malvinas. A raíz de esa cuestión y a la vuelta de ese larguísimo viaje -que fue largo también emocionalmente- todos esos sentimientos e inquietudes fueron los que se plasmaron en el libro.

Alberto: ¿La recepción, cómo fue? Porque uno llega de muy lejos, cansado, ¿tenían expectativa de que el trato hubiera mejorado apenas pisaban tierra malvinense?

Sergio: No sé si era una expectativa que nos recibieran bien, pero cuando empezamos a tomar contacto con los isleños nos dimos cuenta de por qué nos había costado tanto trabajo lograr ir. En octubre de 2021, cuando desde la dirección de la radio empezamos a preparar el año 2022 dijimos “no podemos no estar el 2 de abril de 2022 a 40 años de la Guerra en las Islas”. Alejandra se sumó a trabajar en la producción -que pensamos que iba a ser sencilla-, sacar un pasaje ir a Chile y llegar. Tardamos, por lo menos, tres meses tras una infinidad de trámites que tuvimos que hacer para llegar. La pandemia fue una muy buena excusa porque la realidad fue que usaban la pandemia para lograr que no haya argentinos el 2 de abril de 2022. Finalmente, insistimos tanto (sirvió también de mucho que Alejandra sea una periodista reconocida en las islas, que dijeron ‘Ok, que vengan, pero por Londres y haciendo cinco días de cuarentena. A cada condición que ponían, lejos de decirle que no, le decíamos que sí. Hago este resumen de lo previo porque, efectivamente, no querían que fuéramos. Después de esos días de cuarentena, cuando salimos, comprobamos que había una especie de acuerdo general de la población para no dar declaraciones ni hablar con nosotros sobre el conflicto. Miento si decimos que nos trataron mal porque no lo hicieron.

Alberto: Todo esto a partir de una población reducida, ¿no?

Sergio: Sí, es un pueblo chico. Según el último censo son 3700 habitantes, alrededor de tres mil viven en Puerto Argentino, en Puerto Stanley.

Alberto: Habíamos hecho un cálculo que en tres manzanas del centro de Rosario, estaba la población de Malvinas…

Alejandra: Los nativos son el 60 por ciento de la población, aproximadamente. Tienen un sistema de nacionalidad bastante complejo y difícil de determinar. Algunos son ciudadanos británicos, otros son isleños solamente, otros son ciudadanos de los territorios británicos de ultramar, tienen distintas categorías de ciudadanía. Para viajar se puede hacer con el pasaporte argentino desde el ‘99 sin problemas, es bastante caro porque son precios internacionales, pero se puede hacer. Para vivir en las islas es fundamental conseguir previamente un contrato de trabajo y, la verdad, que sería muy raro que le den un contrato de trabajo a un argentino que tenga doble ciudadanía con otro país. En general, los argentinos que viven hoy en Malvinas, son personas que se han casado con isleños o isleñas y que están completamente identificados con el reclamo de britaneidad de ellos.

Alberto: Es importante aclarar que aquí no vamos a hablar de la guerra propiamente dicha, el papel que le cupo a nuestros soldados y a nuestros héroes. Estamos hablando de lo que ocurrió después, fundamentalmente formas de vida. ¿Cómo viven los isleños? ¿Viven bien, viven en abundancia?

