Biopelículas biodegradables: ciencia al servicio de la conservación de alimentos

Un equipo de investigadores de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y CONICET, liderado por el Dr. Agustín González, el Dr. Pablo Mercadal, la Dra. Marianela Soratti y la Ing. Paola Jiménez, trabajan en el desarrollo de biopelículas biodegradables y comestibles para la conservación de alimentos. 

Este proyecto, que combina innovación científica con impacto ambiental y social, busca reemplazar plásticos derivados del petróleo, valorizar residuos agroindustriales y extender la vida útil de alimentos.

Las biopelículas, desarrolladas en el grupo de materiales poliméricos de la Facultad de Ciencias Químicas de la UNC, están elaboradas a partir de subproductos como proteínas de soja, arveja, pectina y gelatina. 

Estos materiales, de bajo costo y amigables con el medio ambiente, no solo recubren los alimentos, sino que también poseen propiedades activas, como efectos antimicrobianos y antioxidantes, que previenen el crecimiento de bacterias y hongos o la oxidación de grasas. 

Por ejemplo, el equipo ha logrado triplicar la vida útil de aceites ricos en omega-3, como el de chía, y proteger alimentos como carnes, pollo, berenjenas y paltas.

“Queremos solucionar tres necesidades: reemplazar plásticos contaminantes, dar valor a residuos agroindustriales y evitar el desperdicio de alimentos”, explicó el Dr. González. 

El proceso de fabricación es sencillo: los residuos se mezclan con agua y aditivos, se someten a reacciones químicas y físicas, y se secan en hornos a 50-70°C para formar láminas flexibles y resistentes. 

Estas biopelículas, que pueden ser comestibles, permiten conservar alimentos por más tiempo, incluso sin refrigeración, aunque la heladera potencia su efectividad.

A pesar de los avances, el proyecto enfrenta desafíos para escalar a nivel industrial. “Necesitamos inversión y colaboración con el sector productivo para adaptar estas tecnologías a gran escala”, señaló el Dr. Mercadal. 

La falta de financiamiento y la crisis económica que afecta al sistema científico, sumadas al éxodo de investigadores, son obstáculos que el equipo busca superar. “Proyectos como este demuestran el potencial de la ciencia argentina, pero requieren el apoyo del Estado y la industria para llegar a la sociedad”, destacaron.

El grupo, que lleva más de una década investigando, subraya la importancia de la UNC y CONICET en su trabajo, aunque alertan sobre la crítica situación del sistema científico. 

En el marco de un paro y una marcha en defensa de la Ley de Financiamiento Universitario, los investigadores reafirman su compromiso con una ciencia aplicada que beneficie a la sociedad y al medio ambiente.

 Entrevista de "Viva la Radio"