Se cumplieron 104 años del estreno de "El apóstol"

Cuando se piensa en la historia de los dibujos animados lo primero que viene a la mente es Walt Disney y su gran obra que comenzó en 1937 con el largometraje "Blancanieves y los 7 enanitos".

Pero resulta que 20 años antes, un 9 de noviembre de 1917, un italiano radicado en Argentina estrenaba la primera película animada de la historia.

Se trata de “El apóstol”, el film dirigido por Quirino Cristiani, y que se constituyó en la piedra basal de una industria que hoy mueve miles de millones de dólares.

La película de Quirino Cristiani fue una sátira sobre el entonces presidente argentino Hipólito Yrigoyen, quien pretendía limpiar a Buenos Aires de la inmoralidad y la corrupción.

En aquel universo creado por Cristiani, Yrigoyen usaba rayos para castigar a Buenos Aires, que terminaba envuelta en llamas.

Luego venía la hora de la reconstrucción. Pero resulta que todo era un sueño de Yrigoyen que, de repente, se despertaba y se veía obligado a enfrentar la dura realidad política.

Se dice que era tal su talento que el propio Walt Disney intentó contratar a Quirino Cristiani para llevárselo a EE.UU.

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"No había nacido para tener un jefe y además ya tenía un negocio funcionando. Él mismo propuso el nombre de Florencio Molina Campos, un dibujante y pintor que se hizo famoso por las obras sobre motivos del campo", dijo a Cadena 3 Héctor Cristiani, nieto menor del director.

Quirino Cristiani usó 58 mil dibujos en 35 milímetros para hacer esta película.

“Afortunadamente lo tuve hasta mis 40 años. Pude disfrutarlo mucho”, recordó su nieto.

Una curiosidad de este pionero del cine animado lo vincula a Córdoba, más precisamente a Unquillo.

Quirino Cristiani era vegetariano, en una época en la que era toda una rareza. Llegó a Unquillo para probar comida vegetariana y se quedó a vivir en el lugar. Allí compró allí una casa a la que bautizó Cineville.

“En esa época, Unquillo era un polo de artistas y escritores muy importante”, agregó Héctor.

“Tengo grandes y muchos recuerdos. Córdoba es como mi segunda patria chica y por eso vuelvo permanentemente”, reconoció.

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La nota triste es que hoy no se conserva nada de sus películas, ya que su laboratorio sufrió dos incendios devastadores en donde se perdió todo el material.

Héctor Cristiani aún tiene una ilusión: poder ubicar alguna de las películas perdidas de su abuelo.

“Siempre estamos pensando que posiblemente, en algún lugar, va a aparecer algo, una lata o lo que fuera,  con dibujos de mi abuelo”, finalizó.

Informe de Marcos Calligaris.