Alejandra: Nos hizo gracia el comentario de un colega de la BBC Mundo, enviado de Londres, que nos dijo que él cuando llegó a Malvinas pensó que se iba a encontrar con algo así tipo Dubai, porque Las Malvinas tienen uno de los ingresos per cápita más altos del mundo, pero qué pasa… es un ingreso de 300 mil libras anuales que dividido entre 3600 habitantes que son, da un nivel elevado per cápita. Un promedio de veinte mil libras por mes, es una fortuna. Y eso hace que tengan un nivel de vida en lo edilicio, cuando uno llega al pueblo es como si vieras un enorme barrio de clase media alta, en general construcción en seco y casas confortables con buena calefacción, con buenos autos, los caminos están impecables, tienen un sistema de salud pública muy eficiente: para los problemas menos graves tienen el sanatorio comunitario y si no son enviados a Chile o al Reino Unido para los casos más graves. Las personas que viven en el campo (que es en todo el resto de las islas, no hay otras poblaciones) en caso de que ocurra algo grave, desde la base militar se envía un helicóptero. Lo más impactante, para nosotros, es la calidad de la escuela, de la educación, por supuesto obligatoria, toda la secundaria, inclusive. Y cuando terminan la secundaria tienen la posibilidad de completar los estudios en Gran Bretaña, a costa del gobierno isleño, que les paga la educación universitaria. Y esto ha redundado en que vuelvan muchos de ellos, antes de 1982 había una emigración constante, era difícil encontrar otro territorio en el mundo en donde la población bajara tanto como bajaba en Malvinas. De 1950 a 1982 había bajado más de un tercio. Después de la guerra, pero sobre todo después de 1986 cuando Gran Bretaña impone, por la fuerza, en nuestro Mar Argentino y alrededor de las islas, una zona para que los isleños exploten cobrándoles licencia de pesca, es que se da este boom económico que hace de esta prosperidad una especie de orgullo para ellos.

Sergio: En 1981, un año antes de la guerra, los isleños perdieron la condición de ciudadanos. El Reino Unido les quitó la condición de ciudadanos de primera. Y hay otro dato, que mucha gente ignora, que es lo que ocurrió antes de la guerra, en la década anterior, y me parece que es importante repasar para tener idea de lo que nos perdimos, probablemente.

En 1971 hubo un hecho muy importante que se llamó El Acuerdo de Comunicaciones. Consistía, básicamente, en la decisión de Gran Bretaña de ceder a la Argentina el sostenimiento logístico a las islas. No se hablaba de soberanía, pero ¿qué implicaba ese acuerdo? Que a partir de ahí, las islas iban a ser abastecidas por el combustible de YPF, las comunicaciones iban a ser solventadas por el Estado Argentino, se iba a instalar y se instaló una oficina de Correo Argentino que garantizó las comunicaciones postales, había una comunicación permanente en materia de salud, se derivaba pacientes a la Argentina. Había becas de estudios para los alumnos isleños que vinieran a estudiar. Hubo docentes argentinos que viajaron a enseñar castellano a las islas… empezó la integración, de esa época datan los matrimonios mixtos entre isleños y argentinas, entre isleñas y argentinos. Eso se cortó, obviamente, con la guerra, pero porque Inglaterra había empezado a desprenderse del apoyo a las islas y en el año ‘74 Perón recibió una oferta concreta para negociar la soberanía de las islas con la figura de la doble soberanía o la doble bandera por determinado tiempo. Perón muere y la viuda de Perón no pudo seguir con esta negociación porque consideró no tener espalda política para hacerlo. En 1982, se abortó con la decisión de abordar la soberanía por la fuerza.

Alejandra: Nosotros siempre vamos a los museos, porque ahí siempre está clarísima la línea política que bajan los gobiernos. En el museo de las islas hay una línea de tiempo en una pared donde se indican los hitos históricos que los isleños consideran vitales, uno de esos hitos es el Acuerdo de Comunicaciones que menciona Sergio, y otro es otro hecho que tuvo lugar dos años después, signado por una sola frase: “Gran Bretaña deja de enviar combustible a las islas”. O sea, era clarísimo que Gran Bretaña quería deshacerse de las islas como política de estado. Pero eran otras épocas, con una geopolítica muy diferente a la de hoy. De todas formas, nunca hubo en Malvinas más de 30 argentinos viviendo. El clima duro de las condiciones de vida, en general, eran realmente expulsivas, entonces tendría que haber habido algún tipo de incentivo económico y social para que la gente quisiera ir y quedarse.

Alberto: Uno viene analizando, con el paso del tiempo, que no hubo un estadista que diga: ‘yo pretendo esto de esta manera’. Nosotros, en el mejor momento de la relación, podíamos haber injertado población argentina, que influyeran de alguna manera en una decisión colectiva posterior…

Sergio: Claro. No fue así. Nunca hubo una intención. Quizás pudo existir esa posibilidad en esa década del ‘71 al ’82, probablemente, pero no se intentó avanzar, hoy es inviable pensar una cosa así.

Alejandra: Y un déficit de nuestros distintos gobiernos ha sido apostar a todo o nada por Malvinas, y todo o nada siempre fue nada. Hoy, con una guerra perdida, si alguien piensa en recuperar la soberanía de Malvinas, va a tener que pensar seriamente en que va a tener que ceder en la negociación. Es un problema el hecho de que las personas que han tenido a su cargo pensar en negociaciones no hayan pensado en la posibilidad de ceder. Sin ceder, no hay posibilidad de ganar.

Alberto: Pregunto porque ellos argumentan derechos, derechos de la corona británica y de pertenecer al Imperio. ¿De qué manera hablan sobre el vínculo de Gran Bretaña y Argentina?

Sergio: En el libro hay un dato interesante de que el parlamento inglés, después de la guerra, constituyó una comisión para establecer cuáles eran los derechos británicos sobre las islas y la comisión se diluyó. No hay un informe acabado de cuáles son verdaderamente los derechos. Yo te diría que los derechos más sólidos que los británicos tienen sobre las islas tienen que ver con el uso de la fuerza, con lo que pasó el 2 y 3 de enero de 1833, cuando un barco (una tripulación armada) desalojó a los argentinos de la gobernación de uno de los lugares al que fuimos, es un lugar muy importante para la historia argentina en el que se están perdiendo las huellas arqueológicas de lo que había. Y la otra es, precisamente, la guerra del ‘82. Ellos consideran que la guerra da derechos, la Argentina sostiene lo contrario. Y entre las pocas cosas que nos dijeron los isleños una es “no entendemos por qué ustedes siguen reclamando la soberanía si ya perdieron la guerra”, como si la guerra determinara la condición soberana de un país sobre otro.

Alejandra: Porque tenemos mentalidades diferentes sobre eso. Los británicos han ido por la vida conquistando territorios, desalojando gente. Y por eso es que hay que buscar algún camino intermedio porque ellos, cuando podíamos hablar con la gente común, cualquiera te decía: sí los desalojamos a patadas acá. Y además, ahora han sacado a relucir un acuerdo con el gobierno de Rosas, a partir del cual -según ellos, la interpretación que hacen - implícitamente se reconoce la soberanía de Gran Bretaña en las Malvinas. El acuerdo es, en realidad, por el bloqueo de Francia y Gran Bretaña de los ríos interiores argentinos, pero es un nuevo argumento que tienen y que están inscribiendo en el comité de la ONU, entonces hay que tener en cuenta eso también para refutarlo en su momento.

Alberto: ¿Cómo está actuando la Cancillería argentina? ¿Cómo ha ido actuando? ¿Qué diferencia hay entre esta cancillería y la de Macri, por ejemplo?

Sergio: El problema es que Malvinas están siendo utilizadas como un elemento de política interna, que es la peor forma de resolver un conflicto diplomático. La Argentina abandonó una política de Estado que se extendió durante casi todo el siglo veinte hasta el año 82. Esa política era insistir en los foros internacionales y tratar de forzar una negociación con Gran Bretaña. Esa política dio como resultado ese Acuerdo de Comunicaciones del que hablamos recién y otra negociación muy importante en que la Argentina insiste año tras año, que es la resolución de la Asamblea de Naciones Unidas de 1965 durante la presidencia de Illía. Ese resultado del ‘65 no se consiguió de un día para el otro. Argentina venía insistiendo, año tras año, hasta que se dio. Hoy hay un discurso para la tribuna interna, muy relacionado con el justificadísimo homenaje que le debemos dar a nuestros combatientes, pero que tiene muy poco que ver con los logros y la obtención de resultados en política internacional. En el caso de Macri, trató de re-establecer esta política de conciliación con Gran Bretaña, que lleva el apellido de los dos vice cancilleres de la época de Macri, que amplió las relaciones con las islas en el sentido de habilitar un segundo vuelo y planteó la posibilidad de una colaboración mutua para evitar la depredación de la pesca en las zonas contiguas a los límites jurisdiccionales. Ahora, el gobierno de Alberto Fernández dio por caído ese acuerdo. Un no puede sino entender eso como una especie de chicana política de un partido al otro, que es la peor forma de acercarse a una negociación política internacional que requiere de muchos años y de una continuidad más allá del cambio de gobiernos. En eso, la Argentina fue coherente durante un siglo, a pesar de todos los tipos de gobiernos y dictaduras que hubo. Eso no está ocurriendo ahora, lamentablemente, porque se está reduciendo la política exterior a un intercambio de chicanas políticas.

Alberto: Alejandra, vos tenías contactos durante todos estos años de ir a Malvinas (es tu sexto viaje) contactos que endurecieron el trato contigo…

Alejandra: Sí, la verdad que fue muy preocupante al hacer la producción del viaje, que yo mandaba mails o mensajes y recibía la muy amable respuesta de “qué suerte, buen viaje”, y a mi pregunta de si voy a poder hablar con ellos: silencio. Me llamó muchísimo la atención, la mayoría de la gente había tenido cargos políticos, o sea que saben cómo es la política, tenés que hablar con los periodistas te guste o no, pero esta gente, que ya no está en cargos políticos, declinó la posibilidad. Y una de las pocas personas con las que pude hablar después de insistir muchísimo fue una mujer que encontramos en la escala en Dakar, que me contestó muy enojada que nunca va a perdonar a los argentinos por lo que hicieron. A la que luego contacté a través de Facebook y pude tener un intercambio más grande, y pude ver cómo los isleños más grandes han elaborado el trauma que es la guerra, porque también hay un mito de nuestra parte que es que la guerra no afectó a la población civil y sí, sí la afectó y ellos, los más grandes, recién ahora quizás están elaborando ese duelo y están siendo capaces de hablar.

Alberto: ¿Y las nuevas generaciones cómo recuerdan este hecho si no lo vivieron?

Sergio: Ahí hay un dato muy importante porque el 60 por ciento de los habitantes de Malvinas no habían nacido en la Guerra, tienen menos de 40, 41 años. De manera que hay un relato y un registro de los mayores hacia esas nuevas generaciones, y eso produce una alteración de la realidad vivida. Hay un afianzamiento muy fuerte de una cierta identidad que quizás los isleños no tenían antes de la guerra. Eso se plasma en tener claro que ellos quieren ser británicos, que no desean tener relación con Argentina, están muy pendientes de lo que se pueda decir en nuestro país sobre ellos, reflejan permanentemente aspectos negativos de la Argentina, ellos conviven con la idea de que Gran Bretaña alguna vez les pudo soltar la mano y tienen mucho miedo de que eso pase y los negocien con Argentina, por eso presentan siempre a nuestro país como si fuera el mismo de 1982, con gobiernos autoritarios y demás. Está hecho carne en los más jóvenes sin mayor información.

Alberto: ¿Es difícil, entonces, una vuelta a la soberanía?

Alejandra: Nosotros lo vemos como algo sumamente difícil sin que cambien las condiciones de nuestro país. Si Argentina pudiera ir hacia mayores condiciones de confiabilidad, previsibilidad, quizás, algún día, quién te dice. Pero en el futuro inmediato es imposible, aun teniendo en cuenta la decadencia política económica de Gran Bretaña. Y también con lo que ha cambiado la geopolítica desde 1982 hasta ahora, son dos situaciones completamente diferentes.

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